Si le relincha el bistec...

Si le relincha el bistec...

A diario en este país ocurren cosas de no creer. Lo último fue el escándalo que salpicó al Programa de Alimentación Escolar de Santander

Por: Manuel Tiberio Bermúdez Vasquez
septiembre 23, 2020
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Si le relincha el bistec...

Lo que faltaba, en Santander, comerciantes inescrupulosos y mezquinos hicieron pasar carne de caballo como carne de bovinos.

Más de 500 millones de pesos se embolsillaron los integrantes de un grupo liderados por alias “El Gemelo”, quien logró, por medio del engaño, vender semanalmente a operadores del Programa de Alimentación Escolar, PAE, entre 2000 y 2500 kilos de carne de burros y caballos.

La manera de operar de los malandros consistía en trasladar a los animales hasta Bucaramanga donde los sacrificaban. Lo siguiente era que trataban la carne con químicos para alterar la contextura, intentar hacerla más blanda y darle un color rojizo. Luego, la empacaban al vacío y le ponían sellos de empresas dedicadas a la comercialización de carne de res, cual producto vacuno facturado y listo para distribuir”, señalan las noticias.

Entonces resulta que ahora, lo del “bistec a caballo”, ha dejado de ser solamente el nombre de un plato en la carta de los restaurantes, para convertirse en una realidad en los platos de las mesas de algunos colombianos.

Hay que recordar que desde 1990 el Ministerio de Salud de nuestro país ha dicho que los “equinos” son aptos para el consumo público. Esto no quiere decir que en Colombia se consuma cotidianamente la carne de estos jamelgos; claro que de manera encubierta y sin darnos cuenta, de repente, alguna vez nos hemos preparado un buen asado de caballo y no de res como quizá lo suponíamos, pues comerciantes inescrupulosos compran a mataderos clandestinos carne de caballo que venden como si fuera de res en sus afamadas famas.

Nuestras raíces culturales nos han privado del consumo de la carne de estos amigos del hombre, compañeros de innumerables faenas para nuestros campesinos y orgullo de encopetados y ricos chalanes que pasean sus bellas bestias para envidia de los demás mortales.

Lo cierto es que en muchos países del mundo, como Francia, Italia y Alemania, para dar unos pocos nombres, la carne de caballo es de consumo habitual y en otros más el negocio da muy buenos rendimientos pues países como Argentina ―el más grande exportador de carne de equino― vende varios miles de toneladas de carne anualmente.

En nuestro Valle del Cauca, en inmediaciones del municipio de Buga, hubo o hay, no lo sé bien, hay un frigorífico, único en el departamento, autorizado para sacrificar y comercializar carne de caballo. Este era un gran negocio de exportación hacia el Japón para sus dueños.

Los que saben de esta carne aseguran que es mucho más rica en hierro y proteínas que la carne de vacunos y que por lo tanto es más nutritiva. El aporte en calorías de la carne de caballo es moderado debido al poco contenido de grasas y además predomina en su composición los ácidos grasos monoinsaturados. No produce esa sensación de llenura propia de la carne de vacunos. Su contenido en hidratos de carbono es superior al de otras carnes, lo que le proporciona el característico sabor dulzón.

Por su composición, es de fácil digestión, razón por la cual se aconseja su consumo en la dieta de personas de cualquier edad, y especialmente en la alimentación de personas con anemia por carencia de hierro.

Las piezas que se obtienen del caballo son prácticamente similares a las del vacuno: solomillo, lomo, cadera, tapa, contratapa, babilla, espaldilla, aguja, morcillo, aleta, pescuezo, pecho, rabo y falda. Las piezas de primera categoría se destinan principalmente a la obtención de filetes.

Si por casualidad a un amigo suyo le da por invitarlo con alguna frecuencia al campo o de vez en cuando le habla maravillas de esa yegua que monta don Tarcicio o nuestros buenos amigos de las cabalgatas, o si de repente asegura que comer salvado de maíz es bueno para la digestión, mucho ojo, a nuestro amigo lo tienen comiendo carne de caballo sin darse cuenta.

Por ahora en Colombia, solo comemos carne de ganado vacuno o eso creemos, pero llegará el día en que nos almorcemos tranquilamente a algún equino y entonces sí nos relinchará el bistec.

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