Silva y Villalba: dos grandes leyendas vivas de la música colombiana

Silva y Villalba: dos grandes leyendas vivas de la música colombiana

"Poco importó la edad, el tiempo, las dolencias, lo que importaba es que cantaban con alma y sentimiento, y creo que sin decirlo, todos fuimos testigos de ello"

Por: Jorge Andrés Garzón Pedroza
mayo 22, 2017
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Silva y Villalba: dos grandes leyendas vivas de la música colombiana
Foto: Radio Nacional de Colombia

Apenas me enteré que Silva y Villalba tendrían una presentación musical en la ciudad de Bogotá, me llené mucho de emoción. Fue más mi alegría al saber que lo harían en homenaje a las madres en el mes de mayo. No dudé un instante que sería el regalo ideal para las mujeres de mi casa, mi mamá y mi hermana y de paso, un regalo memorable para mi papá, con quienes compartimos momentos tan maravillosos cuando apenas nosotros éramos unos niños. Hoy en día tengo 34 años y pienso que junto con mi hermana somos hijos de nuestros padres, pero también de las canciones de este dúo, que sin querer queriendo hizo de nosotros personas que en la actualidad podemos corear la música con la que crecimos viajando y que nunca pensamos que podría tener tanto impacto en nuestra vida de adultos.

La presentación estaba programada junto con la gran rondalla Colombiana, una agrupación musical de quienes poco o nada sabía, pero que no resultaba ser relevante en su momento. Solo me invadía la emoción de poder compartir una vez más al lado de los míos, una noche con quienes fueron nuestros compañeros durante nuestra infancia y que nos regalaron tanto momentos que hoy en día recuerdo con nostalgia pero con tanta felicidad.  Empecé a pensar en esas canciones que venían a mi memoria, "Los guaduales", "Oropel", "Rosalinda", "Pescador, lucero y río" y tantas otras que ni el título me sé, pero que seguro con el simple hecho de escucharlas podría parafrasear sin vacilar, pues aún están en mi mente y me estremecen cuando suenan en algún almuerzo familiar o en algún momento propicio para ello.

Y el día llegó. El escenario escogido fue el Teatro Jorge Eliécer Gaitán y junto con mi familia asistimos a tan magna cita. Aunque no comentamos mucho entre nosotros la previa del concierto, creo nuestros pensamientos se enfocaban en todos esos recuerdos familiares que nos tenían allí, firmes con Silva y Villalba. Más allá de su edad, de todo el tiempo que ha pasado, era una gran oportunidad, para verlos de nuevo en el escenario y entender porque ellos son una leyenda viva de la música Colombiana.

Pensé tantas cosas: en la gente de mi edad a la que hice partícipe del evento al que asistiría, su desconocimiento de este dúo e incluso su burla sarcástica en la que me decían que parecía un "viejito" escuchando ese tipo de música. Pensé también que que algo de razón tenían cuando camino al teatro florecían las cabezas blancas de los asistentes, personas mayores, con bastones bufandas, abrigos y la ausencia de los jóvenes que hoy en día se identifican con otros géneros musicales y poco saben de la música de antaño de nuestro país.

Mi mente estaba centrada en compartir con mi familia la música de estos grandes y poca atención preste antes del concierto al grupo musical que haría la previa de mis ídolos de infancia; en algo tenían razón mis amigos cuando decían que parecía un "viejito" pues no es normal, por lo menos en el contexto del que vengo, que una persona escuche estos pasillos y bambucos con los cuales yo me identificaba; y es que como colombiano que soy, crecí en la región andina y si bien es cierto nuestro país goza de múltiples manifestaciones de folclor tan diverso por nuestra situación geográfica, en mi caso, las montañas  del centro y sur del país, fueron el escenario en el cual mi gusto musical floreció en medio de las guitarras de estos gloriosos de nuestra música.

Y ¡oh sorpresa cuando apareció la Gran Rondalla Colombiana en el escenario! cantaron esas canciones de la infancia y fueron mucho más allá. Recordaron a esos otros grandes de nuestra música colombiana, José A. Morales,  Faustino Arias, José Barros, Lucho Bermúdez, entre otros. En realidad fue fantástica su puesta en el escenario y la forma como sentían la música de nuestra tierra. Además ver a todas esas cabecitas blancas con sonrisas en sus rostros y aplaudiendo de manera conmovedora, hicieron que me sintiera orgulloso de ese gusto por la música colombiana, frente a la cual sin duda sé que soy un ignorante, pero de la que tengo un poquito más de conocimiento que la gente que tiene mi edad; y de allí para abajo, cada vez son menos los que saben, de lo que representan estos músicos del folclor colombiano en la historia de nuestro país.

Al terminar su intervención que fue poco más de una hora, entendí que Silva y Villalba no estarían en el escenario por mucho tiempo, pues los años no vienen solos e imagínense, que si cuando yo los escuchaba de niño, ellos ya tenían un gran recorrido musical, pues como a todos y como dice una canción, "el tiempo pasa y nos vamos volviendo viejos" y mi grupo de infancia no sería la excepción.

Cuando salieron al escenario y empezaron su intervención con "Oropel" no pude contener las lágrimas al pensar que después de tanto tiempo estaba viendo a esos grandes músicos, Rodrigo Silva y Álvaro Villalba acompañados de los hermanos Tejada, herederos de todo este legado musical, en el escenario entregando a su público las letras de sus canciones. Poco importó la edad, el tiempo, las dolencias, lo que importaba es que cantaban con alma y sentimiento, y creo que sin decirlo, todos fuimos testigos de ello.

De allí para adelante, lo que todos ya sabemos. Silva y Villalba grabaron más de 500 canciones, 40 C.D.s  recorrieron el país, se presentaron en escenarios internacionales exponiendo un pedacito de lo que es Colombia a través de su música. Hoy en día, a pesar de las enfermedades y de las marcas imborrables del tiempo, tuvieron la oportunidad de regalarnos un pequeño recital que hizo posible trasmitir un mensaje claro y contundente y es no olvidar nuestra música, no olvidar a esos grandes, que hicieron grande nuestra tierra, en nuestra tierra y fuera de ella; y así como lo expreso Rodrigo Silva, “nadie quiere lo que no conoce”, así que tenemos la gran responsabilidad como colombianos que somos de no dejar morir esos momentos de antaño y hacerlos parte de nuestro orgullo nacional; que no mueran los paseos en familia y los almuerzos de los abuelos al lado de esta música que simplemente nos recuerda de dónde venimos y quienes somos.

Grandes Silva y Villalba, grande la música colombiana.

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