Recientemente el Ministerio de Defensa anunció que los Fuerzas Militares podrán bombardear campamentos y zonas donde se encuentren los Grupos Armados Organizados (GAO), antes llamadas bacrim. Con ello se buscaba combatir lo que se denominó la nueva gran amenaza a la seguridad del país. Sin embargo, este anuncio produce una mezcla de risa e indignación.
Luego de la desmovilización paramilitar, nacieron en diferentes regiones una serie de estructuras que se les denominó rearmadas, es decir, que se desmovilizaron y se rearmaron al poco tiempo, a otro grupo se les denominó disidentes, es decir, que nunca entraron al proceso de desmovilización, y los grupos emergentes que nacieron en las zonas donde operaban los grupos paramilitares, pero tenían rasgos distintos a los anteriores.
Después de 2009 la situación cambió sustancialmente. Los tres grupos anteriores desaparecieron y nacieron organizaciones criminales que funcionaban en forma de red y, si bien se ligaban a políticos, empresarios rurales y sectores de las fuerzas militares, la forma de funcionar en el territorio se había modificado en relación con la de los paramilitares.
Tres cambios son importantes. Por un lado, los contingentes armados estables desaparecieron, solo se mantienen algunas escuelas de entrenamiento y pequeños grupos armados alrededor de fincas donde se encuentran los jefes de las organizaciones. Pero las frentes de hombres armados desaparecieron. Lo que prima ahora son redes urbanas y estructuras pequeñas en zonas semiurbanas, las cuales pueden ser agrupadas rápidamente en caso de una operación en zona rural. Así, luego de la operación, estas estructuras se dispersan nuevamente.
En segundo lugar, en la medida que no mantienen contingentes grandes en zonas rurales, no viven en campamentos, la mayoría de las veces permanecen en sus casas y algunos viven en las fincas donde se mueven los jefes. Lo cual significa que estas organizaciones no reclutan en la vieja forma de sustraer los jóvenes del hogar, en la mayoría de los casos los jóvenes viven en sus casas, con sus familias.
Estas estructuras operan con redes urbanas,
subcontratan pandillas y grupos delincuenciales urbanos
para operar mercados ilegales y mantener disputas con otras organizaciones criminales
Por último, estas estructuras operan con redes urbanas, subcontratan pandillas y grupos delincuenciales urbanos para que operen mercados ilegales o para que mantengan disputas con otras organizaciones criminales. Así las cosas, la mayoría de estas organizaciones criminales tienen una fuerza élite pequeña y en los demás son estructuras subcontratadas.
De tal forma que el anuncio sobre bombardear a las bacrim o ahora denominados Grupos Armados Organizados causa risa, ¿será que van a bombardear ciudades o fincas? Lo que este anuncio demuestra es la necesidad e buscarles trabajo a las Fuerzas Militares después de la dejación de armas de las Farc y, obviamente, enviar un mensaje a La Habana sobre la decisión férrea de combatir estos grupos a los que las Farc ven como la gran amenaza del posconflicto. Es decir, es un anuncio político, pero su efecto será nulo en la estrategia y táctica militar para combatir estas estructuras u organizaciones criminales. Nada nuevo, nada eficaz para detener esta gran amenaza, más de lo mismo.