Anoche me enfrasqué en una sana discusión con un viejo amigo. Mientras él hablaba de un “centro radical” (haciendo alusión a Claudia López y Fajardo) yo le decía que el único terco incoherente ha sido Gustavo Petro. Mi terquedad y mi soberbia (que a veces tan malas jugadas me pegan) se estaban apoderando un poco de mi al intentar que Fajardo cogiera fuerza y eso me llevó a decirle que ni por el carajo me veo con Petro en una coalición.
Y verdaderamente es así: no veía ni me gustaba una coalición con Petro, pues creo que encarna todo el miedo de la izquierda y pretende llegar bajo unas estrategias muy parecidas a las de Uribe. Sin embargo, tengo que aceptar que a pesar de no estar muy contento con el exalcalde su candidatura representa una Colombia abierta y distinta de la misma que ha gobernado este lugar por siempre, y eso ya es mucho en un país tan conservador.
Como si fuera poco el partido de la U haciéndole ojitos al partido de Uribe me metió un jalón de orejas: “¡Marica, ponéte las pilas que los mimos con las mismas vienen de camino a quitarte la esperanza!” Esa misma esperanza que el candidato que nada me gusta tanto pronuncia. Y habla de forjar una coalición de la esperanza, pero claro una esperanza donde solo él sea el presidente. Odio que Petro quiera ser el presidente, lo odio tanto como odio a Uribe y por eso mi justificación para que el candidato sea Sergio y Gustavo el vice, y por supuesto ahí sí que me uno a la coalición. Qué difícil es debatir o tomar una decisión de esta coyuntura cuando los intereses personales y los egos están por encima del interés general.
Pero mi amigo Sepúlveda me hacía caer en cuenta luego de mi efervescencia que yo estaba cayendo en el mismo juego sucio de Petro, me dijo que o nos unimos o nos hundimos y que así como crítico que soy de que Petro no acepte ni sea laxo con la presidencia yo estoy siendo y haciendo lo mismo con mi candidato: No permitiéndole que ceda ni un sólo paso. ¡Tanto que alardeamos de grandes corazones pacíficos y de reconciliación cuándo nosotros estamos formando la misma polarización! Inaudito. Yo mismo, con mi mezquindad y mi furor de hacer perder a Petro y a Duque me estaba hundiendo. Me estaba hundiendo yo y estaba hundiendo a toda Colombia.
Por eso, aunque no me gustaba nada esa fórmula o idea para llegar a primera vuelta pues ahora dispongo de una mente más abierta con el objetivo de salvaguardar a Colombia durante el próximo periodo. Me hace entender que debemos dejar a un lado los egos y los orgullos tanto de la izquierda como del centro para tratar de permitir una solución al único camino que parece evidente: unirnos. Es por eso que creo urgente y necesario que los 3 candidatos del centro y de la izquierda se sienten y traten de llegar a un acuerdo, permitiendo que Colombia esté por encima de la política y no por debajo de los intereses.
Sigo con Fajardo, pero aun así estoy dispuesto a votar por Petro o por Humberto, ya lo único que me interesa es salvar a Colombia y continúo pensando que el mejor para ello es el paisa, pero aquí lo importante es hacer un llamado a la unidad, entender que tenemos por fin una puerta abierta al amor, al perdón y a la esperanza y que por estar ceñidos en el yo interior podríamos terminar cerrándole esa puerta a los colombianos. Necesitaremos un traspaso de fronteras de colores, razas e ideologías que nos lleve a conformar una unidad por la esperanza democrática en nuestro país.