En Colombia, un alto porcentaje de la población sueña con ser dueña de un yate y capitanearlo durante las vacaciones en el Caribe, o, conducir un deportivo lujoso a través de las irregulares carreteras colombianas. Para no ir tan lejos, hay quienes sueñan con salir de una tienda Louis Vuitton cargados de bolsas de compras, o, con planes de spa en la playa. Y no es que esté mal soñar banalidades, lo verdaderamente deprimente es que está lejos de cumplirse. Sobre todo, si usted es uno de tantos que gana el salario mínimo.
Basta con mirar los resultados de múltiples investigaciones acerca de la desigualdad que se sufre no solo en Colombia sino en el resto del mundo, donde, aunque no lo crean, un 10% de la población mundial tiene el 85% del total de la riqueza.
Un dato desconsolador pero que nos ayuda a aterrizar los sueños de riqueza e indudablemente nos lleva a repetirnos una y otra vez esa pregunta que sale de lo más profundo de nuestro individualismo materialista: ¿cómo lo hacen?, o, ¿por qué ellos pueden y yo no? Y, para no volver el cuento una discusión religiosa o moralista, la respuesta es sencilla, nos la dio el economista francés Thomas Piketty en un libro extenso y riguroso llamado El capital en el siglo XXI.
Un gran porcentaje de la riqueza mundial viene de las herencias. Pues sí, brota de recursos que se han cultivado durante siglos y cada tanto -no mucho, por supuesto- y han venido dando sus frutos. Esto fue antes de que ustedes y yo hubiéramos nacido, así que no hay de qué preocuparse. Los ultramillonarios ya lo eran desde hace mucho tiempo atrás.
Pero, lo más interesante de esta columna es que, al parecer, esa frase: "pobres más pobres y ricos más ricos" es real, ya que la riqueza se reproduce en tasas exponenciales, mientras que, para salir de la pobreza se requieren entre 4 y 5 generaciones, y esto para que una persona escale posiciones en la sociedad. Entre tanto, en Colombia se necesitan en promedio 11 generaciones para abandonar la pobreza.
El DANE en Colombia considera que, si usted vive con 900 mil pesos en promedio mensual y tiene a cargo a 3 personas, está bordeando la línea de la pobreza, es decir, solo le alcanza para lo básico: alimentación, vivienda y salud. Por otro lado, solo para ser dueño de una casa promedio se necesita trabajar y ahorrar durante 30 años, eso es lo máximo a lo que se puede aspirar en mi país, pero si quiero tener un vehículo cualquiera para movilizarme, tengo que ahorrar otros 20 años, eso es prácticamente toda una vida.
Pero ya está, para no quedarnos solo en la queja recurrente aquí, un tip sencillo y no por menos fácil para mejorar las cifras es que los más adinerados contribuyan solo algo más al sistema fiscal. Así los gobiernos pueden invertir esos dividendos en mejorar las coberturas básicas como educación salud y vivienda, claro está, vigilando a los corruptos para que aquellos recursos no se esfumen.
Y bueno, no todo es tan malo, sé que es posible remplazar el timón del BMW por el tubo de Transmilenio, las bolsas de Louis Vuitton por las del supermercado, y qué mejor que la brisa que me pega en la mañana al salir a trabajar, comparable con la de playa, pero sin mar.