Todo está listo para que la Corte Suprema llame a indagatoria a Alvaro Uribe Vélez. Las acusaciones son muchas y la reacción de sus seguidores es una sola: salir a la calle a hacer una guerra civil para defender los intereses del expresidente si lo llegan a meter preso. Una de las voces que más han rechazado estas informaciones es el propio Uribe quien en entrevista en la W esta mañana dijo en tono extrañamente sosegado que él se apegaba a la Constitución y a la Ley. Sin embargo los que votan Centro Democrático no lo hacen por esas razones, ellos lo que buscan es el imperio de la fuerza, de a guerra. Se han cansado de demostrarlo cada vez que hacen una de sus manifestaciones en donde vemos señores frente a las cámaras de televisión diciendo que están dispuestos a darle gatillo a los contradictores del Presidente Eterno.
Ahora amenazan en redes con una guerra civil si llega a pasar que la Corte encuentre pruebas suficientes para hallarlo culpable. Lo que más duele es que los que azuzan este odio son pobres a los que no les conviene las políticas del uribismo. Ojalá tuvieran el mismo temple a la hora de pelear por sus derechos, educación y salud gratuitas y de calidad. Lobotomizados por RCN y Caracol se enamoraron de una figura paterna como es la que proyecta el presidente, un viejo abuelo regañón que educa a través de la chancleta. Así esa figura ya esté desgatada Uribe tiene suficiente gente que lo adora hasta el punto que está comprobado que le hacen caso incluso para votar a una nulidad como Iván Duque.
Si, ya están diciendo que se nota la dictadura de las Farc que dejó el castrochavista Juan Manuel Santos y otras de sus mentiras. Ya afirman que quemarán la Corte Suprema y desconocerán cualquiera de sus dictámenes. No se preguntan por qué están acusando a Uribe, lo único que importa es que es una blasfemia hablar mal de su Dios, un Dios que, según ellos, tendría derecho a la venganza, el odio, la discriminación, que puede hacer lo que quiera porque nunca se equivoca, es infalible.
Si llegan a encontrar culpable a Uribe qué miedo, ¿a dónde nos meteremos? Esta vez no será un bogotazo sino un colombianazo: no quedará piedra sobre piedra. ¿A qué horas dejamos crecer a este monstruo?