La convulsa, profusa y exuberante agenda política-legislativa de los últimos meses ha sido bastante díscola en comparación a tiempos anteriores con circunstancias distintas. Sin embargo, dicho desorden nos ha privado de destacar avances jurídicos, jurisprudenciales y legales extraordinariamente vanguardistas; tal es el caso del acuerdo Marrakech.
El acuerdo Marrakech es una disposición que propugna por las personas con discapacidad visual u otra que no le permita desenvolverse en el medio de los documentos impresos; lo que se propone es que las personas en situación de discapacidad accedan a las obras publicadas en papel impreso, adaptándose a sus necesidades.
Dicho acuerdo fue refrendado, validado y adoptado por Colombia hace un poco más de dos meses mediante la Ley 2090 de 2021; lo cual constituye, como lo precitado en líneas anteriores, a todas luces un avance en esta materia, puesto que se espera facilite el acceso y el derribamiento de barreras para las personas en situación de discapacidad en lo que respecta a estudio de obras impresas.
Mediante este corto pero sustancioso escrito quiero manifestar mi total apoyo a esta disposición normativa, puesto que, con el pasar de los años se ha visto que las personas en situación de discapacidad tienen una cantidad inimaginable de barreras interpuestas por nosotros como sociedad, las cuales no les permiten desenvolverse en el entorno, entrando en un estado de debilidad manifiesta. Por consiguiente, es admirable adoptar medidas para tratar de paliar un poco la situación de las personas en estado de discapacidad.
Sin embargo, la díscola, disociativa, anacrónica y discordante realidad de nuestro país nos lleva a preguntarnos cómo será el tema de la puesta en marcha de esta disposición. En el papel todas las leyes son bellas, pero la puesta en práctica hace que se conviertan en horripilantes. He de decir que no será fácil adaptar las obras publicadas en medios impresos al sistema correspondiente para facilitar su acceso a las personas en situación de discapacidad; será un camino largo por recorrer, pero el resultado nos dará la gloria como país. Seremos más inclusivos, y podría atisbar o avizorar un futuro con un aprendizaje más desarrollado para personas con discapacidad y un porvenir más prospero para esa población que tanto ha sufrido sin paliar un poco las desgarradoras heridas ocasionadas por nosotros como sociedad.
Así de convulsa, profusa y exuberante es la realidad legislativa y política en nuestro país.