Si existe alguien relevante en la política colombiana e inclusive a nivel internacional se llama Álvaro Uribe Vélez, esto gracias a su gestión y compromiso con la patria, hechos que le hacen merecedor del afecto y aprecio de millones de compatriotas.
No entiendo entonces cómo un candidato presidencial que usufructa de los votos del uribismo para segunda vuelta y lo hacen ser abanderado en encuestas sale a decir luego que se acabó con dicha corriente política. ¿Será que su senitud lo hacen desvariar? Tal parece que sí, pues le está dando relevancia inmeritoria a 800.000 votos, que a la final tienen más afinidad con el líder de la izquierda.
El uribismo no está muerto. A mi parecer más vivo que nunca, recordemos que las dos curules con mayor votación al Senado pertenecen a la bancada del Centro Democrático, sumados están próximos al medio millón de votos.
No se puede enajenar la verdad si ha mermado potencial electoral, pues el daño causado a la imagen del expresidente Uribe es innegable y la nube mediática que cubre su honorabilidad impide la visualización de la verdad.
Me permito decirles también a título personal y de muchos uribistas: nuestro pensamiento no es endémico del Centro Democrático, eso es un sofisma, existen seguidores de Álvaro Uribe en diversos partidos, por tanto enmarcar al uribismo en un solo color seria desconocer la verdad.
Un aspecto que ha marchitado la corriente es la figura del presidente Duque,no es sal pero tampoco azúcar, le ha faltado gallardía y firmeza a la hora de confrontar las vicisitudes y sobre todo al accionar de la izquierda. Duque se ha dedica complacer a la oposición y por ende olvidó ejecutar las propuestas por las cuales fue elegido, fumigacion aérea, reforma a la JEP y arremeter contra las decidencias y bacrim.
Los pilares que personifican al uribismo como María Fernanda Cabal, Miguel Uribe, Paloma Valencia, Paola Holguín, Carlos Meisel y demás deben replantear y marcar la hoja de ruta para los días venideros. No podemos ser endebles: nuestra imagen es de seguridad y compromiso con el pueblo y trabajo por la democracia.
Reitero al candidato Hernández mi voto, pero solo como opción a que en esta tierra no florezca el socialismo y siga creciendo la libertad, soy uribista más no Rodolfistas. Sin los 5 millones que aportan los seguidores del patriotismo, usted no es presidente, por favor, mesura y encamine esas fuerzas a la unidad.
El uribismo está más vivo que nunca, ponemos presidente de manera tácita, hasta el innombrable pidió que votaremos por él, ¡qué tal!