El 18 de abril de 2013 el Congresista Miguel Gómez radicaba algo más de 640.000 firmas para convocar la revocatoria de Gustavo Petro. Hoy 4 años y 2 semanas más tarde un comité llamado Unidos Revocamos a Peñalosa radica una cantidad similar firmas para convocar la revocatoria de Enrique Peñalosa.
No es coincidencia que las fechas sean similares: todo se conjuga para que estas dos revocatorias sean una copia de la otra. Teniendo en cuenta esa situación se puede esperar que la votación de revocatoria a Peñalosa también se demore bastante (si es que no se embolata como la de Petro).
Diferentes requisitos, metas similares:
Aunque hubo una reforma en las normas (de la ley 741/2002 con la ley 1757/2015) los cambios consistieron principalmente en reducir los requisitos. Las cifras obtenidas por Peñalosa neutralizaran en parte las diferencias.
Por ejemplo las firmas para solicitar la votación pasaron de ser el 40% al 30% de la votación obtenida por el alcalde en cuestión, los votos a favor de la revocatoria se redujeron debido al nuevo umbral: pasaron de ser la mitad de como mínimo el 55% a la mitad de solo el 40% de la votación valida registrada en la jornada que se eligió al mandatario en cuestión.
Haciendo las multiplicaciones correspondientes las cifras de las revocatorias de 2013 y 2017 resultan ser similares dado que Peñalosa fue elegido por una cantidad mayor de votantes y globalmente hubo una participación mayor que en la elección de 2011. Veamos:
Elecciones 2015: 2.730.552 votos válidos en 25/10/2015 de ellos Peñalosa obtuvo 906.052 votos
Elecciones 2011: 2.325.374 votos válidos en 30/10/2011 de ellos Petro obtuvo 723.157 votos
Requisitos:
Revocatoria 2017 Firmas válidas requeridas 271.815. Para revocar a Peñalosa se necesitan 546.111 votos por el sí y deben votar (Umbral) 1’092.221 personas
Revocatoria 2013 Firmas válidas requeridas 289.263 para revocar a Petro se necesitaban 639.478 votos por el sí y debían votar (Umbral) 1’278.955 personas.
Dado que existe ese umbral de votantes la estrategia obvia para cualquier mandatario es la de promover la abstención para que la votación se invalide evitando así la revocatoria. En la práctica se requieren que un millón cien mil personas se acerquen a las urnas, personas que necesariamente tendrán la intención de revocar el mandato: en ambas revocatorias las metas son similares.
Siguiendo el ejemplo de Petro
Hay que decirlo muy claro: Petro fue el primer alcalde de Bogotá en darle tanta importancia a una revocatoria, nunca antes un Alcalde Mayor había mostrado (o aparentado) tanta preocupación.
Petro desde un principio intentó desvirtuar el proceso revocatorio diciendo que era promovido por el “carrusel de la contratación” o por supuestas mafias de contratistas. En la medida que el proceso avanzó el alcalde escaló el tema hacia lo jurídico con la idea de bloquear o al menos retrasar el proceso.
El exalcalde en un principio hizo uso del derecho al debido proceso solicitando (con tutela) la revisión de las firmas por parte de un equipo de su confianza. Cuando esta estrategia no funcionó entonces el extremo del abuso al derecho al debido proceso se hizo presente con distintas personas radicando 180 copias del mismo derecho de petición. Esas acciones hicieron parte de una odisea jurídica formada por un larguísimo ir y venir de comunicaciones que está consignado en un documento llamado “cronología revocatoria del alcalde de Bogotá” creado por la misma Registraduria donde se evidencia que Petro logro atrasar el proceso de abril a diciembre.
Todas esas actuaciones del ex alcalde en el tema jurídico sentaron el precedente de que un mandatario tiene la posibilidad de trancar o al menos demorar exitosamente una revocatoria dado que es un proceso susceptible a controversias jurídicas sin precedentes.
La situación en 2017, a pesar de las diferencias de forma, tiene pocas diferencias de fondo: si bien Peñalosa no hizo esa arremetida previa por los micrófonos si se adelantó al tema jurídico y con ayuda de un ex magistrado adelanta una estrategia jurídica que se basa en los mismos principios que utilizó Petro: invocar el derecho al debido proceso y el cumplimiento estricto de los requisitos de la revocatoria.
Obviamente en su momento a las estrategias jurídicas de Petro se les dijo que eran “meterle palos a la rueda” y que lo mejor era adelantar la votación lo más pronto posible, actualmente se dice lo mismo de lo que hace Peñalosa. Los papeles se han y quienes en 2013 se oponían a la revocatoria de Petro ahora en 2017 se quejan de los retrasos a la revocatoria a Peñalosa y viceversa.
No se sabe que tan exitosas serán las movidas de Peñalosa en bloquear la revocatoria pero lo que es claro es que este proceso no va a ser la “revocatoria ya” que algunos detractores del alcalde piden furiosamente por redes sociales. No hay forma de abreviar el avance de la revocatoria sin que constituya un atropello al debido proceso del alcalde elegido democráticamente, ni un atropello a los derechos de sus electores, parafraseando lo que decía en su momento el alcalde Petro.