Desde que tengo uso de razón, el tema de la corrupción ronda miles de investigaciones, acusaciones y parece que llegan momentos en que el asunto es tan denso que hasta las entidades de control ponen el grito en el cielo.
Y ya parece que el asunto es tan llamativo a nivel electoral que los partidos acogen como fórmula de batalla “No más corrupción”.
Lo ocurrido el sábado pasado en la marcha uribista en Bogotá tiene un detalle bastante anecdótico, como fue la presencia de Daniel Samper y Vladdo cuando portaban pancartas alusivas a la otra corrupción, y la respuesta no pudo ser otra que la agresión física y verbal.
De haber sido la cosa al revés, no me cabe duda que los santistas que se manifiestan hubieran sacado a la fuerza a los uribistas metidos ahí con sus propias consignas, y de todo esto solo cabe recordar aquella máxima que dice que no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Y la pregunta de rigor: ¿Cuántos de nosotros ante la inminente multa y decomiso del vehículo, no le soltamos al agente un billete grande?
No sé la respuesta, pero el tema da para pensar.
Y hablando de…
Y hablando de billetes grandes, qué bueno el premio Alfaguara de novela que se le da a Roy Loriga. Su novela Rendición promete.