La audición se suele perder a medida que avanza la edad y es especialmente común en personas mayores de 65 años, a esta condición se le conoce como presbiacusia. En Colombia, cerca de 500.000 personas tienen limitaciones para escuchar. Además, factores como el excesivo uso de audífonos con volumen alto contribuye a que sean cada vez más personas las que pierden progresivamente este sentido.
Desde hace más de 4 siglos el ser humano se las ha ingeniado para buscar herramientas que le puedan ayudar a escuchar mejor a aquellos a los que se le dificulta. En un principio estas herramientas eran mamotretos inmensos bastantes incomodos de cargar y su eficacia dejaba mucho que desear. Por ejemplo, pasamos por cornetas que amplificaban el sonido e incluso se llegaron a ver anteojos con parlantes en las patas a las que se les conocía como “audigafas”.
Pero con el paso del tiempo estas herramientas en forma de dispositivos han pasado a ser cada vez más sofisticadas y funcionales. No fue sino hasta la década de 1980 cuando comenzamos a ver audífonos con características similares a los que conocemos hoy en día. En estos 40 años han salido al mercado audífonos más pequeños y menos llamativos a la vista.
Ahora, en pleno 2023, la tecnología permite reducir la interferencia, ajustar la ganancia dependiendo del lugar de donde provenga el sonido, diferenciar las frecuencias graves de las agudas y, especialmente, que los dispositivos sean mucho más cómodos de usar.
Actualmente lo más avanzado para pacientes con pérdida de audición tanto conductiva como neurosensorial es AdHear. Se trata de un dispositivo que se implanta afuera de la oreja y que, por medio de vibraciones, amplifica los sonidos para que el paciente los pueda escuchar con normalidad. Es fácil de usar, la batería es duradera y cuenta con tecnología bluetooth que le permite conectarse a dispositivos móviles. Además, estudios han confirmado que es una alternativa eficaz a la cirugía y que es ideal para niños y bebés que tengan la limitación.
Este, al igual que otras tecnologías para mejorar la escucha, tiene la particularidad de que se puede conseguir en diferentes colores. Pasa algo similar a lo que sucede con los brackets, con los que los niños y adolescentes pueden escoger el color del caucho según sus gustos. Ambos son un ejemplo de cómo a un tratamiento médico se le pueden adicionar características que lo hagan más atractivo estéticamente.
Precisamente los brackets representan un trauma para muchos, ya que, más allá del dolor, generan una preocupación sobre el cambio de la imagen. Pero con el pasar de los años hemos aprendido a normalizarlos. De igual manera, anteriormente a las personas con problemas de audición les daba vergüenza utilizar los audífonos u otro tipo de aparatos, pero ahora los llevan con orgullo. Entienden que la presbiacusia es una condición que muchos llegaremos a padecer y los utilizan como si fueran una prenda más de vestir.
Vea también:
Riñones portátiles y artificiales, se acabó la esclavitud de las diálisis
