Hablar de cultura ciudadana en nuestro país es un gran reto, pues equivale evaluar nuestros comportamientos individuales en muchos aspectos. Vale decir que esta es el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que ayudan a generar sentido de pertenencia, facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos, derechos que en una vasta cultura política se determinan en hacer valer esos derechos y exigirlos.
En nuestro país, se ha logrado identificar que a lo largo de los últimos 30 años. Estamos accionando la cultura de la civilización del espectáculo, como lo diría Vargas Llosa, pues parece que lo que ha determinado la ruta de comportamiento y los arraigos culturales en nuestro país, es lo verdaderamente irrelevante, lo que no interesa, las cosas sin importancia, tal vez por eso, podrás ver más reacciones en una publicación de un famoso del espectáculo que en un live donde estén discutiendo los planes de desarrollo o una política pública.
La cultura mafiosa, la cultura del atajismo y la cultura del más vivo ha hecho de nuestras costumbres una amplia manifestación de la doctrina del individualismo, creando una subcultura del sálvese quien pueda, muy común antes de la pandemia, pero ahora, bajo la lógica de la preservación de la vida, la gobernanza nacional le ha querido apostar a la cultura y educación ciudadana, cuando esta ha sido mancillada por la poca manifestación de lo que realmente acciona culturalmente a un país. La falta de apoyo a la cultura, que es determinante a la hora de evaluar las acciones presupuestales, da cuenta de que los gobiernos le apuestan a todo, pero creen que la cultura ciudadana es un vehículo irrelevante para la construcción de un país. Todos pueden tener las mejores intenciones, pero los presupuestos para esta importante acción civilizante no son coherentes con tan nobles designios.
Llama la atención cómo hoy la gobernanza espera que la cultura ciudadana sea el salvavidas para la economía retardataria que tiene millones en la pobreza extrema y, peor aún, pedir que sea el comportamiento ciudadano que derrote la enfermedad, cuando muchos ciudadanos creen que una pandemia es el producido de una famosa panadería.
Coincido en que la cultura ciudadana es fundamental para lograr objetivos comunes y podernos proteger ante esta enfermedad. Sin embargo, considero que se hace la lectura de un país que no es el nuestro, pues cuando el gobernante sale a decir “encierro no y la cultura sí”, pareciera que habla de otro contexto, uno muy diferente al vergonzoso Covid-Friday. De esta manera pido coherencia al gobierno nacional, entiendo lo que quiere decirnos, pero creo que hace la lectura de otro país y de otra cultura, pues si en Colombia existiera cultura ciudadana y educación política, no tendríamos gobiernos de acciones demagógicas sino sociales.
