¿Si no fuera por España seguiríamos siendo unos indios patirrajados?

¿Si no fuera por España seguiríamos siendo unos indios patirrajados?

En una conferencia sobre la colonización, un profesor español afirmó que menos mal había ocurrido la "civilización" acabando indígenas, lo que causó fuertes críticas

Por: Edgar Eduardo Pulido García
octubre 27, 2022
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¿Si no fuera por España seguiríamos siendo unos indios patirrajados?

Ocurrió en Pereira, en el recinto de la Asamblea Departamental un profesor universitario de procedencia española, economista de formación (hasta donde sé) indicaba la inevitabilidad del dominio violento español sobre los pueblos de América en el marco de la conquista (no lo cito explícitamente, tampoco interesa para estas notas).

Más allá de qué tantos aciertos o desatinos hubo en su intervención, creo importante hablar de algunas ideas y categorías, la primera es la de: la historia como campo de batalla, lejos de la lectura conservadora que plantea a la historia como un proceso estático, esta es dialéctica, es decir se encuentra en movimiento y por tanto en conflicto.

Es apenas normal, supongo, que quienes narren la historia desde la lectura de la hispanidad, tanto para españoles nacidos allá (aunque la Academia Española de Historia tiene también sus debates internos) y criollos que mantienen su heráldica y apellido por todos y todas heredado, pero para ellos más vigente que el borrado indígena y afro, el debate se centre en los hechos "positivos" de la civilización.

Sin embargo esta misma palabra: "traer la civilización" con todo y su idioma, religión, costumbres, leyes y sobre todo violencias, no deja de ser un proyecto de superioridad traído de las colonias de occidente o sea: "somos la civilización porque nosotros lo decimos y lo demás es atraso", una construcción además de la identidad propia a partir de una disminución del Otro, tal como la presenta Edward Said en su texto Orientalismo.

Así, es lógico que el imperio romano configurara de manera positiva las invasiones a los pueblos en una idea de civilización que se lee más adelante para Europa (la del imperio Romano de occidente, no la de Bizancio, que tiene muchos otros matices) y que termina por cosas de la, no tan divina providencia, encarnándose hoy en el proyecto de Estados Unidos (me disculpo por ese terrible parafraseo de Epistemologías del Sur).

Ahora bien, decir que la única posibilidad de entender la historia es desde ahí, es no ver la mirada de la complejidad histórica, para ello tomaría la idea de la historia como esos fragmentos del pasado que miramos desde el presente, en ese orden de ideas dado que el presente nos da distintas formas de entender el pasado, es comprensible que cada tanto se "cambie o se rehaga".

La historia, desde la iconoclastia, que se visibiliza en el derribo de los monumentos cuya representación ha dejado de tener un sentido de admiración, hasta dejar que emerjan las voces silenciadas por siglos por esa homogeneidad discursiva de los poderes dominantes, llámese ello racismo, patriarcado, colonialismo, etc.

Pero eso no ocurre solamente para Occidente y las colonias occidentalizadas, para citar un par de ejemplos ante la ola de la revolución francesa y por supuesto la violencia asociada a ella, los residuos medievales usaron el término de vándalos para señalar los estragos del nuevo paradigma político e ideológico y hasta en la literatura se refleja ese cambio paradigma: en Tom Sawyer se lee la preocupación del fin de la esclavitud y los valores norteamericanos por cuenta de las "inmoralidades" abolicionistas.

Claro está que una lectura más amplia y compleja del pasado debe tomar distancia de los peligros de la "superioridad moral" y del desconocimiento del otro, sin embargo son estas nuevas voces las que hoy deberían tener lugar en los claustros académicos y en las corporaciones públicas, más aún teniendo en cuenta que pronto la historia volverá a las escuelas y que la construcción de una nación como la nuestra donde el silenciamiento ha sido una forma de dominación, con sus rupturas y continuidades desde Cristóbal Colón hasta el militarismo de las últimas décadas, requiere romper ese silenciamiento en clave de Trouillot, ello será vital para la comprensión del presente y el futuro de nuestra identidad, muy a pesar de que para algunos no cumplamos con los estándares y los ideales creados por los proyectos civilizatorios de occidente.

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