A Shakira no le importa quién nos gobierne, si la policía mata a 100 colombianos o a 2.000, le vale chimba, ella vive lejos como lo que es, una millonaria feliz. Ha sido incapaz, de decir, en los 25 años en los que ha sido famosa, qué preferencias políticas tiene. Lo que sí sabemos es que le gustan los hombres extranjeros y convertirse en la nacionalidad de sus parejas. Por eso fue argentina con Antonio de la Rua, puertorriqueña con Osvaldo Ríos, catalana con Piqué. Con todos ellos ha tenido una historia complicada. Le sirvió a Rios, el galán de los años noventa, de trampolín para consolidar su fama. A Antonio de la Rua lo mantuvo e incluso estuvo con él hasta que su papá se convirtió en el peor presidente de la historia de la Argentina generando una crisis económica que dos décadas después todavía repercute en ese país. A Piqué pues parece haberle perdonado, una vez más, sus continuas infidelidades ya que se vieron hoy juntos.
Contrario a todo esto Karol G ha demostrado una entereza única en una artista tan joven. Desde hace 2 años la Bichota convirtió el término en un grito de guerra femenino, en una declaración de principios, en una actitud para afrontar la vida. Bichota es la que guerrea, la que lucha, la que pelea, la que sale a la calle a pelear por sus derechos, por eso Bichota fue el grito de guerra de tantas colombianas.
Karol, de Medellín para el mundo, está feliz de su origen, de mostrárselo al mundo. Mientras tanto hace años que no le hace una ofrenda a Barranquilla la esposa de Piqué y la última vez que estuvo en Barranquilla grabando un video, como el de la bicicleta, tuvo un gesto feo de mandar a callar a la gente. Shakira, igual, sigue siendo una figura de talla mundial, un mito, Karol G, mientras tanto, es el futuro de la mujer colombiana