A los espacios verdes de este municipio llegó la magia espiritual para confirmar el supremo avance estético de la sensibilidad humana en los territorios de la palabra misak. Comarca de la región del Cauca, sin vendavales violentos y llamaradas ecológicas.
Asistir al encuentro de la palabra pacificadora, ajena al acero mortífero, de granadas que vuelan con alas ensordecedores, de espadas que destruyen la magia de la vida; tener el gozo de conocer la población de Silvia, su forma amigable de purifica la amistad y poner en las manos del viento alegres espigas, es sentir con sus gentes una comarca seductora donde los duraznos y las manzanas celebran cotidianamente la libertad del vino y la alegría.
No hubo poetas con metáforas fabricadas en los destiladores de la improvisación, ni con gritos falsos y retóricos, ni con rebuscamientos para sorprender a ingenuos asistentes.
Hubo poesía limpia, pura, serena, con un claro concepto de música y lenguaje fascinante.
Unidos estuvieron los matices del sentimiento y el paisaje, en momentos que el mundo arde en llamas.
Poesía fresca, ecológica, rica en color, música y regocijo de saberse amigo de la naturaleza.
Poesía con vientos de verano que mantuvieron frescas las creaciones fraternas, invocando levantar la arquitectura de la patria en paz.
Poesía para integrar lo ético en lo social, con austeras exaltaciones morales.
Poesía donde el libro exaltó su personalidad. La gente lo apreció como un ser universal y sin fronteras.
Literatura para la alta docencia de patria, maestra educadora y de alto valor intelectual.
Poesía que satisfizo a los poetas y escritores que tuvieron la oportunidad de conocer un colegio como el Ezequiel Hurtado, en cuyos muros y paredes El Quijote, Poe, Hamlet, Dostoievski y los hermanos Karamázov conversan con los estudiantes.
Poesía comprometida con la fraternidad militante que invocan los hombres y mujeres de Colombia. Poemas de hondo contenido social, poesía conservadora de la memoria del pueblo, que nunca ha dejado de comulgar con el gesto artesanal y popular del poema.
En Silvia se bajaron las estrellas y se pintaron de blanco, se colocaron al lado de los estudiantes y la ciudadanía, para hacer de Los Primeros Pueblos del Continente territorios de fraternidad y paz. Palabra que humaniza.
Iniciativa ética contra la violencia, para decirle al Estado y la sociedad que el cadáver de un padre, una madre, un hermano, un hijo, un ser querido, fue antes un ser humano. Encuentro edificante que reclama suprimir en Colombia la mercancía de sangre que se ofrece.
Gratitud a Alfonso Renza Campo y Marco Antonio Valencia Calle por ofrecerle al pueblo misak y a los poetas colombianos la oportunidad encontrarse con la camarada poesía, social, lírica, épica y dramática.
Poesía que nos hizo recordar a Nicanor Parra, cuando expresaba que de ser un objeto de lujo, la poesía pasó a ser una necesidad humanizante.
La iniciativa mereció, de los poetas y escritores colombianos visitantes a la Suiza de América, un cálido agradecimiento, que de pie ovacionaron a sus organizadores.
Salam aleikum.