Se firmará la paz el 23 de marzo del 2016, anunciaron en sus discursos acicalados —casi tanto como sus manicuras—, el presidente Santos y el jefe guerrillero Timochenko, en la reunión del 23 de septiembre del año pasado. (Raúl Castro fue el compay.)
Pero la fecha llegó y pasó de agache.
Entonces lo de siempre. La verborrea de los analistas que se dispara a borbotones cuando no se producen las noticias, nos tiene fritos con las hipótesis sobre lo que pudo haber pasado, puede estar pasando y podría pasar. (Tanto genio suelto…)
Hagamos, mejor, un concurso improvisado. Antes de que el Pavarotti de La Haya, el agente Arrieta, lance un do de pecho con otra derrota de esas que a él le suenan a triunfo, si usted lector lo sabe, cante.
Quién y cuándo dijo:
- “Nosotros esperamos que esto se pueda resolver en un término de meses, no de años. No estamos comenzando de ceros… Vamos a revisar periódicamente los avances. Si la cosa no se mueve, sencillamente no vamos a seguir”.
- “Me preocupa la polarización del proceso de paz, porque creo que, si se va a hacer algo como esto, se necesita un gran consenso político detrás y eso es realmente lo que está faltando hoy”.
- “Los que más prisa tienen de que el acuerdo de paz se logre son los miembros de las Farc… O hacen la paz y pasan a actuar en política o se formalizan como bandidos”.
- “Nunca se estuvo tan cerca de terminar el conflicto… Existe un apoyo nacional e internacional para una negociación seria. No he visto un momento tan favorable como este”.
- “El año entrante (2016) debe ser el año de la paz porque, si no lo es, sería difícil mantener este proceso”.
- “Que haya resistencia al proceso de paz, uno lo entiende, pero oponerse al mismo sería una equivocación”.
- “Si en los próximos seis meses Santos anuncia que los narcoterroristas de las Farc han aceptado cumplir algún tiempo en prisión, el acuerdo de paz merecería apoyo. De otra manera, cuéntenme entre los escépticos”.
- “Es muy difícil colocar plazos… Necesariamente se va a demorar más de seis meses. Entonces es muy complicado decir tal día, tal otro”.
- “No nos gustaría que un exceso delirante de optimismo genere una situación irreal”.
- “Veo el proceso con optimismo, pero también con cautela y sin ingenuidad. No hay que hacer cuentas alegres con gente experta en dilatar”.
- “La paz es posible y está cada vez más cerca”.
- “Hasta que llegue el momento en el que el presidente Santos se siente con el jefe de las Farc, a firmar el acuerdo final, no podemos decir nada”.
- “Soy consciente de que poner una fecha es un peligro. Se puede desbaratar todo”.
- “Hay que tener un poco de perspectiva, porque estos procesos suelen ser largos, duros y difíciles”.
- “En La Habana se está llevando un diálogo para lograr un cese al fuego entre actores armados, punto. Allá no se va a resolver la pobreza, la desigualdad o la violencia en las ciudades”.
- “Algunos piensan que las negociaciones han durado demasiado. El tiempo corresponde a la complejidad de lo que será el paquete final y la necesidad de crear una confianza mínima, y a la búsqueda de posibles salidas que no son fáciles”.
- “Creo que el público debería tener más información sobre el progreso que se ha alcanzado y sobre lo que está pasando en La Habana, y sobre lo que podemos esperar del proceso y cómo impactará las vidas de las personas”.
COPETE DE CREMA 1: 1. JM. Santos, sept. 2012 2. Fukuyama, sept. 2015 3. J. Villalobos, junio 2013 4. FH. Cardoso, julio 2014 5. JM. Santos, nov. 2014 6. Vargas Llosa, oct. 2015 7. Oppenheimer, sept. 2015. 8. Marcos Calarcá, sept. 2012 9. De la Calle, sept. 2012 10. E. Santos, sept. 2012 11. JM. Santos, sept. 2015 12. Cardenal Rubén Salazar, febrero 2016 13. Timochenko, octubre 2015 14. Zapatero, marzo 2014 15. Fernán González, jesuita, agosto 2015 16. JP. Lederach, octubre 2015 17. Kofy Annan, marzo 2015
COPETE DE CREMA 2: Si cantó en las diecisiete oportunidades, corra para La Habana —o, en su defecto, para Caracas— que allá le tienen puesto y guayabera a la medida. Si cantó en la mayoría, mande la hoja de vida a la Casa de Nariño, de pronto le resulta una asesoría. Si en la mitad, Roy Barreras le indica cómo ser un buen equilibrista. Si apenas entonó en unas pocas, en la marcha del sábado lo esperan. Y si no cayó en ninguna nota, ahí está el bufete del doctor Arrieta con la puerta abierta. (Conclusión: del proceso de paz de La Habana se habla mucho, pero no se dice nada. Sabemos tan poco… ¡Tampoco, pues!)
