Nació en Tumaco y, antes de ser atleta fue portero y estuvo a punto de vincularse a Millonarios, pero ya estaba decidido a ser atleta y optó por esa disciplina deportiva llegando a representar a Colombia en competencias internacionales de gran prestigio.
Tuvo una infancia relativamente fácil donde sus resultados deportivos lo ayudaron a que su vida en Tumaco resultara más tranquila, pero el deporte lo obligó a salir muy pronto de su tierra y a radicarse en Bogotá para continuar trabajando por sus metas, puestas siempre en el deporte de alto rendimiento.
Sus triunfos se pueden dividir en dos etapas, una, que corresponde a las competencias de pista en 1.500 y 5.000 metros, incluso los 10.000, donde logró campeonatos nacionales y varios triunfos a nivel internacional que comprenden suramericanos, centroamericanos y una medalla iberoamericana cuando se coronó campeón de 10.000 metros en España.
La otra etapa de su palmarés la constituyen las carreras de calle donde fue dos veces campeón de la travesía de San Fernando en Punta del Este, Uruguay, cinco veces campeón de la media maratón de San Cristóbal, Venezuela, campeón de la media maratón internacional de Coamo, en San Blas de Illescas, Puerto Rico, en su tiempo considerada una de las competencias más importantes del mundo. Además, logró dos veces el segundo lugar en la carrera de San Silvestre en Sao Paulo, Brasil, y fue campeón de una media maratón en Suecia.
Este laureado deportista piensa que el atletismo colombiano actualmente no logra sostenerse con triunfos internacionales y afirma que, por ejemplo, en la media maratón de Bogotá, la pasada semana, el primer colombiano ocupó la décima casilla porque le falta mentalidad ganadora y carácter para enfrentar a sus rivales, mientras que cuando Salazar con Domingo Tibaduiza y Víctor Mora se proponían ganar, lo lograban derrotando a los más encopetados atletas del mundo.
En relación con sus amistades, dice que con Domingo Tibaduiza, quien fue su entrenador, siguen siendo buenos amigos y a Víctor Mora García, fondista estelar del país de altísima fama a finales del siglo pasado, lo recuerda como a una persona muy temperamental, pues cuando Silvio le ganaba alguna competencia aparecía un conflicto.
“Víctor Mora intentaba ganar la carrera atlética internacional Rescate de la Frontera, que yo organizaba en Tumaco, en la cual quería derrotarme, sin lograrlo; eso generaba mucha frustración en él, se ponía bravo y aparecían los problemas, pero a pesar de ello, hoy debo reconocer que seguimos siendo muy buenos amigos”, manifiesta Salazar.
Actualmente, el exatleta nariñense trabaja en sus negocios y vive de recuerdos y triunfos que inmortalizaron su nombre, sin saber quizá que, a pesar del paso de los años, sigue siendo un ídolo para muchos colombianos y es un orgullo del pueblo nariñense y un verdadero referente del atletismo del país.