En oportunidad anterior, se intentó analizar el sube y baja que se produjo en las elecciones del once (11) de marzo, en especial con relación a los muy esperados resultados de las ‘consultas’ de los partidos políticos o movimientos políticos y, en verdad, se observa sin dubitación un ‘Péndulo’ que va de extremo a extremo; una realidad que se presenta en la sabiduría popular como que ‘la realidad política es al día siguiente’.
Pero obvio, nada quedó resuelto, salvo las proyecciones que, entre derecha e izquierda se está presentando. Realidad real.
Se pregunta una publicación de especial consideración quién se queda con : “Muchos colombianos desearían votar por una alternativa de centro, pero las candidaturas de derecha -Iván Duque- e izquierda -Gustavo Petro- salieron fortalecidas el 11 marzo tras las votaciones de las consultas interpartidistas. ¿Es posible aún una tercería?” e interesante resulta el planteamiento, pues las candidaturas a la Presidencia de la República, antes de quedar excluidas por los resultados comentados, sólo, únicamente, tomarán aire, ahora sí, para lograr la votación y, así llegar a la primera o, sobreviviendo, a la segunda vuelta.
Los candidatos han escogido ya, cada uno, su fórmula vicepresidencial; todos a una, están dando categoría a su propósito de distinguirse de los ‘otros’; pero también, a su turno, buscan que la gente, los posibles seguidores o los que ya los siguen, tenga claridad de la opción por la que puede votar. Se está dando carácter a la opción.
Además de carácter, la designación de la fórmula vicepresidencial, se puede sostener, hace que el candidato dé una señal de diferencia con las otras posibilidades, pero maximizando el discurso, vale decir, posiblemente, más para la derecha o más en ruta izquierda. O, matizándola. Las señales son evidentes. Válido.
Hasta ahí el esfuerzo es llamativo, cada postura con su contenido y, cada contenido con su dirección. Pero ahora, como se ven las cosas, no solo se hará tal diferencia, sino que se están moviendo los encargados para realizar acuerdos y alianzas que, antes que buscar claridad, a la larga se convierten en un ejercicio de simplificación en la política. Veamos:
Sí, señoras y señores, al parecer, los mecanismos de diferenciación y carácter van a ser reemplazados por mecánica electoral, lo que sacrifica, y en gran medida, los contenidos ideológicos, los planes de gobierno y, por supuesto, los esquemas de partidos políticos o similares que son los fundantes de democracia y los verdaderos vehículos al poder.
Al parecer, los mecanismos de diferenciación y carácter
van a ser reemplazados por mecánica electoral,
lo que sacrifica, y en gran medida, los contenidos ideológicos
Se escucha, como posición de simplificación en la política que: (i) alianzas “Cartas abiertas para el juego presidencial (…) Ahora empieza la fase de conseguir las alianzas, con las que se definirán quiénes pasarán a la segunda vuelta. (…) Ya pasaron las elecciones a Congreso y dejaron una claridad: nadie tiene las mayorías para ganar en primera vuelta y, siendo así, después del 27 de mayo sólo dos continuarán en la lucha por el poder. El factor decisivo, sin duda, serán las alianzas que construyan”; ¿será mecánica la gestión?, una convicción de segunda vuelta invade el ambiente, como que ninguno posee la fuerza para resolver el punto Presidencial en la primera oportunidad; (ii) se adelantan los juicios de responsabilidad -Partido Liberal-, sin aún ponerse en juego la elección: “El jefe del partido parece estar más preocupado por mantener una jefatura, cada vez más debilitada y deslegitimada, que por impulsar esa campaña (…)”; con el propósito de buscar una tercería: “En la mitad debemos ser capaces de construir una tercería, porque si no, el país se nos va a volver ingobernable (…)”; se registra, un deterioro de los partidos tradicionales, al punto que no alcanzan a tener opción de poder real; real, es lograr ser opción de poder con un candidato; ello es predicable incluso del Partido Conservador, aunque hoy puede decir, que entiende tener candidato a la presidencia por medio de la candidatura a la vicepresidencia en el Centro Democrático; y, (iii) se encuentra además, un ‘descanso’, por así describirlo, el punto electoral de las Farc, del que como partido político que es, aunado al retiro de su candidatura presidencial, se afirma: “Con 52.000 votos en el Senado, la exguerrilla quedó lejos de alcanzar el umbral para poner un solo congresista adicional a los diez a que tiene derecho por el acuerdo de paz. (…) Pero el pasado 11-M quedó en evidencia que las Farc, que durante 40 años no pudieron tomarse el poder por las armas, tampoco tienen ahora la capacidad de hacerlo por las vías democráticas”; lo contrario, el miedo no ha debido existir, pues en dónde se encuentra argumento que haga pensar que las armas pueden influir en las elecciones y el poder, era una ecuación innecesaria, imposible, faltó la Justicia.
Así las cosas, la simplificación en la política es evidente y las alianzas marcarán toda clase de juegos, un pesar, un error sobreviniente.
