El himno del departamento dice que "los pueblos que no luchan no tienen porvenir". No obstante, cuando el sociólogo colombiano Orlando Fals Borda estuvo por las tierras sinuanas aplicando la Acción Investigación Participativa (IAP) observó el síndrome del dejado en la población... una dejadez interesante, ya que habitan uno de los valles más fértiles del mundo, el del Sinú.
Lo cierto es que en Córdoba lo que al tiempo se deja, al tiempo se queda; quiero decir, no se hace. La historia de los departamentos colombianos del Magdalena y Córdoba son, guardadas las diferencias, muy similares. Por supuesto, el Magdalena se sacudió de la casta política tradicional que se disfrazaba de dirigencia; por el contrario, Córdoba sigue ahí en su modorra, cada vez más cerca de su territorio perdido, acaparado por lo más podrido de la casta política conservadora/fanática/católica del departamento colombiano de Antioquia. Es que hasta parte del mar Caribe le han amputado al Sinú.
Inca Garcilaso de la Vega, quien había oído informaciones de que la nación Zenú era valiente, luchadora, trabajadora, estoica y resistente, afirmaba con pavor: "pobrecito del Perú si se descubre el Sinú". Sin embargo, parece que muchos sinuanos estuvieran pasados de resistentes porque toleran lo insoportable. Ahora hay que decir que es pobrecito Córdoba, que en vez se llamarse Entre Ríos se dejó imponer el nombre del soldado José María Córdoba, quien traicionó a Simón Bolívar, y a Montería como capital en lugar de la ciudad de Lorica, tierra de David Sánchez Juliao, Manuel Zapata Olivella, entre otros.
¡Pobrecito Córdoba! Se dejó colonizar de la casta culebrera/tramposa que oprime al pueblo de Antioquia y Colombia. Por ende, es dable asegurar que el modelo de país que sueña esa oligarquía primero lo probó en Córdoba para luego aplicarlo en todo el país.