Faltan cinco meses para que los colombianos decidamos cómo queremos que sean los próximos cuatro años del país político que nos concierne a todos: pobres, ricos, empresarios, empleados, universitarios, amas de casa o ejecutivos de corbata.
Todos somos responsables del futuro inmediato. Tenemos suficientes elementos de juicio para barajar las cartas. Sabemos de los Farcongresistas, de los narcocongresistas, de los ausentistas, de los pícaros, de los Enmermecongresistas. Están señalados, denunciados, todos los conocemos por su paso escabroso.
Sabemos de los farcongresistas, de los narcocongresistas,
de los ausentistas, de los pícaros, de los enmermecongresistas.
Están señalados, denunciados, todos los conocemos
Buscarán caparnos de nuevo. Ya hacen cuentas. Estas son las elecciones más importantes de la historia nacional contemporánea. Un punto de quiebre. Ya sabemos que la estrategia de algunos, que por fortuna son minoría, es la “paz” que minimiza ataques a policías en el sur del país, reparte curules según sea su prontuario, ríos contaminados, o secuestros encima, en fin, lo que hoy vemos sin descaro enfrente. O la prioridad ciudadana, invertir en el deporte, educación, el campo, emprendimiento, no cerrar Colciencias, etc., lo que nos importa a los colombianos de a pie, sin que se escuchen excusas que la paz ya llegó, y otras más.
Los secuestradores en el Congreso son muestra que son “mininobeles de paz”, mientras los secuestrados nada que llegan a sus hogares. De los niños reclutados y puestos como carne de cañón, ya no se habla, ahora los reclutadores van a dictar conferencias a las universidades. Ya no saben de guerra, ni de sangre. Si acaso de mermelada de fresa o de entregar rosas, según Iván Márquez.
Sabemos que estamos viviendo un momento determinante. Las caletas irán como sea para apoderarse de lo que les reste en curules. Que hay disidencias que los respaldan y una clase política que sin pudor ha votado el dictado de sus deseos, pedidos en La Habana, llamada JEP. La “paz” es su estrategia. Es como seducen y como intentan justificarse. O sea que apostamos en serio por un Congreso digno o nos llevó la Marimonda con sus largas narices fálicas.
Tenemos que mirar con lupa los nombres que queremos nos representen. Después no lloremos la sangre derramada por las disidencias sin control, que “amanecieron” hoy más fuertes que nunca.
¡¡A cambiar de rumbo!! No hay excusa para que nos capen de nuevo.
P. D. Sueño con una Colombia sin Roys, sin Samperes, sin Nules, sin Tapias, sin Serpas, sin De la Calles, Sin Ivanes Cepedas, Sin Petros, sin los que aquí defienden a Maduro. La lista es larga. etc. Sueño. ¡Y soñar no me lo impide nadie!
@josiasfiesco
