Lo primero es dejar claro que duele igual la muerte de un estudiante o la de un policía. Ambos son seres humanos y ambos son hijos del pueblo, ambos son ciudadanos de a pie. También hay que dejar claro que hay asesinos entre los policías, pero hay asesinos entre los manifestantes, ambos se camuflan. Es contundente que la derecha y la izquierda no es el problema. Hay países con gobiernos socialistas que viven bien y en paz, como los hay de derecha en idénticas condiciones. Y hay países arruinados en ambos extremos ideológicos.
El problema en Colombia y en el mundo en general es el egoísmo humano. ¿Será que a Duque no le duele la muerte de 20 jóvenes que pudo evitar si no hubiera pretendido meternos el golazo de una reforma tributaria en plena pandemia, que hace más pobres a los pobres y a la clase media, mientras no toca siquiera al Grupo Aval?
Pero pregunto también, ¿a Petro o Bolívar no les duele mandar de carne de cañón a miles de inermes universitarios, mientras sus respectivos hijos, emulando a Nicolasito Maduro, se pasean desde Miami Beach hasta París?
Colombia necesita reformas urgentes. Requiere una verdadera democracia donde se permita protestar, pero pacíficamente. Requiere un alza salarial que lleve el salario mínimo al menos a los 400 dólares de Ecuador. Se necesita urgente desmontar la reforma a la salud e incluso desmontar las EPS, ¿para qué tanta intermediación que deja hasta el 50 % de ganancia a entes privados mientras hospitales públicos cierran?
Se debe evitar un Estado nepotista y rosquero, donde los hijos de expresidentes son futuros presidentes sin más mérito que pertenecer a una de las 4 familias que manejan este país como finca. Este es también un país donde se nombra fiscal, procurador, contralor y defensor del pueblo a personas ineptas e incapaces que solo tienen el mérito de ser amigos del presidente y de Uribe. ¿Qué control real podría haber aquí?
Se requiere un país donde se acabe con el negociado de los peajes privados, las multas de tránsito privatizadas para favorecer políticos, se obligue a los empresarios de transporte masivo a que inviertan en troncales y estaciones y no solo se beneficien administrando lo que el Estado construye con dinero de todos.
Se requiere un país donde haya autoridad y disciplina, sí, pero que haya educación gratuita y obligatoria hasta al menos un nivel técnico. Requerimos un país serio donde se respeten las minorías, pero no se dé prelación a estas, porque al paso que vamos los hombres heterosexuales no negros ni indígenas seremos relegados en beneficio de madres solteras, feministas y gais. ¡Igualdad debe ser para todos!!
Un país donde el voto sea obligatorio, y verá como ahí sí la mayoría perezosa e inconforme votaría por nuevos líderes. Un Estado donde haya libertad privada pero con regulación responsable. No es justo que bancos del Grupo Aval cobren hasta la risa, y Almacenes Éxito venda hasta con el quinientos por ciento de ganancias, como pude comprobarlo.
¿Será que don Luis Carlos no siente remordimiento al saber que llegó a ser unos de los 100 hombres más ricos del mundo, a costa de las casas robadas del UPAC, mientras monta presidentes títeres que no permiten controlar sus abusos?
El viejito Uribe, como decía Juan Mario Sánchez ayer, debería estar descansando y jugando con sus nietos, pero la misma vaina debiera estar haciendo Sarmiento Angulo, Petro y Gustavo Bolívar, así como los vejestorios de las segundas Farc.
Eso sí hay que reconocerle a Santos, que comió, traicionó y volvió a comer, pero se retiró a Miami a vivir en paz. Son ustedes colombianos quienes en serio deben prometerse: no votar por los mismos este próximo año. ¡Prométanselo y verán que esta vaina cambiará de verdad!
No compremos más a esos supermercados abusivos y cerremos las cuentas en bancos de grupos oligárquicos reconocidos, eso y salir a votar, pero votar bien es el verdadero cambio.
Y no se les olvide que aunque les parezca raro, ese cambio está en sus manos.