Cuando su papá, Fausto Cabrera, uno de los pioneros de la televisión nacional, moría a los 96 años en Bogotá en el 2016, Sergio Cabrera estaba en Barcelona, en medio de un homenaje que le daba la Filmoteca de esa ciudad a su obra. Su matrimonio con una portuguesa veinte años menor que él se deshacía. A los 66 años vivía una crisis profunda. Dudaba, sobre todo, de sí mismo. Ese es el punto donde arranca la narración de Volver la vista atrás, la magnífica novela de Juan Gabriel Vásquez que aborda dos generaciones de los Cabrera, la familia de españoles que huyó de la Guerra Civil Española a la República Dominicana del feroz Trujillo para luego recaer en la convulsionada Colombia de los años 40.
Fausto Cabrera fue uno de los primeros actores que tuvo la televisión nacional. Los poemas que declamaba se convirtieron en un programa que hacía suspirar a las quinceañeras de esa Colombia bucólica y violenta de hace seis décadas. A comienzos de los años sesenta el actor se quedó sin trabajo y aceptó la propuesta de un amigo actor para irse a vivir a China. Después de un viaje de dos días se abría ante los Cabrera ese enigma que era la China de Mao en plena revolución cultural. Sergio y su hermana Marianella eran adolescentes y dos años después de estar en Pekín sus papás se devolvieron a Colombia "a hacer la revolución". A los dos muchachos les tocó quedarse solos en ese país tan vasto. Se amoldaron a la brava y luego, como apostoles de la revolución maoista, viajaron a Colombia en 1970 para unirse a la guerrilla del EPL. Y entones lucharon y casi murieron y conocieron de cerca lo absurdo que puede ser una revolución manejada por dirigentes resentidos e ignorantes.
La vida de Sergio Cabrera es tan apasionante que se convirtió en la última gran novela de Juan Gabriel Vásquez, una historia intensa, apasionante, que además arroja luces sobre algo que es obvio: Cabrera es un director incómodo para nuestros canales nacionales. En un aparte del libro Vásquez escribe lo siguiente: "En el 2014 hizo una serie para tv. Era la historia del infame doctor Mata, un abogado que en los años cuarenta cometió 28 asesinatos impunes y uno más por el que fue condenado. El éxito estaba garantizado. Pero la telenovela costó más de lo previsto, y el canal culpó al director de los excesos y el director culpó al canal, y de la disputa, que en ocasiones llegó a ser subida de tono, sólo quedó un enfriamento de sus relaciones. De manera que Sergio dejó de recibir ofertas de trabajo, y su rgullo le impidio pedirlas o reclamarlas. Fue como estar muerto en vida".
Aún así volvió a tabajar en el 2017 con RCN en Garzón pero luego se fue a España a trabajar con TVE y dificilmente volverá al país a hacer otra serie. El único consuelo que tendremos de su ausencia son sus películas. Acá está en Youtube La estrategia del Caracol que, a pesar de ciertos anacronismos, como creer que ser trans es un problema moral, sigue teniendo una vigencia abrumadora. Además está Volver la vista atrás. Un privilegio tener un escritor como Juan Gabriel Vásquez