Es la joya de la corona, el río mas hermoso del mundo, pero Caño Cristales no es el único lugar mágico que tenemos en La Macarena. Están el Raudal de Angosturas I y sus petroglifos ancestrales. El Jardín Botánico y su registro vivo de la flora y fauna de la región. La Madrevieja de El Carmen, una experiencia de bosques en restauración y repositorio de vida en medio de la devastación ganadera. El Mirador de la Sierra, con vista a por lo menos cuatro millones de años de historia geológica. Las Sabanas del Refugio, una extensión de los míticos llanos del Yarí y —entre otros tantos lugares— la finca Tejido Verde y su apuesta por la producción agroecológica.
Sin embargo, y puesto que los esfuerzos de la mayoría de empresas turísticas se han volcado exclusivamente a promover el río de los siete colores, el cierre del caño en temporada de verano (diciembre-junio) hace que La Macarena sea un pueblo fantasma; problema grave para una región que encuentra en las actividades turísticas una alternativa para sustituir la coca y evitar la ganadería extensiva. Es por ello que en esta temporada varias iniciativas de emprendimiento, de empresas con tradición como Ecoturismo La Macarena y otras de vocación local, como Ecoparaiso, ofrecen la oportunidad perfecta para conocer lugares poco explorados de La Macarena, con precios de temporada baja (hoteles de lujo, como Hotel del parque, con descuentos) restaurantes para todos los gustos (tradicionales, como La Flaca, Aramís y de comidas especiales, como Café de Lithos y Punto Verde).
Sitios de camping, recorridos a los sitios turísticos y experiencias ecológicas (avistamiento de aves, registro de flora y fauna) pueden coordinarse fácilmente desde el pueblo. En verano la gente disfruta del río Guayabero y sus playas: hay donde nadar, alquiler económico de kayaks para navegar a remo y la oportunidad de vivir atardeceres amazónicos. De estas posibilidades ya han dado cuenta un artículo en el periódico El tiempo, varios medios digitales y un comunicado oficial de Cormacarena, la autoridad ambiental de la zona.
La Macarena, que sobrevivió a medio siglo de guerra civil, es un pueblito acogedor lleno de historias de esperanza y lugares de encanto. Este verano es la mejor temporada para visitarla.