Leer o ver en televisión las noticias sobre sucesos del acontecer internacional que divulgan medios como El Tiempo, Semana, el Espectador, Noticias RCN o Noticias Caracol es como experimentar un deja vu. Siempre informan sobre los mismos países: Venezuela, Argentina, Nicaragua, Ecuador, etc., y todos tienen en común que están gobernados por presidentes de izquierda. El desabastecimiento en Venezuela, el asesinato del fiscal Nisman en Argentina, la futura construcción de un canal interoceánico en Nicaragua y la llegada de un movimiento de extrema izquierda en Grecia acaparan los titulares de los medios colombianos.
Y no los critico: está bien que estos medios denuncien los abusos de los gobernantes de izquierda. El mundo no puede hacer oídos sordos a la dramática situación que vive nuestra hermana república de Venezuela por cuenta de la escasez crónica de productos de primera necesidad, la inseguridad y la represión a la oposición. Tampoco puede pasar por alto la misteriosa muerte del fiscal Nisman en Argentina ad portas de imputar cargos a la presidenta Cristina Fernández, ni menos ignorar las repercusiones negativas que puede acarrear la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua.
Pero inquieta que esos mismos medios no sean igual de acuciosos e inquisitivos a la hora de informar sobre las tropelías que ejercen sobre sus ciudadanos los presidentes de derecha en Latinoamérica o la compleja situación que viven los países gobernados por personajes de este mismo espectro político. Poco o nada dijeron los medios colombianos sobre la crítica que hizo la ONU al gobierno del presidente guatemalteco de centro derecha Otto Pérez Molina por su decisión de rebajar el salario mínimo en algunas zonas del país centroamericano para beneficiar a empresas que deseen invertir en esos sectores. Algunos críticos dicen que tal reducción implicaría que los guatemaltecos no tendrían ingresos suficientes para cubrir el costo de la canasta familiar, pero al parecer a ningún medio colombiano le pareció relevante esta noticia.
O qué decir del expresidente de Panamá Ricardo Martinelli que está siendo investigado por presuntos casos de corrupción en la contratación de comida deshidratada para escuelas públicas de su país, a la vez que ha sido denunciado por espionaje a la oposición. La difusión que le han dado los medios colombianos a este caso ha sido más bien escasa.
Pedirle imparcialidad a los medios colombianos que no son más que cajas de resonancia de grandes grupos económicos a los que pertenecen, es como pedirle peras al olmo. Pero aun sería justo que informaran sobre los problemas que enfrentan los países independiente del espectro político que los gobierne y no sólo se limiten a informar sobre las brutalidades del mediocre Maduro de Venezuela.