El mundo (naturaleza, fenómenos, seres vivos, tiempo) se nos presenta externamente, es decir esta fuera de nosotros, de nuestros sentidos; al enfrentarnos a él (percepción), comenzamos a describir, comparar, tocar, medir, razonar, hacer conciencia, juicios e internalizar sus significados y representaciones.
Cuando se comparten estos significados y representaciones, esta intervención humana, con otros humanos, en un espacio, y tiempo determinado, se manifiesta como intersubjetividad; en otras palabras, se materializa como una sociedad, cultura.
Desde la religión y el significado que se comparte de mujer, en el libro del génesis (primer libro del pentateuco), antiguo testamento, Dios le dijo a ella: “En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos. Con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti”.
Lo anterior fue el resultado, de la disonancia cognoscitiva, a la cual se vio enfrentada Eva, dada entre la tentación (poner a prueba) suministrada por Dios y las argumentaciones presentadas por la serpiente. (amenaza versus conocimiento).
Ante comer o no del fruto del árbol, que se ubica en medio del huerto, Eva, se enfrenta a dos (2) opciones, con poco conocimiento y experiencia de vida. (la “o” en este escrito la debemos entender como la elección de un hecho, de los dos (2), tres (3) o más presentados, como posiblemente todos)
Cuando el ser humano se enfrenta a dos (2) opciones, no está tomando decisiones, sino se enfrenta a un dilema. Las dos (2) opciones pueden ser igualmente buenas o malas. Mateo 12:30 dice: “El que no está conmigo está en mi contra”. Todo esto significa, que frente a dos (2) opciones, nos obligan a tener, simplemente, es una conexión emocional. Son decisiones subjetivas, con prejuicios, sesgadas, sin datos, impuestas, sin información valida y confiable.
Para la “decisión” a la que se ha sometido a Eva, la primera es amenazante, porque si lo hace no solamente muere ella, sino Adán. ¿Cómo calificaríamos la actitud de Dios frente a este tipo de relación, donde la confianza, honestidad, apoyo, respeto y buena comunicación no es transparente?; y que, en el fondo, lo que se estimula es a ejecutar comportamientos que van en contra de los principios morales, éticos, confianza en el otro, las normas sociales, y las legalmente establecidas.
La segunda opción, proveniente de la serpiente, es que por comerla no morirán, sino que obtendrán conocimiento, identificando el bien del mal, obteniendo sabiduría. Esta argumentación no se queda en la simple amenaza de muerte.
Eva mira, huele y toca el árbol. La significación que le empieza a dar a esta experiencia es, que el fruto del árbol es bueno, por lo tanto, se puede comer, no es un veneno, es agradable a la vista, y de hecho deseable; en tanto que daría sabiduría.
Todos sabemos y por ser hijos de esas madres, que las conocemos por su apoyo, orientación; que una buena, excelente madre, es capaz de enfrentar al mundo y hasta derrumbarlo; con el fin, propósito de evitar o eliminar la maldad y que esta nunca toque a ningún miembro de su familia.
El comer este fruto le abrió los ojos y se dieron cuenta que estaban desnudos. Es decir, Dios les tenía los ojos cerrados, impidiendo ver la realidad de sus cuerpos y de hecho dándoles una significación negativa, por lo cual tuvieron que tapar sus partes íntimas con hojas de higuera.
Lo peor de todo, es que Dios llamó a Adán, quien le respondió que tenía miedo por estar desnudo y por eso se escondió. Adicionemos, a lo anterior, que Adán culpabilizo a Eva al responderle a Dios: “La mujer que tú me diste por compañera medio del árbol y yo comí”.
A partir de esta temporalidad nos dan a conocer que “el otro” es un demonio, enemigo, un peligro, un traidor, un disidente, un contrario, un discrepante, un antagónico, un opuesto, un mentiroso, un ser en el que no se puede confiar, etc.
Desde esta perspectiva bíblica se puede afirmar que el pecado (incumplimiento a un mandamiento propuesto en la ley de Dios) destruyo la dignidad de la mujer.
