Hace siete años, cuando estaba en la cima del mundo, Juan Esteban Aristizabal decidió internarse en Tierradentro, el sitio sagrado del Cauca y, junto a su esposa, se sumió en un viaje con hongos alucinógenos y yajé para descubrir otros niveles de la conciencia, de espiritualidad. Cuatro días después, cuando salió, no era el mismo. Ese día entendió que la fama era otro tipo de muerte. De ahí en adelante empezó a cuidar su persona por encima del personaje. Por eso, desde 2010, Juanes hace solo la música que siente.
1993, Medellín. Ekhymosis, un grupo de metal antioqueño, se convierte el primero de ese género en Colombia en poner una canción en el top 5 de MTV latinoamerica. Su canción, Solo, tenía un dejo a las mejores canciones lentas de Metallica. Ekhymosis era conocida en todo Medellín desde su fundación en 1987. En una época en donde los ídolos máximos de la música colombiana eran los de las baladas melosas tipo Fausto o Vicky, Exkymosis, junto con Kraken, se la jugaban por sonidos duros que en el provincialismo de época eran señalados de satánicos. Seis años después de su fundación Solo se constituiría en un momento de quiebre. Ellos ya no serían los mismos y sus fans se resentirían. Cuando en 1994 sacaron su álbum Ciudad pacífico los metaleros le dieron la espalda y cientos de jovencitos amantes del rock español los abrazaron. Tres años después Juan Esteban Aristizabal abandonaría el grupo y se convertiría en Juanes, el ídolo pop más importante de Latinoamerica.
Juanes se cansó de todo eso después de su experiencia en Tierradentro. Ya no era el cantante más famoso en español aunque aún así tocó dos veces en la ceremonia del Nobel, estuvo en un homenaje al Papa Francisco y fue invitado por Yoko Ono para celebrar un cumpleaños mas de su esposo John Lennon y cantó con los Rolling Stones en Bogotá y nunca necesitó venderle el alma al diablo para mantenerse vigente.
Porque, a diferencia de Carlos Vives o Shakira, Juanes nunca ha sido complaciente con el popular y comercial reggeaton. Nunca se ha pronunciado contra éste pero de pronto tiene la certeza de que es un sonido efímero, que hoy ambienta discotecas y busetas, pero que caducará pronto. Sus letras y su estética no trascenderán muchos años más.
Juanes ha tomado distancia y, en números de ventas y popularidad, la decisión ha tenido un costo. El camino fácil sería llamar a Maluma o J Balvin y grabar una canción juntos y tener 170 millones de visitas en Youtube. No, el prefiere seguir prendiéndole veladoras a su ídolos: Robert Trujillo de Metallica, Keith Richard de los Rolling Stones o Steven Tyler de Aerosmith. Juanes, a pesar de ser un ídolo pop sigue teniendo un alma de rockero y como ellos, tienen el cuero duro y con capacidad de mantee una coherencia que los seleccionadores del Grammy le reconocieron.