Hace aproximadamente una semana Ariel Ávila publicó en la revista Semana una columna de opinión titulada Myriam Paredes Aguirre, la baronesa de Nariño, en la cual afirma que tiene investigaciones pendientes y que su caudal electoral proviene exclusivamente de la corrupción.
Cualquier ciudadano nariñense que ha leído el artículo probablemente quedó desconcertado, cuando menos preocupado. No obstante, considero pertinente analizar el artículo en detalle y con sentido crítico. No nos dejemos meter los dedos a la boca.
Las primeras afirmaciones de la columna en mención ponen de presente algunas investigaciones relacionadas con la congresista. Si nos basamos estrictamente en investigaciones para hacer juicios de valor, tengo la seguridad de que no podríamos votar casi por ningún congresista, puesto que más del 80% están investigados por alguna de las “ías” de nuestro país. Esto, de tal modo que la existencia de investigaciones no puede suponer la responsabilidad de ninguna persona. Probablemente los entes de investigación tienen más materiales de juicio que el periodista que publicó la columna quien desconoce, de plano, la presunción de inocencia.
Acto seguido afirma que la electrificación rural no se debe a la gestión de la congresista sino al “Plan Pazcifico” del Gobierno central. Me pregunto yo: ¿Si Nariño estuviera sin representación en el Congreso, el Gobierno se habría siquiera fijado en la costa pacífica? La respuesta es obvia: si aun con representación se percibe por doquier el abandono estatal, ¿se imaginan a Tumaco, Barbacoas y demás municipios sin los congresistas nariñenses luchando por el bienestar de nuestro departamento?
Personalmente, me genera ciertas dudas la intensión del artículo, más justo ad portas de las elecciones parlamentarias. Cuidado pueblo de Nariño, en esta época electoral debemos estar más unidos que nunca con nuestros congresistas. Que estas opiniones sin fundamento no minen nuestra intensión de voto por los nuestros, los nariñenses.
Por cierto, el pasado fin de semana que visité Pasto, observé con cierta sorpresa carteles de políticos de otras regiones que probablemente nunca en su vida han pisado suelo nariñense.
Mi defensa es por la doctora Myriam Paredes, pero mi invitación es para votar al Senado por candidatos nariñenses, sea cual sea su color o partido.