Las escrituras que se encuentran en los libros de la religión determinan que la vida de Eva se la debe a Adán, pues, ella, surgió de una costilla de este. Por tal razón el hombre tendrá dominio sobre ella y Dios, además, señala que ella es la fuente de placer para el hombre.
Desde lo social e históricamente, estas relaciones civiles, tienen una tradición judeocristiana (roma), una mirada desde el derecho canónico (España) y del código napoleónico (Francia). En consecuencia, la mujer debe estar subordinada, marginada, bajo la tutela y sujetarse a la autoridad del hombre (sierva del marido); por lo cual, no podía ejercer cargos jurídicos o civiles sin la autorización del marido.
Como se puede deducir la conciencia que se tiene sobre la mujer, sus interrelaciones y su objetivación (representación) puede venir de un campo espiritual, del ser individual o del ser social. En consecuencia, el parentesco, las relaciones afectivas, sexuales, económicas; las responsabilidades, derechos, roles, obligaciones se construyen desde estas visiones.
Lo anterior nos lleva a preguntarnos ¿Qué mecanismos, procedimientos, técnicas, lógicas, se vienen imponiendo en la sociedad, para la valorización del hombre, la mujer y su relación?
Todos ellos surgen de cómo calificamos y valoramos las relaciones (condicionamiento social). A estas, se les puede interpretar desde la condición físico-biológica de la mujer y cómo esta condición es asociada o identificada en el campo simbólico, religioso, social, cultural, sexual, económico, psicológico, afectivo, ideológico o político.
La mujer históricamente ha sido un ser subordinado que dependía económicamente, se le defendía y se le podía juzgar, por aquella persona que tenía el poder sobre ella, el marido; en otras palabras, se podría afirmar que esto es una indefensión aprendida. Lo anterior lleva a que se le consideraba como un objeto, bien material (sexual o reproductivo) de su propiedad. No era un sujeto de derecho.
Existieron situaciones en las cuales, ellas, debían certificar su virginidad, para poder casarse y sus roles se establecían para ejecutarlos en el hogar como: lavar, planchar, hacer la comida, cuidar los niños, tender las camas, hacer el aseo y máximo aprendieron a leer y escribir.
Por todo lo anterior ¿cuál es la significación que le damos a la mujer?, es decir ella vale por su belleza, por su fama, por su riqueza, por su sabiduría, por su personalidad, por su descendencia, por su dinastía, por sus habilidades, por su competencia, por espacios de poder que puede generar en el campo político, por su rol familiar, por el placer que puede dar, por su obediencia, por su subordinación, por el rol social que debe desempeñar, por ser reproductiva (15-45 años), por el aporte y contribución a la sociedad (factura), por ser contraria al hombre (dialéctica), por sus comportamientos inmorales, por su perversidad, etc.
Mi madre fue mi Dios y sigue viva en mi corazón y pensamientos. En realidad, ella fue la que me hizo a su imagen y semejanza. Ella fue la que me enseño, que uno debe respetar a las mujeres, pues son un universo de amor, empatía, afecto, orientación, conciencia social, sacrificio y construcción de vida. Que junto a ellas creceríamos y cada día seriamos mejores, superando el pasado. Así lo quiso hacer Eva con Adán, y por supuesto con sus hijos, pero no la dejaron.
Además, me enseño el amor al prójimo y para que ello fuera una realidad, el único mandamiento que se debería cumplir es “no joda al vecino”. Con esta actitud, ya se le está haciendo un gran bien. Esta imagen de amor, sacrificio por sus hijos, me llevaron a generalizar esta imagen, en todas las mujeres. Pero hoy, me entristece, que muchos hombres son miopes, ignorantes y sin valores humanos, personales, sociales y morales. No ven estas virtudes y valores que para el hombre nos hace crecer.
