En medio del auge suscitado recientemente por el Gobierno Nacional (encarnado en el Ministerio de Educación Nacional) y su renombrado programa de becas (o al menos eso dicen que son) "Ser Pilo Paga", auspiciado por un tratamiento cuasi mesiánico que se le ha dado desde los medios de comunicación, al que se le debe agregar finalmente su entrada en el debate público, ya que en algunos grupos de Facebook de las universidades que han acogido una gran cantidad de las personas beneficiarias, se han visto comentarios en los que se asocia a éstas y éstos estudiantes, con palabras que no bajan de "chuzma", "ladrones" y "plebe". Después de todo ese boroló de que si el programa es bueno o no, en mi cabeza sólo rondaba la inquietud se saber si ¿En Colombia ser pilo, verdaderamente paga?
Para responder esta pregunta, vale la pena aclarar que soy un profesional egresado de una universidad pública, y que en esa medida, ser pilo (a pesar de tener uno de los puntajes más bajos de ingreso a mi carrera) nunca fue una posibilidad más grande de cambiar mi vida y de ser la persona que soy hoy. Con base en esto, quise saber ¿A quién le paga esta política pública tan renombrada en los últimos días? Y mi única respuesta fue: A las universidades públicas está claro que no.
No sé si es por cuestiones de marketing, o de capital económico, incluso de la publicidad que se han encargado de dar a las universidades públicas RCN y Caracol en los últimos años, pero de esas 9.678 personas que contaron con la suerte de ganar esa posibilidad de acceso a educación superior, según datos de la página del Ministerio de Educación, entre los siete centros universitarios más "apetecidos" por los y las estudiantes becados(as), se encuentran exclusivamente universidades de índole privada, y más interesante aún, no son preferidas las universidades con más altos estándares de acreditación, si se tiene en cuenta que la de los Andes a duras penas llega a ser la séptima, y ni que hablar de la Universidad Nacional o la Universidad de Antioquia, que ni se encuentran en dicho listado. Lo curioso del asunto es que el gobierno promovía el programa de becas para que las personas favorecidas accedieran a la mejor educación posible, y eso sería en las universidades mejor acreditadas del país (tal y como se puede ver en la página de las becas que cuenta con un link exclusivo para las universidades acreditadas) y no en universidades como La Salle que, sin ánimo de ofender, a duras penas investigan y publican.
A lo anterior, tenemos que incluir el desagradable disgusto de darnos cuenta que las dichosas "becas" no son tal cosa, sino que son (como en su publicidad aparece en letras muy pequeñas) créditos, lo que quiere decir que si las personas no acaban sus carreras, independientemente del motivo, van a tener que pagar la plata que el gobierno "gastó" en su educación. Como para terminar de complicar el panorama de la política, ya se ha tenido información de algunos y algunas estudiantes que han tenido que devolverse a sus lugares de origen ya que el gobierno nunca consignó los dichosos subsidios de manutención en sus cuentas. Con lo dicho no quiero decir que las demás personas beneficiadas no estén disfrutando de comenzar sus vidas universitarias o de tener nuevos espacios de socialización, simplemente aclaro una realidad que está ahí, y que no se puede desconocer.
Pero si la cosa es de disfrute, sin duda alguna, las personas que más están disfrutando de este programa (además de, claro está, las personas beneficiadas) son las universidades privadas, ya que no sólo tienen la financiación indirecta que realiza el Estado con la precarización de la educación pública y las laxas normas para la existencia de una institución de educación superior (si es que así se les puede llamar a algunas) sino que de paso les llenan sus codiciosas manos con más plata proveniente del dinero público, a costa de los dichosos créditos-becas de "Ser pilo, paga". Lo más triste de la historia es que según información de la MANE (con la cual tengo múltiples desacuerdos) el déficit de las universidades públicas es de $12,5 billones de pesos, y las matemáticas simples dicen que sólo esta promoción de créditos-beca costaría alrededor de $2 billones de pesos (incluyendo matrícula y manutención por el tiempo que dure la carrera), que si no me equivoco, equivale a los vacíos presupuestales de la Universidad Nacional. Lo que quiere decir que, con 6 generaciones de dichos créditos-beca, se podría sanear la deuda que el Estado tiene con la educación pública superior del país. Me pregunto ¿No es mejor destinar toda esa platica para brindar educación de calidad y gratuita pública en vez de despilfarrarla en mantener universidades de dudosa calidad? Y con esto no quiero sonar egoísta, porque considero que esas casi diez mil personas deben tener una educación de calidad, pero también la merecen las centenas de miles de personas que estudiaron, estudian y van a seguir estudiando en el sistema público universitario, y que con ese monto, alcanzaría para mucho más de diez mil becas... Sería como darle un respiro a una generación de miles y miles de estudiantes de la universidad pública.
Entonces, Ser Pilo ¿Paga?¡Pues claro que paga! Paga para todas esas empresas que cobran por prestar un derecho fundamental como la educación, porque eso de crear futuro a través del conocimiento últimamente tiene mezclado mucho billete y poca solidaridad. ¡Y evidentemente! Pone a pagar a los chicos y las chicas que, independientemente de las razones, no puedan seguir en sus carreras por x o y motivo. No digo que la idea no le pueda cambiar la vida a quienes se benefician, pero si se tiene en cuenta la tasa de deserción de la educación superior en el país, casi la mitad no van a estar sólo sin carrera, sino que también endeudados por un período bastante largo de tiempo, porque ahora el que es pilo ¡PAGA!, cuando ni los pilos(as) ni los menos pilos(as) deberían preocuparse sólo por estudiar.
Nota: El Saber 11 es una forma ilógica de determinar las capacidades de una persona, cuando los conocimientos son de distintos tipos y tan variados, y no se pueden medir por un examen de opciones cerradas y respuestas múltiples, porque la vida real no funciona de esa forma.
