Por cosas de la física y la química, este columnista ha decidido radicarse en la hermana España y más concretamente en su capital, y tras solo una semana y con la cabeza puesta en el trasteo ha quedado poco espacio para pensar en el contenido de este artículo.
Y no fue difícil.
El escándalo del momento está en una mujer de apellido Cifuentes, del partido gobernante, el Partido Popular, tan sucio como el PSOE, y quien ejerce el cargo de presidente de la Comunidad de Madrid y solo me acordé de nuestra bella Colombia.
Rajoy habla de ella con tanta confianza y gratitud
que recordar al secretario privado de blablablá Santos
es un acto inmediato
Se la acusa de falsificar diplomas de máster y el escándalo en nada la detiene para seguir aferrada a su cargo. Rajoy habla de ella con tanta confianza y gratitud que recordar al secretario privado de blablablá Santos es un acto inmediato y traer a la memoria al impresentable de Peñalosa y sus infladas de títulos solo me recuerda aquello de “de tal palo, tal astilla”.
Y hablando de…
Y hablando de cargos públicos y entereza moral, qué bueno fuera que el candidato que será Presidente de Colombia sea alguien a quien uno le entrega cien mil pesos que ya vuelvo que voy a hacer un mandado y cuando uno retorna al cabo de dos horas o tres días el personaje te entrega el mismo dinero sin excusas.
O algo más sencillo, que a su cargo esté un contrato de siete mil millones y tengamos la plena certeza que nadie le mete el diente al caimán.
¿Será?