Desperté por un ruido incesante, por un ruido perturbador, pero ¿era mi estómago alegando una noche sin comer después de un arduo día de estudio y de parciales? No. Eran las incalmables voces de manifestantes alegando por una educación pública, gritando arengas contra el gobierno, contra el MEN, contra el programa Ser Pilo Paga (en adelante SPP). Así que me desperté, decidí escuchar las proliferantes voces llenas de rebeldía, decidí escuchar argumentos que me llevaran a reflexionar si he hecho un mal por ser beneficiario de SPP y elegir una universidad privada. ¿Yo? un joven graduado de colegio público, con educación promedio, profesores "buenos" y profesores "malos" (aunque no me gusta llamarlos "malos", tal vez solo necesiten un incremento de "motivación" para seguir enseñando a un curso sobrepoblado, al fin y al cabo, están forjando el futuro de nuestro país, o eso nos dicen). Crecí en una familia donde las comodidades no me acompañaron mientras yo crecía, sin embargo, nunca, nunca faltó el valor de una buena crítica para entender las distintas maneras de pensar que discrepaban con las mías. Fue hasta ese momento, en el que supe que ya era la hora de cuestionarme si realmente estaba de acuerdo con lo que un mundo de estudiantes gritaba sobre la marcha, en contra de un programa en el que había decidido estar.
Por fin había entendido, el centro de la marcha llena de alegatos, coherentes, y válidos, iban en búsqueda de una inversión que favorezca a las universidades públicas, puesto que con SPP se estaría desvaneciendo el dinero invertido en el lucro de las universidades privadas. No obstante, me detuve a pensar ¿qué problemas tiene SPP y las U. públicas? Decidí ir en búsqueda de una respuesta que lograra satisfacer todas aquellas preguntas que inevitablemente habrían llegado a mi cabeza.
El año pasado habría presentado el examen de la UNAL, el cual pasé satisfactoriamente con 711 puntos, no mucho, pero lo suficiente para empezar la carrera a la cual había aplicado. Decidí ir a mi universidad, visitar el campus y relacionarme con ella, pero me topé con la gran sorpresa de que un edificio se había demolido dadas las pésimas condiciones en las que se encontraba y ponía en peligro la seguridad de los estudiantes. La universidad se estaba cayendo, pero ¿hace cuánto? Lo bastante como para decir que fue SPP la principal causa de su demolimiento. Exacto, el dinero ya estaba, pero el problema fue la corrupción, los dineros destinados a las U. públicas que nunca se ven, de directivas corruptas, incapaces de dar la cara por los estudiantes de la mejor universidad del país. Así que concluí que el principal problema del detrimento de la educación pública era la corrupción, algo obvio para un estudiante que siempre estudió en colegio público. ¿Debería ser obvio? En fin.
¿Entonces SPP es la solución? No. Este programa está focalizado a la población de bajos recursos, quienes, de no ser por su gran interés en una educación de calidad, aun cuando se encontraban en condiciones de hacinamiento en sus colegios públicos, no habrían tenido una educación superior. SPP no es la solución a la educación pública, de acuerdo, pero sí a la mayoría de estudiantes de población vulnerable que necesitan un incremento de oportunidades brindadas por un tercero para poder salir adelante. Infortunadamente, los colados en el sistema dañan el buen nombre de lo que parecía una oportunidad para aquellos que no la tenían (conozca el caso del hijo del concejal Juan Ricardo Quintero). Así que habría reunido dos causas, la corrupción de las U. públicas y los colados en el programa que se bajan el SISBEN para poder hacer parte de él. Pero no me era suficiente, las respuestas que había encontrado no satisfacían mis ganas de argumentos y de críticas a la educación, así que continué.
Si SPP es un programa que focaliza a su población objeto, es decir, aquellos de escasos recursos, la inversión a las U. públicas, si bien no es focalizadora, acoge a una mayor población (dejando en claro que es falso que con 2000 pilos se invierte en 200000 estudiantes en U. pública. El Rector de la Universidad Nacional de Colombia explicó que el costo anual de un estudiante en carreras de pregrado, según cálculos internos, oscila entre 22 millones y 300.000 pesos (Ver fuente 1). Entonces, ¿qué debe pensar? Mi punto es que no estoy de acuerdo con que se desacredite el programa puesto que su finalidad es distinta a la de las U. públicas (ya expliqué que SPP acoge a los de escasos recursos y el dinero a las públicas no focaliza su población y acoge sin distinción de estrato social) y el principal problema radica en el error de no reconocer dicha distinción. Finalmente, decidí acostarme junto a mi computador y escribir tanto como se me permitiese, sin embargo, me encontré con el impedimento de la brevedad, de realizar un artículo con un cierto número de caracteres y no expresar la cantidad de argumentos que tengo para comenzar un debate. Así que, sin desprecio del valor de cada palabra que escribo, considero importante brindar una propuesta de estudio que aporte a un debate concreto, donde se analice la importancia de invertir en la educación pública (incluyendo los colegios y universidades) y apoyar el programa SPP, de erradicar los niveles altísimos de fraude y corrupción en la academia y este tipo de programas, para que así, se pueda dar un debate abierto a la opinión pública con datos y cifras reales.