Mañana cuando me vaya
Quien se acordará de mi
Solamente la tinaja
Por el agua que le bebí
Lucerito nube de agua
(Tonada del cabrestero, Simón Díaz)
Hoy, 19 de febrero de 2014, colgó el sombrero el poeta del llano, esta mañana murió en Caracas Simón Díaz. El "tío Simón" no fue tan solo un patrimonio nacional de Venezuela que retrató minuciosamente en sus canciones las sabanas, los morichales, los ríos, los luceros y los animales de su país. Su grandeza radica en el coraje que puso en la tarea de renovar y enriquecer la música tradicional y en la dulzura y la vitalidad personal que logró imprimirle a su canto.
El cantor que logró musicalizar un pueblo bravío y festivo, nació en el Estado de Aragua, llamado también “el encuentro de todos los caminos”, y desde niño, por influencia de su padre, tuvo entre sus manos un cuatro llanero. Supo sentir desde joven el potente llamado de la tierra. En la Escuela Superior de Música estudió por seis años bajo la dirección del profesor, músico y director de orquesta venezolano Vicente Sojo.
Y se hizo músico el gran Simón. Afuera, en su querido llano lo esperaban el caballo y el vaquero que va sobre él cantando tonadas, las garzas y los alcaravanes, las flores del araguaney y del mastranto que son el perfume de la sabana y de la mujer llanera, las nobles vacas del ordeño, el caney sillero, el lucero de la mañana. Y para ellos compuso una obra inolvidable, honda, afectiva, poética. Recibió la Orden del Libertador en su Orden de Gran Cordón, y en el año 2008, se hizo acreedor del Grammy Latino a la Trayectoria. Artistas como Serrat y Caetano Veloso interpretaron sus canciones.
Hizo inmortales pequeñas cosas, historias sencillas de amor y de desamor, de alegrías y desencantos que son las querencias de las gentes que hoy lloramos la partida de Simón, el artista que también fue el encuentro de todos los caminos. Adiós, querido maestro.
Yo vide una garza mora
Dándole combate a un río
Así es como se enamora
Tu corazón con el mío
(Tonad de la Luna Llena, Simón Díaz)
