¿Será que vamos hacia el poder de las tinieblas?

¿Será que vamos hacia el poder de las tinieblas?

Nunca antes en la historia reciente de Colombia, una Semana Santa había estado tan cargada de expectativas políticas como esta que acaba de terminar

Por: Tiberio Gutiérrez
abril 02, 2018
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¿Será que vamos hacia el poder de las tinieblas?

En efecto, estamos a un año de la tragedia de Mocoa, en gran medida causada por de la imprevisión de los entes gubernamentales encargados de prevenir los desastres naturales que golpean con la tragedia a las comunidades ubicadas en zonas de alto riesgo, que por desidia, indiferencia o incompetencia de los organismos responsables sólo se viene a  proceder cuando los hechos sobrevivientes han consumado la tragedia de muchos muertos, daños físicos extensos y heridas morales intensas e irreparables en las comunidades más desprotegidas del país.

En el mismo sentido, estamos a un mes del derramamiento de petróleo del pozo 158 de Ecopetrol, en La Lizama, Barrancabermeja, Santander, debido a causas todavía no explicadas por los directivos de la empresa petrolera que, fuera de un manto de silencio, a estas alturas no atinan a corregir de una vez por todas el daño inmenso causado a la flora, la fauna, el agua, y a la comunidad aledaña de pescadores, que han quedado desprotegidos del trabajo para su sustento cotidiano de tal manera que toda esta indolencia da para pensar si en realidad se trata solamente de un daño técnico del mantenimiento del pozo en referencia, o tiene que ver también, y de qué manera, con las políticas del Gobierno frente al tratamiento errático de los recursos naturales, a tal punto que ya  están en discusión pública las posibles consecuencias negativas contra la conservación del agua y del medio ambiente que traería la búsqueda y extracción de petróleo a través de las técnicas del fracking.

Así mismo estamos a 8 días de la expedición de la Tarjeta Amarilla por la contaminación ambiental en la ciudad de Bogotá, y a un mes de la Tarjeta Roja por la nube de contaminación en la ciudad de Medellín, atosigada por la cantidad de carros y de motos en un área metropolitana rodeada por montañas donde se encajonan las corrientes de aire que no circulan adecuadamente, contaminando el medio ambiente con la polución, el ruido y la contaminación visual, producto en gran medida de los afanes de ganancia del gran capital inmobiliario que no tiene en cuenta las consideraciones humanas a la hora de emprender una urbanización por encima de los parámetros mínimos de un aire puro, la facilidad de la movilización, el control del ruido, la defensa de las zonas verdes, del espacio público, el manejo de las basuras y de los residuos sólidos, para poder tener la ciudad humana que necesitamos, además de la inseguridad, las redes de microtráfico, la violencia intrafamiliar, el desempleo disfrazado, la pobreza, la miseria y la injusticia generalizadas.

Es en este marco de condiciones sociales y económicas donde transcurre la “semana santa” que acaba de terminar, después de haber dejado unas elecciones al congreso marcadas por la corrupción, el clientelismo y el dominio de los barones paramilitares que desde las cárceles manejan el panorama político “en cuero ajeno”, de tal  manera que el 40% de los integrantes electos al “nuevo congreso” es de familiares procesados, detenidos o condenados por lazos con los paramilitares o que tienen vínculos con organizaciones ilegales al margen de la ley.

No obstante la votación de “Uribe-Duque”, los cálculos electorales de los partidos tradicionales no resultaron como lo predecían los dirigentes de éstos partidos que de antemano le daban la partida de defunción al Polo Democrático, al Partido Verde, y a la Lista de la Decente que agrupan las candidaturas presidenciales de Coalición Colombia y de Colombia Humana respectivamente.

