De Liliana Rendón solo se conocía su abyección al expresidente Uribe, con quien se inició en la política antioqueña, hasta el día en el que soltó la memorable frase: “Si mi marido me casca es porque yo me la gané”, a raíz de la golpiza que le pegó el Bolillo Gómez a su novia en el bar El Bembé, del centro de Bogotá, que le costó su cargo como director técnico de la selección.
La tricolor venía de tener una buena Copa América en Argentina y se preparaba para el inicio de las eliminatorias suramericanas. El buen juego del equipo, dirigido entonces por el Bolillo, despertaba la confianza de los hinchas. Todo dio un giro cuando, en el local El Bembé de la Candelaria, Hernán Darío Gómez, después de desocupar media botella de aguardiente, empezó una discusión con la mujer que lo acompañaba. La pareja, gritándose el uno al otro, salió del bar acompañado de un grupo de curiosos que no querían perderse la disputa. Después de caminar dos cuadras, el técnico de la selección le dio cuatro puños en el cuerpo a la mujer. Al ver la agresión, uno de los testigos agarró por el cuello al Bolillo y le gritó que se atreviera a pegarle a un hombre. Un cuidador de carros del sector los separó mientras Gómez y la mujer agredida tomaban un taxi.
Al otro día el escándalo ocupaba los titulares de los medios y las personalidades del país pedían la cabeza del adiestrador. La senadora Liliana Rendón fue la excepción. Lejos de señalar a Gómez lo justificó diciendo que "Nosotras (las mujeres) para provocar estamos solas. Somos muy necias y, cuando decimos a fregar, no nos para nadie y provocamos reacciones como la desafortunada que tuvo 'el Bolillo'. Si mi marido me casca, sería porque yo me lo gané. Tendría que haberlo jodido mucho”. Una frase que despertó el repudio general no solo de mujeres.
Es ella, la misma Liliana Rendón, que renunció hace unos meses a su curul en el senado para aspirar a la gobernación de Antioquia y que ahora en campaña se queja, a los cuatro vientos, de persecución por su condición de mujer. No ha dudado en decir que esos mismos hombres que sin juicio alguno justificó sus reacciones violentas, ahora los acuse de machistas que no resisten la presencia de una mujer mandando en la gobernación de Antioquia.
Detrás de los lamentos de Rendón hay una pelea política de fondo por la sucesión de Sergio Fajardo. Rendón contaba con el respaldo incondicional de su jefe, el expresidente Uribe, pero ha recibido señales de que las cosas no serán así y que su nombre divide el uribismo anitoqueño. Se especula que Sergio Fajardo y el expresidente se unirán para enfrentar a Luis Pérez, que tiene el aval de Cambio Radical, escenario en el cual Liliana Rendón estorbaría. Y ella lo sabe. Las razones pues no son de machismo sino de cálculo político.