Fui fan de Shakira cuando era pelinegra y usaba pantalones bota campana pero me empecé a desenamorar cuando cambió la guitarra por la falda gitana. Me gustaba cuando le cantaba a un Dios solitario y desempleado. “Pobre de Dios que no sale en revistas, no es modelo ni artista de familia real”. Canciones en contra del mundo de flashes, cámaras y chismes que terminó por convertirla en una de sus protagonistas. Ayer cuando la conocí en Cartagena por casualidad, pensé encontrarme con un inmenso ego en el cuerpo de una mujer pero lo que vi fue a una madre sonriente con un niño en brazos. Levanté mi cámara, le apunté pero antes de disparar me dijo. “Después de que salga del baño”. A través del lente nos sonreímos y no hubo fotos.
La buena suerte de encontrarme con la cantante más celebre en las redes sociales, pues es quien más acumula seguidores en Facebook, fue un poco olfato periodístico. Mientras todos los colegas se apretujaban en la puerta principal del hotel, yo decidí ir al bar (El Coro) del Santa Clara, supuse que ella entraría por ahí. Justo al cruzar la puerta nos encontramos de frente, ella sola con un escolta de 13 meses de edad llamado Milán. Shakira amablemente sonrió y pidió que la dejara entrar al baño –todas somos vanidosas-. Salimos y Tonino, el hermano de Shakira me tomó del brazo para que me dejaran entrar a la rueda de prensa porque no estaba acreditada.
Shakira había llegado antes del amanecer a Cartagena y ya completaba más de doce horas despierta. Faltaba la última rueda de prensa del día después de la inauguración oficial del que es tal vez es el mejor colegio de Cartagena en las Lomas del Peyé. A lo largo de 15 años ésta comunidad de once barrios es el producto del desplazamiento de los montes de María y el Magdalena medio. Ahora 1700 niños que han crecido en medio de la pobreza y el desarraigo tendrán un colegio con 49 salones. Por esta obra de la Fundación Pies Descalzos, Milán vino por primera vez a Colombia. “Vamos a ir a visitar a los abuelitos a la casa de la mamá que también es tu casa, en un avión como ese que está en el cielo”, le explicó Shakira al niño.
Desde Los Ángeles, Estados Unidos volaron. Pasaron la mañana en el Hotel Santa Clara. Ahora después de desacalorarse y ponerse el pintalabios rojo carmesí la puerta del baño tenía más de una docena de cámaras. La sonrisa ya no fue natural. El niño pasó a brazos de la niñera y Shakira se convirtió en la “artista”. Mientras Milán intentaba dar sus primeros pasos y las luces encandilaban sus ojos, Shakira se tomaba una botella de agua con pitillo. Era la artista pero no la prepotente que creía sino una bella rubia, amable y sonriente.
Mientras los periodistas le hacían preguntas como: ¿Qué pasaporte va a usar Milán?, yo pensaba si esas serán las preguntas que Shakira quiere responder. Llegó nuestro turno y le preguntamos por el proceso de paz. “Estoy convenida que la paz tiene que ser una prioridad para Colombia por eso hay que hacer todos los esfuerzos posibles en pos de ella.” Shakira también cree en todo cuanto está sucediendo en La Habana. Es por ello que ahora es cuando más necesitamos esas canciones políticas y de reflexión de aquel bello pasado, pues seguramente la locuaz Shakira tendría muchas más cosas que decir, en lugar de tener que responder lo básico : ¿Y la censura del video con Rihanna?