La gran alharaca montada desde el Ministerio de Educación Nacional por el programa Ser Pilo Paga no es otra cosa que la mampara montada alrededor del vestido bonito y mediático que le pusieron a la vieja estrategia de desfinanciamiento de Educación Superior Pública Universitaria.
Mientras que Parody anunció que el Gobierno Nacional invertirá durante el 2016 más de doscientos veintisiete mil millones de pesos, por conceptos de matrícula y apoyo de sostenimientos para estos 12.505 jóvenes beneficiados de este programa, los rectores de las 32 universidades públicas de Colombia --organizados en el Sistema Universitario Estatal SUE -- han venido sacando un considerable número de artículos y columnas de opinión sobre el proceso de desfinanciamiento en que hoy se encuentran las universidades públicas del país.
Desde el año 2010, el Sistema Universitario Estatal, SUE, viene advirtiendo sobre el desfinanciamiento de la educación superior en Colombia y en su momento expresó: “El financiamiento de las Universidades Estatales en Colombia tiene un defecto desde su origen; la ley 30 de 1992, que lo causó y modeló, lo hizo de tal manera que a la larga se volvió en contra de los mismos propósitos que lo animaron en su momento” en ese instante el SUE calculo el monto de la desfinanciación de las universidades públicas en alrededor de 12 billones de pesos.
La doble moral del Gobierno Nacional no tiene presentación y sus aparentes argumentos se caen a la hora de asumir la crisis universitaria. Mientras el MEN se gasta 227 mil millones de pesos en el programa Ser Pilo Paga, la viceministra de Educación Superior, Natalia Ariza, le expresó al rector de la Universidad del Tolima, José Herman Muñoz la dificultad financiera del Estado para apoyar las universidades públicas.
Según el rector de la Universidad del Tolima, “lo que nos dijo la viceministra es que junto con nosotros hay varias universidades que están en situaciones similares, incluso sostuvo que el sistema tiene un déficit de 200 mil millones de pesos y que en estos momentos el gobierno no tiene dinero”. No hay derecho a tanto cinismo.
Pero las cosa no paran a ahí, El presupuesto aprobado de la Universidad Industrial de Santander para la vigencia fiscal 2016, es por un valor de trescientos treinta y cinco mil ochocientos setenta y tres millones doscientos cincuenta y dos mil ciento noventa pesos M/cte. ($335.873’252.190), de los cuales el estado aporta ciento cuarenta y ocho mil seiscientos veintiséis millones de pesos ($148.626.000.000), menos del 45% del total del presupuesto de la Universidad, para los más de 21.000 estudiantes matriculados en educación formal de pregrado y postgrado.
Al respecto el economista y excodirector del Banco de la Republica, Salomón Kalmanovitz, escribe sobre los altos costos de Ser Pilo Paga en su columna del diario El Espectador el 26 de marzo del presente año donde llama a replantear el destino de ese dinero para causar mejores impactos en la educación superior colombiana. Según Kalmanovitz, Claudia López manifestó que el costo para el Estado por estudiante de una universidad pública era en promedio de $5’000.000, mientras que en el programa Ser Pilo Paga era de $18 millones, por lo tanto se tendría una cobertura cuatro veces superior, de 40.000 estudiantes más, si esos fondos fueran a las universidades públicas.
Al parecer Ser Pilo Paga en Colombia sí paga pero a las universidades privadas. La Fundación Universidad del Norte recibió la mayor cantidad de estudiantes pilos este año, con 1.176, la Pontificia Universidad Javeriana recibió 1.060 pilos, a la Universidad de La Salle entraron 698, en la Universidad Pontificia Bolivariana se matricularon 687 pilos y a la Universidad de Los Andes ingresaron 667; solo estas cinco universidades privadas desde el 2014 han recaudado por concepto de matrícula de los estudiantes pilos más de doscientos mil millones de pesos ($200.000.000.000), la misma cantidad, que según la viceministra Arias, se necesita para hacer frente a la crisis de las universidades públicas y que aparentemente el Estado no tiene.
El llamado es claro, hay que modificar la ley 30 de 1992, hay que subsanar el déficit presupuestal de las universidades públicas y hay que frenar esa macabra forma de financiar la educación superior vía oferta y no vía demanda, esto implica que los recursos destinados a programas como Ser Pilo Paga ingresen a la base presupuestal de las universidades y no a créditos educativos o becas crédito.
