Ya son ampliamente reconocidos por la ciencia los beneficios de la meditación o el mindfulness, práctica que viene integrándose a la medicina occidental y a la psicología desde hace tres décadas. Entre ellos está la reducción del estrés, el aumento de la concentración, el conocimiento de sí mismo, y la reducción de síntomas físicos y psicológicos en diferentes procesos curativos. La Universidad de Massachusetts ha abierto incluso una clínica del estrés que ha tratado 22 mil pacientes con la práctica de la meditación:
A ver les cuento, no soy un santo ni un gurú, y creo que los que me conocen saben que desde siempre he tenido una mala salud de hierro. Desde la edad de 20 años, he venido practicando torpemente una técnica de meditación muy antigua, pero ahora, en confinamiento, después de 15 años, empiezo a ver resultados…
La técnica que practico se llama surat shabda yoga (surat es atención; shabda es verbo; y yoga es unión), también conocida como la yoga de las corrientes emocionales, que a diferencia de la yoga de las asanas y los chakras, no requiere de ejercicios físicos y posiciones, lo cual me encanta porque soy muy sedentario, y comparte muchas características con el mindfulness, como el fortalecimiento de la atención, la quietud y el intento de tener una experiencia consciente de nosotros sin pensamiento. Los siguientes tips o mejor, consejos, son el resultado de una cosecha de 15 años de experiencia en esta difícil tarea:
1. Higiene de la yoga
Así como los profesionales de la salud mental enseñan la higiene del sueño, es preciso tener una higiene de la práctica de la yoga. ¿Pero qué es este disparate? Déjeme explicar. Si usted tiene problemas para dormir, lo primero que le enseñan para lograr una cura del sueño es a la higiene del sueño, lo que quiere decir que para dormirse sin problemas es importante no asociar otros hábitos al proceso de dormir: no comer en la cama, no ver televisión en la cama, no realizar otras actividades diferentes a dormir y hacer el amor en la cama. Para meditar correctamente es importante tratar de no hacerlo cuando nos vayamos a dormir, o nos dará sueño cada vez que intentemos meditar y ¡nos quedaremos dormidos! Son hábitos. No comer cuando meditamos, no usar audios para meditar, no hablar, no ir al baño. El cuerpo debe estar quieto, cómodo, pero no en una disposición para el sueño o para otras actividades. Lo mejor es que lo hagamos sentados, cómodamente, pero no acostados.
2. La confrontación o escape
Cuando ya estemos quietos, cómodamente sentados, con nuestros ojos cerrados, vendrá el verdadero problema: poner la mente en blanco. De mi formación psicológica, puedo afirmar que los seres humanos tenemos ante las situaciones dos opciones: confrontarlas o escapar de ellas. La vida cotidiana es en sí una confrontación y la meditación es considerada como una forma de escapismo o de escape. Hay escapes negativos, como el alcohol, las drogas, el suicidio, pero este es un escape más natural y debería asumirse como tal. Así, cuando tratamos de meditar aparecerán esos pensamientos que nos quieren mantener en ese estado de confrontación: recuerdos tales como situaciones emocionales desgastantes, en nuestro trabajo, familia, en nuestro entorno educativo o en el entorno inmediato… Cuando estos pensamientos llegan, lo mejor es decirnos: ¿este pensamiento es una trampa de mi mente para exigirme la confrontación?, ¿o me facilita el escape?
Cuando desarmamos el propósito de la mente que es mantenernos confrontando situaciones, solucionando pendejadas, este desaparecerá. Trigueirinho, místico brasilero, discípulo de Brunton, decía que cada vez este trabajo de la mente para impedirnos la tarea se hace más sutil, así es como podemos empezar a pensar en el zumbido de una mosca y terminar lidiando con recuerdos sumamente dolorosos y con la culpa. ¿Esto me exige una confrontación o me facilita el escape? Cuando confrontamos los pensamientos y emociones a la luz de esta pregunta, desaparecerán. Los egipcios decían que al final de la vida el corazón del hombre debe pesar menos de lo que pesa una pluma; San Pablo decía en una de las cartas a los corintios: “muero diariamente”. Meditar diariamente o morir diariamente, es liberarse y liberar a los demás de esa confrontación. Perdonar y perdonarse. Que no es tanto un trabajo moral como un hábito filosófico. La meditación no se trata de hacerse insensible o moralmente irresponsable, sino de eliminar la confrontación en aras de mantener la concentración y el escape.