En esa época de mi crecimiento (adolescencia), a la mujer se le atendía, como una reina sin importar sus orígenes, raza, credo, color de piel, cultura, estatura, silueta, estatus social, orígenes, prendas y forma de vestir, etc.
Por protocolo, me decía mi madre, que en el bus uno le debía ceder el puesto (no existían sillas rojas y azules), darle la mano al bajar del vehículo; en las escaleras, cuando se camina por ellas; que uno siempre debía estar debajo de su falda (analogía). Lo que me quería significar con ello, es que uno se podría volver en su salvavidas. Esto por si de pronto resbalaba, trastabillaba o caía, impidiendo que se callera y lastimara. Además, insistía que se debía usar las mejores palabras y expresiones corporales. Eso era la muestra de ser un verdadero caballero (gentleman). En síntesis, las deberíamos respetar y hacer respetar.
En las calles, espacios públicos, los piropos eran un lenguaje de conquista, respeto y admiración para la mujer. Debíamos tener en claro que los piropos por su contenido pueden hacer reír, sacar el mal genio, destacar la belleza física o admiración por su personalidad. Este último era el que deberíamos usar. Era una técnica psicosocial, para buscar que esa mujer entablara una relación de amistad, o noviazgo.
En cuanto a lo anterior, me acuerdo de Konrad Lorenz, padre de la etología. Quien explica las relaciones entre los animales. Las palomas para poder cortejarlas y tener un apareamiento (beso cloacal), el palomo ante la mirada de la paloma coloca su cuerpo de una manera atractiva y su cuello lo oscila de atrás hacia adelante (baile) y además acompañado de un cantico (gorjeo). Su emparejamiento dura de por vida, son protectores y siempre las cortejan.
Con este tipo de aves y otras como los cisnes, seleccionar su pareja, se hace para estar con ella por mucho tiempo. Nos enseñan, que la correlación o vinculación entre sus “afectos” no es una cosa de suerte o de azar, sino para asegurar la supervivencia de la especie y su relación dura toda la vida. La explicación en estos casos, desde la etología, es que está “monogamia por asistencia”, está dada por factores ecológicos, en el sentido que la pareja es la responsable de la crianza o cuidado parental de su descendencia.
Con los pavos reales la forma de conquista es usar los colores de su cola como un abanico. El tamaño, el color y la calidad de la cola son la fuente de elección de la hembra.
Entre los humanos, creo, el hombre busca en la mujer, en su posible pareja, las características de personalidad que posee la madre del conquistador como: seguridad, autoestima, confianza, apoyo, inteligencia, buena actitud ante la vida, pero con una diferencia y es que ella (pareja) le puede dar lo que la madre no puede hacer (sexo), por ello también observan su rostro, ojos, labios, el cuerpo, senos, nalgas, cadera y su erotismo.
La mujer, su posible pareja la identifican por su condición física, músculos, altura, simetría, elementos asociados al sistema reproductivo y ser muy bueno en la cama; en lo económico, que tenga un buen trabajo, altos ingresos, buenas prendas de vestir, bienes muebles e inmuebles; cognitivamente, ser inteligente, tener altos niveles de estudio; en lo social, formar parte de una excelente familia funcional; en lo psicológico, ser empáticos, amables, con buen sentido del humor, generar confianza, generoso, buen escucha, que comparta sus perspectivas de vida, etc.
Ya como pareja y con descendencia, la responsabilidad de la crianza esta únicamente en manos de la hembra, atribuidos a factores como tiempo de embarazo, lactancia, cuidado, bañar, asear, alimentación, afecto, pasear, llevar al colegio, vestir, educación, enseñanza de técnicas o procedimientos para responder de manera adecuada a los cambios y circunstancias de su entorno (disminuir riesgos, supervivencia), etc. La cooperación del macho con la cría es poca o se centra únicamente en ser protector o “papá chequera” y en ser materialista, es decir la persona encargada del “hacer”. Aquí estamos hablando del hombre en un contexto patriarcal.
