"Si usted ha comprendido, seguramente está equivocado".
Jacques Lacan
La comunicación real no existe, o al menos, la posibilidad de transmitir experiencias fidedignamente a otros es imposible. Esto resume a grandes rasgos parte del trabajo del filósofo y psicoanalista francés Jacques Lacan, quien, durante la revolución en la década del 60 fue partícipe del proceso de relativización de las ciencias humanas (algunos afirmarán que demasiada relativización) que abogaba por el estudio del lenguaje como estudio de las ciencias y ciencia por sí misma. El poder político, económico, las relaciones sociales y demás factores desequilibrantes estaban inmersos en ese mar de palabras.
Ahora bien, ¿qué sucedería si Lacan hubiese tenido twitter? ¿Qué opinaría respecto a la forma en la que transmitimos experiencias el día de hoy?
La comunicación real no existe decía Lacan en tanto es imposible que otro viva exactamente lo mismo que yo; es imposible que otro tenga la misma experiencia, con todos los matices emocionales, de un evento determinado. Y esto sucede debido a la lengua, el sistema en el cual transmitimos la experiencia, este es en suma, el mismo factor que crea ‘ruido’ en la transmisión de las experiencias entre individuos.
La lengua es una representación abstracta de cada objeto o sentimiento, es abstracta más no deíctica, no señala al objeto o experiencia particular que la generó; si yo hablo de mi casa, atraeré a su cabeza todos los recuerdos que con el concepto de casa haya usted guardado en su memoria, pero ninguno de ellos será mi casa, y con conceptos como amor, lealtad, libertad, lo que pueda transmitir será aún más vago.
Pero ¿y las etiquetas que se usan a diario no están cumpliendo ahora con este papel? Cada vez que ‘tageamos’ a alguien en una foto y le etiquetamos con palabras como ‘amor’, ‘amistad’. ‘verano’ o ‘vacaciones’ estamos apilando dicha experiencia entre las experiencias que de todo el mundo surgen en ese contexto. Los campos semánticos, los eventos, contextos, emociones que rodean a esa palabra están siendo ahora mismo recopilados por cada uno de nosotros cada vez que les etiquetamos.
Quiere decir esto que cada vez que agrego más elementos a la comunicación (fotografías, videos, sonidos) estoy haciendo más vívida la experiencia para el otro, estoy evitando, superando la interferencia que la lengua ha generado con sus múltiples casi infinitas interpretaciones, mi casa, mi amor y sus características ahora están más cerca de ser vividas por otros.
La diversificación y acoplamiento de nuestros diversos medios de comunicación han vuelto multi-sensoriales nuestros conceptos, han convertido a nuestro viejo sistema monofónico en uno con sonido envolvente y de alta definición. La revolución tecnológica causó un salto evolutivo que en la naturaleza tardaría millones; los humanos estamos ahora más cerca de entrar en la mente de otros.
El amor y todos aquellos sentimientos humanos están aún muy lejos de ser entendidos, si quiera de ser explicados, pero el metalenguaje que hemos generado, ese accesorio que hace ahora a nuestras experiencias más cercanas a otros está tal vez abordando esa senda.
Por otra parte, habrá que ver las implicaciones éticas de entrar en la mente de los demás, ¿perderemos nuestra individualidad? Seremos un todo expuesto a los demás, ¿nos desdibujaremos en los otros? ¿Si las experiencias son lo que nos definen el compartir la totalidad de las experiencias humanas nos convertiría esto en un solo ser? Humanos con todas las experiencias, un ser que está en todo y conoce todo lo que está a su alcance.
Por ahora espero que me hayan comprendido, seguramente estaré equivocado.
