LA HABANA.- Luego de tres días de un tenso receso, los diálogos de paz se reiniciaron hoy en La Habana con un duro pronunciamiento de las Farc en el que acusaron al presidente Santos de actuar “con total ausencia de buen juicio y con un discurso contrario al propósito de reconciliación, de diálogo y de paz concertada que él pregona”.
“Un jefe de Estado no puede regocijarse con la muerte de compatriotas, mucho menos cuando estas representan golpes directos contra su principal bandera de gobierno: el fin del conflicto”, dijo Pablo Catatumbo en el Palacio de las Convenciones, minutos antes del inicio de las conversaciones.
Los miembros de la delegación guerrillera pasaron el fin de semana “acuartelados” en su sede de El Laguito, analizando la situación derivada de la muerte de 27 guerrilleros en el área rural del municipio de Guapi. Fuentes de las Farc desmintieron rumores según los cuales los diálogos estuvieron pendiendo de un hilo. “Nunca se pensó en romper el proceso, ni siquiera en suspender el actual ciclo”, aseguraron a Las2orillas.
Ante periodistas colombianos y extranjeros, Catatumbo expresó el desconcierto de las Farc ante el hecho de que los ataques de la fuerza pública en el Cauca y en Segovia (Antioquia) se hubieran producido justo en el momento en que “se iniciaba la implementación del acuerdo de descontaminación del territorio de artefactos explosivos “, más conocido como desminado humanitario.
Tras calificar los acontecimientos de la semana pasada como “un paso atrás en la Mesa de la Habana”, el jefe guerrillero dijo que las Farc atuarán “con la cabeza fria y el corazón ardiente para no echar por la borda los esfuerzos empeñados en ya casi tres años de conversaciones”
La guerrilla fue más allá, afirmando que “los diálogos necesitan un fuerte impulso y este solo podrá venir de una tregua bilateral”. También llamó al gobierno y a los medios de comunicación a que actúen con “responsabilidad y sentido patriótico”.
Al exaltar el sacrificio de sus combatientes caídos en Cauca y Antioquia, exigieron al gobierno que entregue los cuerpos a sus familiares para que “reciban un antierro digno como lo merece cualquier ser humano”.