Sibaté les quedó corto: Colombia vota por los candidatos del manicomio nacional

Sibaté les quedó corto: Colombia vota por los candidatos del manicomio nacional

Candidatos hacen trenes voladores, ponen a rodar los carros sin gasolina, siembran a Colombia en aguacates para volverla desierto, acaban con la guerra...

Por: FRANCISCO ALBERTO BEJARANO MORENO
marzo 11, 2022
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Sibaté les quedó corto: Colombia vota por los candidatos del manicomio nacional
Foto: Pixabay

En 1937 se creó el manicomio de Sibaté. Allí enviaban a quienes se les corría la mente o la teja, con todo respeto, y empezaban a desvariar o hablar descoordinadamente.

Fui testigo físico porque cuando fui militar hice un curso de enfermeros que me llevó a esta institución. Era un lugar que producía tristeza a quienes eran familiares o amigos de los enfermos mentales.

Quienes efectuábamos la práctica en muchas ocasiones sentíamos temor por las formas diversas de comportamiento de aquellas personas que quizás ignoraban su realidad y hacían creer a quienes los atendían que ellos no estaban locos.

Infinidad de historias me hicieron aguar los ojos al sentirme incapaz y cobarde al tener que aceptar la realidad de ancianos, jóvenes y niños que vivían ese mundo en medio del olor a drogas, sudor y abandono. Algunos escritores lo llamaban el olor a esquizofrenia.

Allí conocí un hombre bien vestido que andaba por todas partes diciendo que trabajaba en la Interpol y buscaba agentes secretos en Colombia. Pertenecía a una familia muy rica y por supuesto tenía los bolsillos llenos de dinero que gastaba con quien a él se le ocurriera compartir un tinto y echarle el cuento convencedor, de que era el contacto para el que quisiera ser espía norteamericano y ganar mucho dinero.

Algunos de nuestros compañeros soldados caían en el cuento y hasta fueron a hacer cola a la embajada de los Estados Unidos adonde nunca llegó el promotor de la Interpol. Igual había un agente secreto de la KGB de Rusia que hacía lo mismo.

Es decir que el manicomio era un mundo pequeño en donde la guerra era inminente con fusiles de palo, balas de piedritas, sables de tablitas en donde también se podía hacer reunión y acuerdos para parar la guerra.

También conocí a Napoleón, Simón Bolívar, Santander y muchos próceres libertadores como también a políticos como Jorge Eliecer Gaitán, Laureano Gómez, y los demás que en sus discursos nos hacían creer que no estaban locos y decían la verdad. Estaba Jesucristo, Pilatos y los doce apóstoles que predicaban y convencían a los demás que los miraban y aplaudían.

Al regresar a la realidad de hoy me da por comparar los espacios ciudadanos como los que existían en Sibaté y que sirven a muchos candidatos que van y vienen por las calles repartiendo hojitas con mentiras, a las que se aferran para hacer creer que dicen la verdad y no están locos.

Recuerdo a Gabriel Antonio Goyeneche que fue candidato presidencial vitalicio desde 1958 hasta 1974 y decía que la angustia se paga con diarrea.

Quería convertir la chicha en champaña y echarle anís a los ríos para que se convirtiera en aguardiente. Pavimentar el río Magdalena y colocarle marquesina a Bogotá; su sede de campaña estaba entre la Universidad Nacional, plazas de mercado, cafés, colegios tradicionales y repartía hojitas que convertía en invitación a votar por él.

Cuando sacaba doce votos decía que eran los doce apóstoles y cuando sacaba 33 decía que era la edad en que murió Jesucristo. También recordaba la Loca Margarita que gritaba “viva el Partido Liberal, pero no sabía qué era eso y con qué se comía.

El manicomio de Sibaté, hoy se llama el manicomio colombiano. Los candidatos hacen trenes voladores y eléctricos, ponen a rodar los carros sin gasolina pero les echan el aguardiente de Goyeneche, siembran a Colombia en aguacates para volverla desierto, pavimentan todas las veredas campesinas, les recogen la carga a los campesinos hasta las ciudades y los vuelven millonarios, construyen casas a diestra y siniestra, acaban con la guerra, le dan estudio gratis a todos para que sean doctores y se vuelvan como ellos porque los doctores acabaron con la nación…

Les dan empleo en la vida informal, no los pensionaran nunca porque se roban los ahorros de los aportes, siembran coca porque es la mejor hoja para las ensaladas y calman el hambre, producen la mejor salud del mundo con médicos con alas y hadas milagrosas que salvan gente en todos los rincones de Colombia, cambian todo lo que no se puede cambiar en instantes y parece que no recuerdan que los males colombianos han sido producidos por tantas soluciones mal hechas en la justicia, en las reformas que no se dan y en el cobro exagerado de impuestos que acaban con quienes producen empleo.

Todos se alaban de las mil barbaridades que uno y otro ofrece en la campaña que nunca se cumplirán, como nunca se ha cumplido el metro que construyo el alcalde Carlos Sáenz de Santamaría en 1940 o que Gustavo Rojas Pinilla construyó en 1957 con los japoneses, o el chiquito Lleras en su año de gobierno, o tantos candidatos mentirosos de antaño.

Lo peor del caso es que con toda la locura que existe en las propuestas, la gente no se pone a analizar y pensar que Colombia se ha convertido en lo que somos ahora, y que se llama el manicomio colombiano en donde todos nos quieren hacer creer que no están locos.

¿Cuál será más loco? ¿El que elige o el que pide el voto?

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