Para David Barash, con él reconfirmamos lo que venimos exponiendo, la relación de pareja, es una cuestión de psicología, sociología, antropología, economía, derecho, ética, teología, literatura, historia, filosofía y demás posiciones de las ciencias humanas y sociales. Es decir, las relaciones afectivo-sexuales se deben mirar desde todas estas perspectivas científicas. Cada una de ellas tiene sus propias explicaciones que, interrelacionadas, permiten un mejor esclarecimiento de por qué este tipo de relaciones de pareja se deterioran y terminan en violencia o feminicidios.
Frente al feminicidio se entiende que este comportamiento se materializa en una relación interpersonal, donde el género juega un papel importante y los escenarios pueden ser familiares, domésticos (de pareja), comunitarios (familias), políticos (derechos), académicos, laborales, sociales. En consecuencia, para cada uno de esos escenarios los roles, responsabilidades, derechos de la mujer como para el hombre están establecidos diferencialmente.
En este orden de ideas estos tipos de relación afectivo-sexuales, se les da un calificativo o valor muy diferente de acuerdo con el contexto social, científico y político de cada país. Un gran interrogante al respecto es ¿qué tiene más valor, lo afectivo, lo sexual, por igual o ninguno? O ¿lo afectivo es consecuencia de lo sexual o lo sexual de lo afectivo? Algunos dirán que lo económico juega, también, un papel importante en la relación de pareja.
Visto de manera global las relaciones, afectivo - sexuales, entre machos y hembras en las diferentes culturas se pueden materializar o evidenciar bajo los siguientes modelos como poliginia (un hombre casado con varias mujeres), en poliandria (una mujer con varios hombres); monogamia (tener un único cónyuge sin diferenciación de sexo), aspecto que fortalece el control, dominación, poder sobre, agresividad verbal o violencia física; y promiscuidad, que es simplemente la búsqueda únicamente del placer (amigovios).
Desde la mirada política las relaciones afectivo-sexuales, son contextualizadas, bajo un sistema institucionalizado llamado patriarcado donde se invisibiliza a la mujer, se ubica en un segundo plano de subordinación (impotencia aprendida). Aquí la asimetría aparece, donde unos tienen poder y otros no lo tienen.
Si lo observamos desde el concepto de mercancía (Marx), la relación de pareja vista como algo externo, se le calificaría por las propiedades, que conllevan a una satisfacción humana. Esas propiedades pueden ser cualitativas o cuantitativas. Si la mercancía se le determina por su valor de uso (consumo), de hecho, esta característica le da un valor de riqueza. Pero si a esta mercancía, se le da un valor cuantitativo, puede ser intercambiada. No es otra cosa que el intercambio de los valores de uso.
Llevando esta problemática de la relación tóxica de una pareja, a verla como un sistema de normas y procedimientos, se puede calificar como un sistema de control biopsicopolítico, donde cada uno de estos factores juega un papel importante en la relación exitosa o fracasada de la pareja.
Esta intersubjetividad de pareja nos lleva a preguntarnos: ¿el otro cómo lo vemos?, ¿cómo él - ella se percibe?, ¿cómo se valora? ¿Cuál es el fin de esa relación? Las posibles respuestas como interrogantes serian: ¿cómo objeto sexual, esclavo, servidumbre, complemento existencial? ¿prolongación de la relación entre oprimidos y opresores? O como Carlos Marx decía de la familia, que es la unidad de producción de fuerza de trabajo que de hecho preserva el patriarcado y el capitalismo.
Como podemos deducir las relaciones de pareja son muy importantes en una sociedad y de ellas no debe existir la violencia, el maltrato físico, el feminicidio. Si de allí emergen esas problemáticas, es porque el condicionamiento social, las políticas de estado, los estereotipos sociales, los paradigmas e imaginarios sociales, tienen una gran influencia en el comportamiento social (significados y representaciones).
Por todo lo anterior y con miras a tener una sociedad armónica, justa, simétrica, todos y cada uno de nosotros, nos debemos comprometer en su construcción, rompiendo esos esquemas, percepciones, simbolismos, significaciones, representaciones y construir unas nuevas.
