El folclore colombiano y sobre todo el folclore vallenato - a quien dedicamos esta columna- ha tenido distintas etapas todas en un mismo camino, en una sola esencia, traducir en una nota musical cada una de las vivencias que enmarcan el rumbo que la sociedad cada día lleva tiempo. Por lo anterior es que los Zuleta tuvieron una mañanita de invierno, Oñate la incomprensión de un amor, los Betos la eterna búsqueda de una gemela, Farid la angustia que su suegro no lo aceptara por dinero y el Cacique una reina a quien cantarle todos los días.
Si resumimos las poesías de estos artistas, encontramos una etapa de nuestra vida, una alegría, una emoción, una tristeza, una experiencia distinta todos los días, ese es nuestro folclore vallenato, un entramado entre las notas de un acordeón, conjugado con la pureza de la caja y el sonido roncoso de la guacharaca, quienes sin egoísmo, con cualquier instrumento le han permitido sumar su tono a la melodía vallenata.
Aquí, en esta ultima frase, nace Gente Valiente, la posibilidad para las nuevas generaciones de escuchar como el acordeón puede hacer fantasías en conjunto con la batería o el bajo, es la posibilidad de juntar a Colacho Mendoza (Q.E.P.D) con Los Rolling Stones en una sola canción; pues si bien el sonido tradicional que unos preferimos esta decantando en estos nuevos ritmos, las puertas que hoy Silvestre Dangond esta abriendo para ampliar el vallenato, unirlo y sobretodo multiplicarlo son muy riesgosas, aunque eso si valientes, que valen la pena.
Tomar riesgos es de gente valiente, pocos se atreven. Romper esquemas y paradigmas, es bastante difícil, y eso va más allá a no todos se les ocurre, son decisiones que marcan la vida y esas son las decisiones que la hacían falta a nuestro genero musical que traspasa frontera tras frontera cada día.
La sustentación de los cuatro párrafos anteriores, es como hoy se mueve el mercado musical en Colombia, ver conciertos como el que tendrá lugar en el Carnaval de Barranquilla del 2017, donde desde Juan Luis Guerra, pasando por Don Omar, hasta Felipe Peláez y Martin Elias, demuestran que Colombia es un país, el cual valora la música como un bien preciado, como una posibilidad de encontrar identidad dentro de si mismo, la música, sobre todo la vallenata le ha dado mucho a Colombia, ojala perdurara por los años.
Esperemos que estas decisiones y cambios que se están dando, sean las que hagan mantener al Vallenato hasta el oído de nuestras futuras generaciones, Dios de sabiduría a los portadores del Vallenato Ortodoxo y del Moderno.