En efecto,  el Cetro Democrático que aspiraba a 30 senadores, conservó los 19 escaños de la pasada legislatura; Cambio Radical, que aspiraba 25 curules, pasó de 9 a 16, siendo el partido de mayores resultados, en gran medida a sus alianzas con grupos y personas ligadas con grupos ilegales, con el clientelismo y la corrupción; el partido Conservador de 17 a 15; el partido de la U de 21 a 14; el partido Liberal de 17 a 14, y para sorpresa de los incrédulos, el Polo democrático sostuvo sus 5 senadores, los verdes aumentaron de 5 a 10 curules y la Lista de la Decencia sacó cuatro senadores. (Datos del periódico ADN. Lunes, 12 de Marzo de 2018)

Cómo se puede ver el balance electoral no es tan precario para los sectores democráticos como lo quisieran presentar los sectores reaccionarios. Es una fracción significativa que entre todos suman el número de los senadores del Centro Democrático de Uribe-Duque, y que aunque no es lo suficientemente grande si permite un campo de maniobra para las alianzas progresistas en la defensa e implementación de los Acuerdos de La Habana, y de las demás reformas  democráticas que está necesitando el país.

Por eso las expectativas que deja palpitando la Semana Mayor tienen que ver con la campaña presidencial que se inicia realmente el 2 de Abril, donde van a ser definitivas las alianzas que se puedan concretar para la primera vuelta, especialmente entre los sectores del campo democrático que apoyaron el Sí, y están dispuestos a defender y desarrollar los Acuerdos de la Habana, y que van a depender en alto grado del manejo de las confrontaciones en televisión que hagan los candidatos presidenciales, además de la publicidad escrita y hablada que va a marcar el ráting con sumas multimillonarias de los grandes conglomerados económicos del país.

En este sentido la derecha de Uribe-Duque ha logrado posicionarse de conformidad con las últimas encuestas como la perspectiva de mayor opción, en relación a Gustavo Petro, candidatos que en forma inteligente aprovecharon la consulta electoral del 11 de marzo para visualizarse ante la opinión pública, dejando atrás con los crespos hechos a Sergio Fajardo, y en el resbaladizo terreno de las vacilaciones a Humberto de La Calle, quien, al igual que el candidato de los verdes, despreció olímpicamente la consulta democrática propuesta oportunamente por Gustavo Petro, que fue dejada de lado por De la Calle y por Fajardo, tratando de desligarse abiertamente con los cambios reales y democráticos de fondo para quedar bien con el establecimiento político, económico y mediático.

No obstante no es prudente que los sectores de la ultraderecha estén cantando victoria en la primera vuelta sobre la base de las últimas encuestas. Hay que recordar las encuestas sobre los resultados del plebiscito del 2 de Octubre: “Según Ipsos, el Sí iba a llegar a 66% y el No, al 34%; para Datexco, el Sí obtendría 55% y el No, 36%, y según Cifras y Conceptos un 62%, frente a un 38% del No. Y todas fallaron.”. Además no podemos olvidar los resultados del Brexi en el Reino Unido y el resultado de Trump en los Estados Unidos.

El caso del candidato presidencial de Colombia Humana es verdaderamente proverbial: exguerrillero del M19, Concejal de Zipaquirá, Representante a la Cámara, Senador de la República y Alcalde de Bogotá,  es por sus propios méritos y esfuerzos un caso paradigmático en el país, que ha estado desde sus orígenes en permanente confrontación con el establecimiento dominante, sin doblegar sus principios ni claudicar en sus propósitos democráticos en favor de un modelo de desarrollo que tenga en cuenta los intereses de las mayorías populares; que se ha hecho a brazo partido, muy distinto a los productos políticos del establecimiento dominante, que ahora fungen como los abanderados “inmaculados” de la “tercera vía”, tratando por todos los medios de quedar bien con Dios y con el Diablo, en una polarización que tratan de disfrazar con mentiras para ocultar el verdadero fondo de la confrontación: la gran polarización entre la democracia avanzada y la democracia restringida; la gran encrucijada entre la paz neoliberal y la paz democrática; el  gran dilema entre una democracia corrupta y paramilitar de criminales y mafiosos, y un Estado moderno para la construcción de la Paz con Justicia Social.

