Si algo tienen que cambiar en la sociedad colombiana es que "Ser Pillo Paga", si de verdad se espera que después de firmado el Acuerdo de La Habana empiece la construcción de un nuevo país. Desde hace un buen tiempo se viene hablando de las crisis recurrentes de los niños colombianos en la Guajira y en el Chocó. Salieron por televisión, que todo el mundo ve, muestras de las miserables raciones que reciben esos pequeños cuando el Estado había asignado montos de recursos públicos para atender estos grupos de población. Obviamente los famosos operadores, modalidad que exige ya una revisión, se estaban literalmente robando esos recursos sin sentir el más mínimo remordimiento y menos aún, asomo de sensibilidad con esta población tan indefensa. Finalmente, los capturaron pero la cabeza de esta organización fue puesta en libertad por errores de procedimiento. El país espera que lo capturen de nuevo y lo castiguen en la cárcel, no en su casa.
Ojalá la justicia local no se arrugue porque sin duda detrás de este tramado del programa de alimentación para menores y estudiantes, hay políticos muy poderosos que siempre se las han arreglado para zafarse de la Ley. Esto no es nuevo y con absoluta seguridad, todos los detenidos y todos los que faltan tienen mucho dinero porque han venido robando al Estado y sacrificando niños por muchos años. Hasta ahora les había funcionado la premisa de que era fácil enriquecerse con la plata de todos los colombianos.
Pero quedan muchas denuncias, no solamente en el tema de los programas de alimentación, que no han terminado en sanciones después de ser revelados por los medios de comunicación. Tal es el caso de Córdoba, del Atlántico, y en muchísimos más departamentos no solo de la Región Caribe sino de todo el país. Ya que la justicia empezó, que continúe y no se enrede en los ámbitos locales. Ahí es donde la Procuraduría y demás entes de control a nivel nacional tienen que ejercer su poder.
Es fundamental derrumbar la idea de que "Ser Pillo Paga" que hasta ahora aun con los esfuerzos de la justicia sigue vivo. Se ratifica que esta sociedad tan desigual hasta en los delitos opera esta brecha entre ricos y pobres. Mientras al ciudadano del común cuando los castigan con la cárcel por sus fechorías, termina hacinado, y frente a un irrespeto total de sus derechos mínimos, los bandidos estrato 6 trasladan sus estatus privilegiado a los sitios de detención y muchos se las arreglan para cumplir su condena en su casa.
Es imposible construir país sin violencia
con una sociedad
donde los pillos se salen con la suya
El lema de Ser Pillo Paga no puede ser la nueva versión del 'vivo' que tanta aceptación ha tenido en la sociedad colombiana. Es imposible construir país sin violencia con una sociedad donde los pillos se salen con la suya. No se trata solo de la labor de la justicia, que sigue lenta pero parece que llega. Es fundamental reemplazar este lema por la sanción social para todos aquellos que se enriquecen por fuera de la ley. Con mucha más razón si este enriquecimiento ilícito sacrifica la vida de las personas que lo requieren y peor aún sin son los niños las víctimas.
Se ha perdido en Colombia este rechazo de la sociedad frente a la corrupción que en muchos países para el que delinque constituye una pena tan dura como la cárcel. Este es uno de los perversos legados que nos ha dejado el narcotráfico que impuso como parámetro de éxito, la moda de enriquecerse mucho y rápido. Y de paso, la moda de los operadores para que ejecuten programas sociales requiere urgentemente una revisión. Obviamente debe haber algunos excelentes, pero también dentro de ellos se encuentra algunos que operan bajo el lema de "Ser Pillo Paga." Que la evaluación de esta modalidad de operadores no se dé cuando sea demasiado tarde. No solo es costosa en términos financieros sino que puede causar daños irreparables si no tiene la transparencia necesaria. Que queden los buenos y salgan los inescrupulosos. Y se acabe el lema de: “Ser Pillo Paga".
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