Uno de los hechos en los cuales se basa nuestra era cristiana fue escoger a Barrabás a expensas de la condenación de Cristo. Fue una decisión meramente emocional, totalmente desinformada y en contra de cualquier raciocinio. Lo sorprendente es que aun en nuestros tiempos este tipo de decisiones siguen dándose, abriendo una puerta gigante y peligrosa a gobernantes populistas. Para el caso de Sudamérica ya conocemos los resultados en varios países y que mejor (por no decir peor) ejemplo que nuestro vecino Venezuela. Con base en esto me pregunto, ¿es acaso la democracia la mejor respuesta a la hora de escoger o tomar decisiones colectivas?
El filósofo y profesor de la Universidad de Georgetown Jason Brennan en su libro Against Democracy (Contra la democracia) llama la atención sobre lo inconveniente que puede resultar el sufragio universal.
El libro de Brennan es basado en los conceptos de Platón quien se oponía a la democracia y sostenía que el voto universal es un mal sistema puesto que el voto de una persona desinformada versus otra informada no debería tener el mismo peso. Lo cual genera vulnerabilidad al sistema principalmente en beneficio de los amantes de la trampa.
Brennan no solo tiene objeciones sobre la democracia, sino que defiende otro sistema llamado epistocracia en el cual el derecho al voto se debe ganar demostrando aptitudes necesarias para ejercerlo, “sólo aquellos con un grado suficiente de información, de educación y de conciencia política deberían tener en sus manos tan
poderosa arma” refiere.
La idea no solo frenaría a candidatos populistas de quienes ya sabemos han tenido resultados desastrosos, sino también, acabaría grandes flagelos de nuestra democracia colombiana como lo es la compra de votos, financiaciones ilegales y de paso las campañas políticas se dignificarían girando en torno a propuestas acordes
a las necesidades de la nación.
En aras de ser congruentes también es cierto que un sistema como la epistocracia genera dudas en cuanto a su ejecución puesto que estaría supeditada a un examen, por ejemplo, que sin ningún problema podría ser amañado en favor de los que le hacen trampa al sistema. Esto sumado a lo impopular que podría ser la propuesta. Además, como mencionó el profesor de filosofía David Estlund: "Puede que tengas razón, pero quién te ha nombrado jefe?".
La realidad es que el voto es tan valioso y tan definitivo como herramienta de decisión que los individuos deberían hacer méritos suficientes para ganárselo. ¿Si un conductor necesita una licencia por qué no un votante?
Ante propuestas como la epistocracia han surgido voces de rechazo que concluyen que nadie conoce mejor que uno mismo donde le aprietan los zapatos, esto para defender las decisiones de todos los individuos a través del voto. Por lo menos en nuestro país se debería dar la discusión de cual sistema es mejor para nuestra realidad colombiana, o mejor aún, poner en práctica lo mejor de ambos “epistocracia y democracia”.
Como dijo Winston Churchill: "El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante promedio".