3. Repeticiones o mantras
Entre los monjes budistas, como en las escrituras de las religiones universales, se usan palabras sagradas para mantener la mente concentrada y alejada de la confrontación. A propósito: El uso de esa palabra debe hacerse con la lengua del pensamiento, ¡no con la lengua física!, y permite separarnos de nuestros pensamientos. Los científicos le llaman "la mente separada" o "la mente dividida". El problema llega cuando empezamos a repetir el mantra y a pensar en otras cosas de manera simultánea, porque estamos habituados a hacer más de una sola cosa a la vez. Repetimos la palabra, pero pensamos en otros asuntos y cuando nos damos cuenta, ya estamos perdidos en divagaciones y tenemos que volver a empezar a buscar la palabra base… El uso de una palabra base o mantra puede ayudar a concentrarnos, pero esto no es suficiente para meditar correctamente…
4. La respiración
Maestros de surat shabda yoga recomiendan no atender a la respiración ni a los sonidos del corazón u otras funciones fisiológicas cuando meditamos. No obstante, podría ser útil asociar la palabra que escogemos para mantener la atención con cada exhalación, mientras aprendemos a hacer una sola cosa a la vez. Pronunciamos la palabra con el pensamiento de forma simultánea y precisa a cada exhalación de aire por la nariz. El santo Darshan Singh decía que veneraba su conciencia suprema con cada respiración… ¿tal vez se refería a esto?
5. Crear hábitos
Así como nos despertamos, comemos, nos lavamos los dientes, vamos al baño y dormimos a determinadas horas, es necesario generar el hábito de sentarse a meditar a una hora específica todos los días si queremos tener algún éxito en esto. Hay un antiguo proverbio que reza: “Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito. Siembra un hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino”. No es fácil cosechar un hábito y menos un destino con algo que nos parece innecesario, por eso es importante dotar el proceso de sentido.
6. Dotar la meditación de sentido
Esto puede ser lo más difícil de todo, y es crucial porque es lo que posibilita la persistencia en el acto mismo de meditar. Hay un libro aparentemente elemental, que para muchos puede resultar medio maniqueo que se titula Ecología del alma por Sant Rajinder Singh, lo encuentran en la red de bibliotecas del Biblioteca del Banco de la República, en el que dice que así como hay un ciclo del agua en el que esta se evapora y vuelve a los ríos; o del aire, donde los humanos producimos CO2 y los árboles lo convierten en aire para que lo podamos respirar, la conciencia de los seres humanos también debe volver a la Superconciencia (un poco en términos de Carl Sagan), como parte de un ciclo natural. Como budista, trato de no meterle religión al proceso, aunque si usted es religioso, su fe siempre puede ser un buen trampolín para lanzarse a la tarea de forma exitosa. Creo que un agnóstico o ateo puede aprender a disfrutar del proceso y aprovechar todos sus beneficios, cuando vea los efectos físicos y psicológicos del mismo. Otros, meditamos para escapar de la realidad que es burda, horrible y eso nos resulta suficiente...
7. No frustrarse, no reprimirse
Freud, en quien cada día creo menos, pero disfruto leyéndolo, dice algo que me parece muy acertado: “las frustraciones crean psicosis y las represiones neurosis”. Param Sant Kirpal Singh, santo pakistaní, decía que la mente es como una mula, una mula terca, que cuando la halamos para un lado, esta tira para otro. Por eso es importante no reprimirse, no meterle maricadas morales al asunto, y aún más, no esperar nada del proceso. No esperar nada de ninguna entidad imaginaria o real, ni de Dios ni del Diablo. Simplemente sentir que el silencio y la quietud es una actitud más natural que pensar. El filósofo Corneluis Castoriadis decía por ejemplo, que el ser humano es un animal loco debido al ejercicio exacerbado del pensamiento. Hay que despojarse de expectativas y de creencias mal inculcadas para poder avanzar... Sin miedos, sin deseos, y a veces satisfaciendo los deseos y confrontando los miedos. No se cohíba de nada, porque o se vuelve morboso o se deschaveta. En todo debe haber un equilibrio natural.
El maestro Sant Rajinder Singh está brindando conferencias diarias que pueden ayudar a la sociedad a mantenerse en el confinamiento seguro, a experimentar tranquilidad y a no sentirse presos en medio de la pandemia, las cuales son completamente gratuitas y pueden ser vistas por YouTube desde las 9 de la mañana, aunque las traducciones al español suelen empezar a las 9:15 o 9:30 a.m. (hora colombiana). Lo que se sugiere es encender el SmartTv o su PC y buscar la transmisión en vivo y en directo; y en el teléfono simultáneamente la traducción al español (pues los traductores no incluyen la transmisión de imágenes en movimiento, solo el audio). El canal de YouTube permite suscribirse para que le alerte cuando vaya a empezar la clase de meditación.