Sergio Fajardo y las posibilidades de una reconciliación socialdemócrata

Sergio Fajardo y las posibilidades de una reconciliación socialdemócrata

Es oportuno analizar el espectro político que representa el candidato de la Coalición Colombia para comprender qué significa eso que nombran como centro-izquierda

Por: Oscar Mauricio Pabón Serrano
abril 16, 2018
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Sergio Fajardo y las posibilidades de una reconciliación socialdemócrata
Foto: Archivo 360radio.com.co

En el actual escenario de las elecciones presidenciales, el profesor Sergio Fajardo y la propuesta programática de la Coalición Colombia representan una tercera alternativa política que proyecta la convergencia de posturas bien variopintas, clasificadas por algunos como de centro-izquierda. Pero los colombianos de a pie poco saben de esos temas, al tiempo que en el último lustro se fueron involucrando en un mediático y manipulado debate entre las ideologías de izquierda y derecha por causa del proceso de paz que el gobierno de Santos adelantó con las Farc-Ep. La polarización política avanza con los vientos a favor soplados por una sociedad desinformada y con una cultura política bastante biche o incipiente, donde la propuesta de Fajardo quedó en medio de un fuego cruzado que le dispara desde la diestra por sus supuestos deslices “castrochavistas” y desde la siniestra por tener un discurso tibio sobre la cuestión social.

Así las cosas, para la claridad de los votantes y como un ejercicio válido en tiempos de la posverdad, es oportuno analizar el espectro político que representa Sergio Fajardo para comprender qué significa eso que nombran como centro-izquierda y qué tanto hay de socialdemocracia, progresismo o liberalismo social en sus propuestas de gobierno. Sin embargo, el ejercicio se complica porque la propuesta de la Coalición Colombia se alimenta de las ideas del Polo Democrático Alternativo, que se puede definir como el partido político de la izquierda moderada y progresista, del partido Alianza Verde que por antonomasia representa las tendencias de centro, y del partido Compromiso Ciudadano que nació en Medellín como una propuesta popular contra los dogmas de los partidos políticos tradicionales.

Como un simple ejercicio pedagógico y con el riesgo de ser fustigado por los ortodoxos de la politología, al analizar la “propuesta de política económica” del candidato Fajardo, podría concluir con muchos elementos de juicio o coincidencias ideológicas si se quiere, que el profesor se ha imaginado una Colombia que avanza –muy– progresivamente por los caminos de la socialdemocracia, política económica que llevó a Noruega, Suecia, Dinamarca, Nueva Zelanda y Suiza a estar en la parte más alta del Índice Legatum de Prosperidad y del índice de Desarrollo Humano de la ONU, lo que se traduce en un bienestar económico, libertad, igualdad, democracia, salud y educación para todo este grupo de europeos. Obvio, hay que guardar las proporciones, pues los avances de estos países relacionados con el “Estado de Bienestar” no se lograron de la noche a la mañana.

La socialdemocracia se puede definir como una propuesta o pensamiento pragmático y siempre dinámico para responder a las diferentes necesidades del contexto histórico. Por ejemplo, en la actualidad la socialdemocracia promueve las políticas capitalistas relacionadas con la propiedad privada, la economía de mercado y la libre empresa, además de un conjunto de políticas sociales que amparan las libertades en un sentido amplio, el bienestar de todos los ciudadanos y el financiamiento de un generoso paquete de programas sociales (educación, salud, pensiones, salarios, cultura, vivienda, servicios públicos, etcétera). En su transcurso histórico, la socialdemocracia no ha representado lo mismo, en la primera mitad del siglo XX simbolizó al socialismo reformista y  no revolucionario, fue una alternativa al socialismo soviético bolchevique; tras la Segunda Guerra Mundial representó al socialismo democrático que buscó la igualdad social en condiciones de libertad, confluyó con las doctrinas keynesianas del Estado de Bienestar que colapsaron tras la crisis económica de los años setenta; la caída del Muro de Berlín y el colapso del socialismo soviético marcaron el triunfo aplastante del capitalismo y del fundamentalismo del libre mercado; pero con la crisis financiera que estalló en el 2007 el paradigma neoliberal desveló su talón de Aquiles, quedó comprobado que los mercados no siempre se autorregulan y que el modelo de desarrollo es profundamente desigual, de esta manera las propuestas socialdemócratas tomaron un nuevo aliento.

