Si método es igual a camino, para aprender hay mil caminos (II)

Si método es igual a camino, para aprender hay mil caminos (II)

Estanislao Zuleta, quien descubrió que el sistema educativo le impedía acceder a muchos conocimientos, renunció a terminar el bachillerato y se hizo autodidacta

Por: Jaime Ariza Tello
febrero 02, 2022
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Si método es igual a camino, para aprender hay mil caminos (II)
Foto: Pixabay

El tema de la escritura, que es el dominio en el que intento trabajar, tiene en su base el problema de los métodos: ¿cómo puede escribir alguien que nunca pensó por sí mismo, que no apropió ideas porque siempre memorizó las ajenas, que nunca se atrevió a plantear sus opiniones porque de entrada estaban invalidadas por los saberes impuestos?

Estanislao Zuleta, quien descubrió que el sistema educativo le impedía acceder a muchos conocimientos, renunció a terminar el bachillerato. Quería saber, no registrar información que luego se esperaba que repitiera, quizás toda la vida.

Y se hizo autodidacta, y leyó todo lo que quiso, y llegó a dictar clases de Lingüística, de Psicoanálisis, de Teorías Políticas Contemporáneas, de Lógica y de muchas otras materias en la Universidad del Valle.

Los estudiantes nuestros no escriben porque algún profesor les "enseñó" que para escribir había que aprenderse los contenidos de los libros de español y literatura. Y quizás recuerden qué es un adverbio, o un gerundio, pero no son capaces de escribir. Otro profesor les dijo, y en la universidad lo repiten, que escribir bien es equivalente a dominar la ortografía.

Pero no escriben porque no tienen ideas propias, no se les ocurre qué pueden decir que no haya sido dicho ya. No aprendieron a pensar y las universidades no aportan mucho para que eso ocurra, pues siguen reforzando la idea de que saber es poder repetir lo que otros dijeron y muchos más consagraron como una verdad.

El problema de los métodos bien puede ser el de la imposición de métodos. Imponer equivale aquí a negar cualquier posibilidad de actuar que se aparte del camino que recorrió quien pretende que enseña.

Las verdades "hechas" impiden que se piense el modo como se llega a ellas, y por éso difícilmente sabremos por qué los ángulos internos de un triángulo suman ciento ochenta grados (se impone, como un axioma, y no se discute), o qué significa que dos más dos suman cuatro.

No recorremos el camino de la construcción del saber porque se nos obliga a "saber" (a registrar información para un inevitable olvido: de hecho, recordamos menos del 20% de lo que "aprendimos" en seis años de bachillerato, si acaso recordamos "temas" pero no el desarrollo de los mismos ni los modos de sustentar lo poco que se supone que sabemos sobre ellos).

Más allá de los asuntos del conocimiento académico, la idea de que para todo hay un método nos hace inútiles para muchos dominios de la vida práctica.

Como se ha "encarnado" la idea de que los métodos son universales o únicos, andamos buscando "secretos" para hacernos un lugar en los espacios que creemos importantes: el método para destacarse en las empresas entonces será el de hablar mal de quienes vemos como competencia, el método para ascender en el trabajo será el de la adulación a los jefes, el método para sobresalir en la academia será el de hacer especialización y maestría y doctorado aunque no sepamos mucho, el método para alcanzar logros será desconfiar de los demás.

Y por eso la fe ciega en los "métodos" nos hace insensibles, insolidarios, solitarios pescadores de las oportunidades que el sistema ofrece a quien es obediente, sumiso, esclavo de los métodos que ha consagrado la razón instrumental.

Pero seguiremos escuchando la voz de Antonio Machado, cantado por Joan Manuel Serrat o por Paco Ibáñez ("Caminante, son tus huellas / el camino, y nada más; / caminante, no hay camino, / se hace camino al andar. / Al andar se hace camino, / y al volver la vista atrás, / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar. / Caminante, no hay camino / sino estelas en la mar.").

Y quizás hagamos de éste un mundo mejor, cuando nos atrevamos a andar nuestros propios caminos sabiendo que no podemos ser sin los demás.

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