Para ello debemos entender y tener muy claro si la relación a entablar con su pareja se realiza es por un simple apareamiento (goce sexual), reproducción de la especie, forma de dominación, mantener un sistema económico, o construir un equipo o pareja duradera (sociedad familiar). Es saber qué pesa más, en la relación, el afecto (lo emocional), la comunicación, el porvenir (futuro-prospectiva), el placer (lo sexual), teniendo en cuenta el contexto sociopolítico.
La relación de pareja implica o se evidencia como tal, por compartir besos, caricias, un mismo espacio, sexo, comportamiento afectivo, confianza, lealtad, sus funciones de paternidad y maternidad (si la quieren y establecen), funciones económicas, cuidado, lenguaje íntimo y una búsqueda de objetivos, valores y creencias compartidas (compromiso). Todo lo anterior sumado, es creer y confiar en el otro.
En Colombia, en lo que he podido analizar y entender, claro que hoy ha cambiado, y seguirá cambiando, es que la educación que se le ha impartido a las mujeres con relación a la búsqueda de su pareja es que el sexo y el amor se deben identificar como una misma cosa (fidelidad física y emocional). Que, si tiene relaciones sexuales con un hombre, es porque lo ama y va a ser su marido, de lo contrario no tenga relaciones. Pero esto ya ha cambiado. Ahora no se le exige virginidad a la mujer.
Para los hombres se les enseña que el sexo y el amor son dos (2) cosas totalmente diferentes. Que se debe es amar a la mujer con la cual va a convivir toda la vida (fidelidad emocional).
Desde esta perspectiva, antigua (historia), la infidelidad estaba calificada desde lo sexual para la mujer, pues si tenía relaciones sexuales con otro hombre es por que perdió el amor hacia él. Mientras que para el hombre no. Sigue amando a su pareja.
En consecuencia, se puede establecer que existen varias formas de organizar una relación de pareja, para la cual deben existir unas reglas, contratos, que pueden ser explícitos (que son los que deben prevalecer y la comunicación es el mejor medio) y unos implícitos, determinados subjetivamente y no compartidos. Ejemplo de ello podemos hablar de los swingers (intercambio de pareja). En las parejas existe el amor, el sexo no es clandestino, es permitido y compartido (¿infidelidad?).
Cuando no hay claridad de cómo debe ser la relación de pareja, la infidelidad sexual o emocional, se puede manifestar como un comportamiento calificado como castigo, venganza, o separación (perdida de afecto). Esto puede surgir porque la pareja no quiere o no cumple (decisiones), con la intensidad, frecuencia, ritos y satisfacción en las relaciones sexuales, porque los compromisos se rompieron o por celos (percepción sin fundamentos, sospecha). Esto no es otra cosa que el enfrentamiento entre una valoración racional y otra emocional, respecto de los actos, compromisos y escenarios compartidos. En muchos casos sus efectos son la violencia física, el feminicidio y en pocos la separación o el divorcio.
En conclusión, y desde la perspectiva dialéctica, que su fin es superar las contraposiciones, vamos a construir los mejores escenarios para las familias colombianas exitosas.
Los comportamientos que en una u otra medida vienen reforzados por las tradiciones, doctrinas, calificativos, percepciones (misogamia), instituciones, las debemos cambiar.
La dialéctica hace uso de tres (3) leyes o principios. La primera es la ley de la transformación de la cantidad en calidad y viceversa. Significa que la cantidad de problemas al interior de las familias, deben llevarlos a cambios cualitativos, una mirada más profunda.
La segunda, ley de la unidad y lucha de los contrarios. Nos orienta a que esos contrarios que se encuentran en una relación, hombre, mujer, no deben existir separadamente, que, bajo la condición de matrimonio, pareja permanente, se deben transformar en una unidad, el uno en el otro. Las actividades del hogar no están definidas por su género y pasan de ser hombre – mujer a ser esposa – esposo (familia)
Tercero, ley de negación de la negación. Es el proceso de evolución de la pareja en familia y de hecho en una mejor sociedad humana. Es la evolución del concepto de familia anterior a uno nuevo.
