En los primeros 50 días de gobierno de Emmanuel Macron en Francia, se llevó a cabo un discurso en el afamado Palacio de Versalles, frente al congreso en pleno. Este, cargado de un enorme hálito de novedad y expectativa frente a los cambios que se le avecinan a la madre república de la libertad para los próximos 5 años, se vio elocuente pero tajante en aras de efectuar lo que llamó una “revolución para emancipar a los ciudadanos”.
Y es que vale la pena recordarle al lector que la elección de Macron el domingo 7 de mayo fue la voz de la gran cantidad de franceses con tendencia política hacia el centro, en clara oposición a la firme posibilidad de un gobierno derechista en su país.
Uno de los puntos esenciales que abordó el joven mandatario fue un llamado a la unión de todas las vertientes políticas de Francia en una campaña por “sacar al país adelante” en medio de la crisis (lo cual fue interpretado por los analistas como un alarmismo prematuro), defendiendo las libertades propias del capitalismo y apelando a la “inteligencia de los franceses”, de la que hizo gala en su discurso el presidente.
Y es que Macron, fiel a sus posturas divergentes con el sistema establecido desde cuando fungía como ministro de finanzas y con más fuerza en su campaña presidencial, advirtió que iba a hacer valer su votación para lograr sus reformas en menos de un año.
Pero usted se preguntará: ¿qué es lo que tanto hay que reformar en Francia? Los temas acostumbrados (educación, salud, economía, migración, y sobre todo seguridad), pero esta vez con la firme convicción de empoderar a los ciudadanos que nunca hubieran tenido participación política “regenerando” la vida pública.
Aún así se refirió a la importancia de defender la democracia representativa teniendo precauciones de no dejar “el monopolio del pueblo” en los populistas y extremistas.
En este punto es sustancial hacer el paralelismo con la situación pre electoral que está viviendo Colombia. En una coyuntura en la que “por obra y gracia de nuestro Señor Presidente” nos pusimos a debatirnos entre SI y NO a semejante imperativo como la paz, y que dicha dicotomía se trasladó (al calor del twitter) en una arcaica y abierta confrontación entre izquierda y derecha; bien le vendría en la presidencia, una figura como Emmanuel Macron. Una imagen limpia, decente y sobre todo educada que conduzca este país por la senda del desarrollo y la competitividad para todos.
Afortunadamente, las recientes estadísticas arrojadas por Gallup le dan un aire esperanzador al panorama político electoral del 2018 en cuanto le dan la mejor favorabilidad al Phd. en matemáticas, exgobernador y exalcalde, Dr. Sergio Fajardo.
Su movimiento ciudadano que cultiva la participación social a través de asambleas empodera a los jóvenes y a las mujeres de la veeduría y los destinos públicos, y pone en la educación el eje transformador de la sociedad colombiana. Él podría conducir al país a partir del 7 de agosto del 2018 en la senda del posconflicto a la altura de las tendencias políticas actuales para hacer de Colombia “grande de una vez por todas”.