Por eso, a pesar de los obstáculos que la clase dominante le ha venido poniendo en su camino, el candidato presidencial de la Colombia Humana sigue adelante conquistando las voluntades y el afecto de las mayorías, no obstante las dificultades, impedimentos, limitaciones y agresiones personales e institucionales de que ha sido objeto en las ciudades Medellín y Cúcuta;  de las mentiras y los fantasmas creados por la “Gran prensa” para desacreditar su nombre y su proyecto político; a pesar de toda la cizaña del poder dominante, sigue adelante enfrentando con valor la gavilla de la derecha, así como a la tibieza insabora, inodora e incolora de los vacilantes que acuden al expediente de los encantadores de serpientes para paliar la crisis profunda del sistema dominante, en medio de sus vacilaciones irreconciliables.

“Hoy tenemos, en cinco siglos, la oportunidad más cercana en la historia de Colombia de que una persona ajena completamente a quienes siempre han manejado el país, pueda ganar-Si no me matan”, ha dicho Gustavo Petro-(El espectador 30-3-2018) Mientras tanto, continúa y arrecia la arremetida sangrienta contra líderes sociales, exguerrilleros de la Farc y de líderes de la oposición política real. En el 2017 las Naciones Unidas revelaron que 105 defensores de Derechos Humanos fueron ultimados por diferentes grupos delincuenciales, y en el presente año no paran de crecer los asesinatos de luchadores populares en lo que podría ser catalogado como una nueva versión del genocidio de la Unión Patriótica.

Por eso, como lo decía el editorial de El Tiempo de marzo 30 de 2018: “Si algo se requiere, en general, son transformaciones sociales, más sentido humano, más allá de las contingencias partidistas”. Por eso mismo estamos de acuerdo con la Directora Nacional del Partido Centro Democrático, Dra. Nubia Stella Martínez, cuando “invita a que el debate electoral se haga con propuestas y argumentos, no lanzando noticias falsas, mentiras y propaganda sucia. La libertad de opinión no es libertad para mentir, engañar, calumniar o injuriar” (Cartas a El Espectador-30-2018) A Dios rogando y con el mazo dando.

Por eso pienso que pedirle a Petro la renuncia de su candidatura presidencial en aras de allanar el camino para una “Tercería” a la presidencia de la República, con el argumento de que su nombre antes que atajar un Gobierno de la ultraderecha fascista, lo está propiciando, no sólo es pensar con el deseo a estas alturas del paseo, sino que confunde y dispersa la opinión democrática, cuando precisamente desde el principio de la campaña Fajardo-De la Calle se negaron tajantemente a tener nada que ver con el candidato presidencial de la Colombia Humana, quien les propuso una consulta entre los sectores democráticos para elegir un solo candidato a la presidencia de la República en la primera vuelta. Pueda ser que el cafecito “descafeinado” que se tomaron Fajardo-De la Calle y la consulta jurídica al Consejo Nacional Electoral les permita a estas alturas producir resultados positivos para su “Tercera vía” que pretende pontificar por encima del bien y del mal.

Al movimiento democrático le ha nacido un dirigente nacional con un programa que consulta las necesidades más sentidas de los sectores populares, y no es con acuerdos burocráticos en las alturas como se va a resolver el problema de la división en el campo de los defensores de la paz, sino acudiendo a las mayorías desengañadas, dispersas y abstencionistas para que asuman su papel de sujeto político en las transformaciones democráticas del posconflicto armado. Todo indica, por lo menos hasta el día de hoy, que Gustavo Petro llegará a la segunda vuelta, lo que significaría un terremoto político, pues gane o no gane la presidencia, de todos modos habrá creado un movimiento nacional democrático que cambiará la correlación de fuerzas a favor de la apertura democrática, de tal manera que otra será la situación política para adelantar la lucha por la defensa e implementación de los Acuerdos de la Habana, acumulando fuerzas para un Paro Cívico Nacional y para crear las condiciones que hagan posible la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente.

¿Será que todo está consumado desde las elecciones del 11 de marzo? ¿Será que vamos hacia el poder de las tinieblas?

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