Si no hay público, no hay teatro, pero…

Si no hay público, no hay teatro, pero…

El sector cultural sufre los estragos de la pandemia, aún así sigue dipuesto a seguir luchando. Este es el caso del Colectivo Teatral La Coartada

Por: Manuel Tiberio Bermúdez
agosto 11, 2020
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Si no hay público, no hay teatro, pero…
Foto: Facebook - Colectivo Teatral La Coartada

Los caminos de los sueños son inexplicables: uno toma el que mejor le parece y de pronto la vida le va llevando por donde menos uno lo espera.

María Juliana Sierra Arias es abogada de profesión, pero, en medio de códigos, audiencias y litigios, hace trece años el mundo del teatro le atrajo tanto que hoy es la fundadora, dramaturga y directora del Colectivo Teatral La Coartada.

Con este grupo lleva dos años trabajando y con él ha logrado estrenar varias obras, escritas y dirigidas por ella, obteniendo buena crítica por parte del público y también de los expertos en el tema.

Sobre esa mezcla extraña entre el teatro y el derecho comenta: “Busqué en el teatro una herramienta más asertiva de comunicación y reflexión frente a diferentes fenómenos que se dan en la sociedad y que atenten contra los derechos humanos. Yo he utilizado estos temas desde la investigación jurídica y social y desde el derecho para plasmarlos en el teatro y poder, mediante la puesta en escena, prevenir, sensibilizar y mostrar este tipo de hechos y convertirlo en una herramienta más certera para que la gente pueda entenderlos más fácil o que pueda tener algún tipo de catarsis durante el proceso de ver la obra”.

Sobre cómo ha sido el público en la ciudad de Cali como espectador de Teatro, Juliana señala: “Esta es una gran tarea que hemos tenido los artistas en la conquista de público para el teatro. Nosotros hacemos gestiones bastante arduas con el fin de atraer el público a las salas porque son finalmente ellos los que avalan si hemos logrado el cometido que nos proponemos en cada obra que ponemos a consideración de los espectadores”.

A lo que añade: “Para cada obra los asistentes son diferentes: lo hay el que son familia, está el grupo el de los amigos, y otro segmento que es el que sabe y hace críticas sobre cada obra que ve desde los aspectos de puesta en escena, lo jurídico lo actoral, etcétera”.

Le pregunto sobre el público porque hasta hace poco, antes de este encierro obligado por la pandemia de COVID-19, había gran actividad de teatro y abundaban las salas en la capital del Valle. “Por eso le decía que es una gran labor la que tienen que hacer los artistas porque Cali es una ciudad rumbera y, en términos generales, son muchas las personas que prefieren pagar el cover en una discoteca que ir a ver una obra de teatro; y es difícil lograr captar ese público rumbero para las salas de teatro".

Y continúa: "También es cierto, hay un gran número de salas e intentar que todas las salas se llenen un fin de semana es doblemente difícil y mucho más cuando hay muchas salas que se limitan a hacer el montaje de sus obras con sus grupos y de alguna manera “aíslan” a los otros colectivos en Cali que no tienen salas; sin embargo, nosotros como agrupación hemos podido contar con algunos teatros que nos han permitido sus salas, que nos han dado la mano y nos han ofrecido su solidaridad. Eso nos ha permitido el objetivo nuestro de estar impulsando el teatro”.

“El teatro tiene buen movimiento en la ciudad de Cali, no es tan grande como quisiéramos, pero se mueve y ahora, con este tema de lo virtual, estamos a la expectativa de saber qué va a suceder, porque estoy segura que nadie en el fondo lo sabe, vamos a ver qué sucede con el público con estas propuestas de virtualidad”.

Sobre el apoyo que hay para los grupos de teatro en Cali, María Juliana precisa: “El apoyo que hay es el de las becas y el de estímulos que ofrecen la Secretaria y el Ministerio de Cultura; pero estos estímulos son como para unan persona entre un millón y de verdad que es difícil acceder a ellos. Aun así, nosotros este año nos ganamos una beca de creación teatral con la Secretaría de Cultura de Cali y emprendimos un proyecto para hacer una obra virtual de siete minutos en formato audiovisual. Pero en términos generales no hay un apoyo específico. Lo hay por parte de salas como Salamandra que para este 28 de agosto nos van a abrir su espacio para nosotros llegar al público, también el Teatro La Concha o Colectivo Teatral Infinito, que han sido lugares que nos han tendido su mano como colectivo; en definitiva el apoyo es poco y los logros, son el resultado de la gestión que uno realice para logar seguir adelante”.

¿Qué expectativas tiene respecto a trabajar para lo virtual?

“El público en teatro es muy importante porque nosotros creemos que no hay teatro si no hay público y la falta de él rompe con esa premisa. Esto de lo virtual ya es distinto pues es una obra que se graba y se muestra en un video. Desde ese aspecto ya se nos crea una expectativa grande de no saber cuál va ser la reacción del espectador frente a la pantalla, pero en cuanto al trabajo actoral es mucho mayor porque el actor debe esforzarse para poner todo su empeño en la actuación para que la energía que tramite al público se convierta en una actuación que conmueva al espectador”.

“Otro aspecto es lograr que lo audiovisual no invada lo que es el teatro como tal, es decir, que el formato a pesar de las cámaras y los artilugios tecnológicos, respete las normas del teatro, sin que sea un intruso que convierta lo actuado en una puesta audiovisual completamente ajena a las premisas del teatro”.

Alguna cosa favorable tendrá el poder poner la obra en ese mundo virtual, digo. “Claro, dice Juliana, lo más importante es saber que podemos llegar a cualquier parte del mundo. Esto posibilita que personas de otras ciudades y otros países que han querido vernos lo puedan hacer”.

Va debutar en lo virtual este 28 de agosto, con una obra que se llama Interrogatorio, hábleme de su creación.

“Surge de una historia real. Por mi oficio de abogada en algún momento asistí a un interrogatorio defendiendo a una persona que había matado a su mejor amigo bajo los efectos del alcohol y de la droga. Cuando yo lo escuchaba contar su historia pensaba entre mí: esto es una obra de teatro. Luego de algún tiempo fui construyendo la historia para ponerla en teatro, evidentemente no podía ser igual. Agregué algunas cosas de ficción a la que adicioné temas de siquiatría, alucinaciones, trastornos de doble personalidad etc., y así surgió Interrogatorio que está montada con tres actores: Duván Meneses; Santiago Sinisterra y María Alejandra Mejía".

La boletas para la obra se pueden adquirir en la página de Barco Ebrio.

La función es el próximo 28 de agosto y se emite a las 7 de la noche.

También pueden saber más de esta directora de teatro y su trabajo en su sitio de Instagram.

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