En definitiva, los socialdemócratas argumentan que no hay una contradicción entre la economía capitalista de libre mercado y los propósitos relacionados con la consolidación de una sociedad de bienestar. La piedra de toque está en la acción efectiva del Estado para regular la actividad productiva y en la progresividad de los impuestos, garantizando de esta forma la subvención de los programas de bienestar, pues la verdadera libertad y democracia solo se alcanzarán cubriendo las necesidades básicas de la ciudadanía, la lucha contra la desigualdad es una de sus consignas; la socialdemocracia plantea profundas reformas sociales que no se contraponen al capitalismo, sino que lo moderan, que no van contra en contra ni asustan los mercados, sino que lo regulan. La clave está en la formulación de una economía mixta donde concurren los intereses privados, públicos y estatales; también convergen aspectos muy importantes en el ejercicio de la política relacionados con la transparencia, la meritocracia, el ambientalismo, el civismo, la justicia, la generación de capacidades y el respeto de las diferencias.

Sin el ánimo de profundizar en el análisis, estas son algunas de las señales socialdemócratas que se encuentran en la “propuesta de política económica” de la coalición liderada por Sergio Fajardo y que se titula “Desarrollo económico para enfrentar las desigualdades y abrir la puerta de la oportunidades”, documento que de entrada opta por las sendas de dicho pensamiento político alternativo, sobre todo en los temas que tienen que ver con los retos del tercer país más desigual del planeta. La columna vertebral de la propuesta de Fajardo es el desarrollo económico, condición fundamental para avanzar por el camino de la prosperidad y la equidad social, para generar las capacidades que permitan un desarrollo humano en libertad. La educación también hace parte de sus principios orientadores, pero no se plantea una política educativa desde la perspectiva de gratuidad, sino desde el aumento de los recursos, la ampliación de cobertura, el aseguramiento de la calidad, la reestructuración de los créditos educativos y del programa Ser Pilo Paga, el fortalecimiento de las universidades públicas y un programa de ayudas educativas que prioriza a la población vulnerable.  La sostenibilidad ambiental, el saneamiento de las finanzas públicas, el aumento de la competitividad en el mercado nacional e internacional también nutren y orientan la propuesta económica de Fajardo. En concordancia con uno de los rasgos que más caracteriza las corrientes socialdemócratas, Fajardo subraya como otro de sus principios orientadores el “diálogo y cooperación entre [el] Estado y [el] sector privado”, reconociendo al Estado como el principal socio de las iniciativas privadas, protector y regulador de una economía libre pero en justa competencia,  garante de la propiedad privada y en diálogo abierto para el fortalecimiento de una economía mixta.

Finalmente, hay que decir que la propuesta económica de Sergio Fajardo está constituida por tres pilares relacionados con (1) el desarrollo y aumento de la productividad, (2) la política social y (3) la responsabilidad económica. De acuerdo con el documento, “en la medida que la productividad aumente actuará como motor del desarrollo humano y económico, generando empleo de mejor calidad, mayores salarios y oportunidades para nuestros trabajadores”. El pilar de la política social se sincroniza en parte con el ADN de las propuestas socialdemócratas en estos temas, pues el aumento de la productividad en un contexto capitalista regulado, potenciaría las capacidades de los colombianos atacando los problemas de desempleo, informalidad, pobreza y desigualdad; además, las reformas sociales en temas de empleo, salud, pensiones, educación se concertarán entre la ciudadanía y los sectores productivos. Como bien lo expresa su propuesta, “la economía colombiana es una economía de libre mercado en un estado social de derecho”, este el reto que tendría Fajardo o cualquiera que sea el próximo presidente, cumplir simplemente con las promesas pendientes de la Constitución Política de 1991. Ahora bien, sí queremos saber cuánto tiene de socialdemócrata Sergio Fajardo, lo mejor es preguntarle a él.

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