Hoy debemos identificar, entender y respetar la familia tradicional (biparental), la familia homoparental; la familia reconstruida, que la identifican como sus hijos, mis hijos y nuestros hijos; la familia monoparental, la familia homoparental, y la familia adoptiva.
Todas a su interior se deben ocupar del equilibrio psicológico, afectivo, moral, ético, de mutuo entendimiento, de estudios de riesgo familiar, la transmisión de saberes y comportamientos no deben ser asimétricos, en esos espacios no deben existir diferencias entre género y las actividades familiares. La única diferencia existente, por lógica y estructura biológica es la reproducción, que por mutua decisión se puede realizar.
Analogías al respecto, las veo con la electricidad, donde el polo positivo (ánodo) y el polo negativo (cátodo) son contrarios, opuestos, que al unirse (negación de la negación) se transforma en energía lumínica, mecánica, térmica. Respecto del espacio, lo determinamos porque en él se encuentra el objeto sensible a la percepción y el terreno o lugar donde se ubica. Lo anterior se supera determinando qué tipo de espacio estamos simbolizando, exterior, interestelar, intergaláctico, vacío, local, inmediato, criminal, familiar, etc.
En conclusión, la violencia intrafamiliar contra la esposa, hijos, familiares y la mujer en general, debe desaparecer de Colombia y los responsables somos los hombres. Nuestras reflexiones sinceras, pensamiento racional, deben ser los catalizadores para transformar la realidad social y de hecho estructurar la conciencia familiar social. Las contradicciones entre el pensar y el hacer, deben establecer una conexión de interdependencia.
Debe desaparecer la familia sindiásmica. Ya el hombre no debe ser adultero. De igual forma la infidelidad (exclusividad en las relaciones sexuales). La autoridad familiar debe ser democrática, cooperativa. La pareja no se debe ver y tratar como objeto (propiedad privada). El hombre y la mujer en el matrimonio son una unidad, donde la solidaridad, empatía, es colectiva; que apunta a la conservación. De igual manera es la fuente de la moral, ética, normas, creadores de vínculos afectivos, derechos, obligaciones, conocimiento social, respeto, confianza (creer en el otro), supervivencia (riesgos), y los roles a su interior no deben estar ligados con el género. Debe ser una familia funcional.
Los celos, altamente asociados a las actividades sexuales, se deben verificar y no ser una simple sospecha, para evitar la celotipia. Esta se manifiesta con agresiones y amenazas verbales, hostigamientos, control de las actividades de la pareja (se justifica que están cuidando o protegiendo a su amor), violencia física y puede terminar en un homicidio.
Los celos se sustentan en las inseguridades personales (se compara o imagina que “el otro” tiene mejores virtudes, competencias, estatus, mejores preferencias y expresiones sexuales, como eróticas, etc.), baja autoestima, desconfianza y la falta de una comunicación asertiva. La mejor decisión es la separación armónica y pacífica.
El título de la canción de Chipb debe desaparecer: “Si no eres mía no serás de nadie” y a cambio debemos encontrar otra pareja, y en su relación no deben existir los mismos errores.
Por último, para complementar por usted, lo dicho, les propongo respondan las siguientes preguntas, de muchas más que pueden surgir. Hombre - Mujer: ¿Es libre? ¿Cuál es su responsabilidad? ¿Cuáles son sus límites? ¿Cómo representa su realidad en pareja? ¿La sociedad cómo ve, simboliza, representa e impone la realidad de pareja? ¿Cuáles son los procesos intrapersonales e interpersonales de la pareja para calificarla como una relación verdadera, autentica y duradera? ¿El amor es físico, emocional, apoyo reciproco, económico, sexual? ¿La relación de pareja es expresamente un arreglo sexual? ¿Qué tiene que ver la religión con el matrimonio?