Muy atrás quedó la época en que ser galán de telenovelas era sinónimo de fama. Hoy día vale más ser youtuber que protagonizar algo en tv. Personajes como Sebastián Villalobos, Juan Pablo Jaramillo o Mario Ruiz son para la juventud moderna lo que hace décadas fueron actores como Danilo Santos o Marcelo Cezán. La diferencia es que los youtubers no son muy agraciados físicamente. Son jóvenes comunes y corrientes cuyo atractivo no tiene que ver nada con su estatura o el grosor de sus bíceps. Algunos son flacos o tienen acné pero esto no es impedimento para que miles de jovencitas hagan clubes de fans a lo largo y ancho de América Latina. Se les venera como dioses.
Luis Balaguer, manager y socio de Sofía Vergara en LatinWe, empresa de representación artística de figuras latinas en Estados Unidos, fue uno de los primeros en darse cuenta de este fenómeno. No es casualidad que los youtubers más importantes del continente estén trabajando con él. Es tal la importancia que LatinWe da a los youtubers que en su book de estrellas los separa de las estrellas convencionales. Hay todo un apartado de talento digital en donde -además de los anteriormente mencionados- se encuentran personajes como Paula Galindo, Juana Martínez o Wereverwero.
Un detalle que da cuenta de la relevancia de los youtubers en LatinWe, fue lo sucedido con Ariadna Gutiérrez cuando fue recibida por Luis Balaguer en su empresa luego del error en Miss Universo. Balaguer, además de llevarla a entrevistas en canales de televisión como Univisión y Telemundo, se empeñó en darla a conocer juntándola con youtubers como JuanPa Zurita o El Escorpión Dorado para que hicieran vídeos con la ex reina.
Lina Cáceres, quien trabaja con Luis Balaguer en LatinWe y se encarga exclusivamente de representar a los youtubers, sabe el valor que estos tienen para marcas comerciales. Dice que para encontrar a un buen ‘influencer’ más allá de su número de seguidores lo que vale es el número de interacciones (comentarios, me gusta, y demás reacciones en redes) que generen con el público.
A principios de los 2010´s, cuando youtube era relativamente nuevo, hubo jóvenes que para matar el aburrimiento empezaron a subir vídeos haciendo cualquier cosa. Contaban chistes, cantaban, se entrevistaban o actuaban. Todo por ganar un rato de diversión sin ambiciones de hacerse famosos o ganar dinero. No imaginaron que con el paso del tiempo lo que empezó como un hobby iba a convertirse en toda una carrera al estrellato. Cada vez más gente veía los vídeos. Sus canales en youtube fueron creciendo en suscriptores. La aparición de Instagram además del poder que fueron adquiriendo Twitter y Facebook, y el decreciente interés por la televisión, dieron como resultado a los nuevos ídolos de la década. Atrás quedaron los galanes de cine y tv.
Ser youtuber es un gran negocio aunque muchos no entiendan por qué. Solo por lo que youtube paga por número de reproducciónes, youtubers como Juan Pablo Jaramillo o Mario Ruiz pueden ganar 20 millones al mes. Esto, sin contar otro tipo de acuerdos comerciales con marcas.
Después de ‘youtuber’ se empezó a hablar de ‘influencer’. Esto último para describir a una figura que puede influenciar una decisión de compra de un consumidor en el mercado. Tal cualidad vuelve a los youtubers elementos de gran interés para marcas que gastan fortunas en publicidad. Teniendo en cuenta que PewDiePie, el youtuber con más suscriptores del mundo, tiene más de 50 millones de seguidores, y que los vídeos de un youtuber colombiano pueden tener 5 millones de vistas, para las marcas no sale nada mal pautar con youtubers que producir un comercial.
El fenómeno también trascendió a las editoriales, que ven estas nuevas figuras un gran negocio. Así lo vivió Bogotá durante la pasada Feria del Libro, cuando la presencia del youtuber chileno Germán Garmendia colapsó Corferias. Escritores como la nobel de Literatura Svetlana Alexievich pasaron totalmente desapercibidos al lado del joven, quien venía a lanzar su libro en Colombia. Un año antes, el libro de Juan Pablo Jaramillo había estado entre los más vendidos de la misma feria superando a consagrados autores. La televisión tradicional también ha querido aprovechar su popularidad para aumentar su rating. En Colombia hemos visto como Caracol y RCN les ha abierto las puertas.
El primer vídeo de Sebastián Villalobos en octubre de 2011 fue un simple experimento y hoy día da cuenta de un carisma innato que es requisito imprescindible en cualquier youtuber. En aquél entonces quería estudiar actuación.
El anécdota de Germán Garmendia en la FILBO 2016 sirvió para motivar al periodista y escritor Daniel Samper Ospina a lanzar Hola Soy Danny, su propio canal de youtube emulando a los jóvenes youtubers. Algo parecido hizo Vicky Dávila que después de haber sido despedida de La FM se dedicó a producir sus propios vídeos de entrevistas y reportajes que monta en la web. La tendencia de youtube también ha dado para que hayan booktubers, que se dedican a hacer vídeos para reseñar libros y fomentar la lectura o inclusive para que un profesor de matemáticas también se volviera youtuber. Julio Alberto Ríos, un docente caleño mejor conocido como Julioprofe, dejó hace cuatro años de dar clases en colegios privados para dedicarse a hacerlo por vídeos para llegar a mayor cantidad de estudiantes. Hoy tiene vídeos que llegan hasta los 2 millones de vistas y más de 200.000 suscriptores.
Si bien es cierto que los youtubers colombianos no mueven las mismas cifras que mueven los más importantes del mundo –que rozan los 8 millones de dólares anuales- en cuanto a dinero y tráfico, Colombia es un país pionero en la materia. Varios youtubers colombianos causan locura en países como México o Chile, que también son referentes de América Latina.
Ante el auge de los youtubers solo hay dos caminos. El primero es indignarse y protestar por el rumbo que está tomando la juventud. El segundo es entender que el mundo está cambiando y que cada década trae una revolución. La de los youtubers permitió que el público eligiera a sus ídolos. Hoy quien quiera ser famoso ya no debe esperar su oportunidad en las cámaras de Caracol o RCN. Con la de su celular basta y sobra.
