"Ser negro no es cuestión de color"

"Ser negro no es cuestión de color"

Jefferson Montaño entrevistó a Harrison Cuero, defensor comunitario de Buenaventura y esto fue lo que encontró

Por: Jefferson Montaño
agosto 01, 2016
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

La semana pasada le hice una entrevista a Harrison Cuero, defensor Comunitario de Buenaventura. La entrevista fue hecha para una revista independiente de Latinoamérica en la que me dieron  la oportunidad de escribir y donde me pidieron una nota para su sección de “Charla con…”. Querían una charla con alguien interesante y les dije que aquí lo que había era gente interesante.

A Harrison lo conocí por casualidad y me llamó la atención la historia que tenía en el Movimiento Negro. Él tiene 33 años y es de Guapi, Cauca.  “Una vez me reuní en una Escuela con unos muchachos de Buenaventura, para hablar sobre el tema ambiental. Nos invitaban a organizarnos. Para mí fue la primera vez que veía a otro joven negro tomando posiciones de construcción”.

Esa fue la primera inspiración. Después vendría el seminarista Estiwar. Un seminarista interesado en los temas ambientales y que invitó a los muchachos de la escuela de Harrison para hacer una organización que concientizara a la gente sobre los efectos de las empresas mineras en la región.

”Había un tema minero en Timbiquí. Allí se metió una empresa rusa con retroexcavadoras. Y resultó que se tiró el rio, la gente perdió sus cultivos, el impacto socioeconómico fue grande. Eso no queríamos que pasara en Guapi”, me cuenta. Así que el tema lo inspiró para meterse en la organización ambiental de jóvenes donde poco a poco se fué dando cuenta de que tenía habilidades de líder. Que la gente lo escuchaba. Y que además le apasionaba el tema ambiental.

Para ese entonces, el municipio de Guapi en los noventas, tenía unos 2 mil habitantes. Todos se conocían. A mí siempre me ha gustado el estudio. Mi mamá es ama de casa y siempre nos inculcó el estudio. Mi papá, por su lado, no sabía leer ni escribir muy bien. Escribía lo que necesitaba para llenar las plantillas que le entregaban para llevar el control de los alimentos que preparaba. Pero viajó por todo el país como Chef y Operador de Sísmica quien conoce de muchas cosas, de muchas regiones. Él me pedía que le leyera el periódico cuando llegaba. Después de su experiencia en las compañías de Sísmica y el no haberse graduado de bachiller, ha sido parNegroa él su gran lamento.

En mi clase éramos dos alumnos negros de Latinoamérica. Los demás eran, no sé cómo se definirían ellos. Algunos dirán que mestizos, otros quizás piensan que blancos. No había indígenas. Lo cierto es que fue ahí que me empecé a dar cuenta de que los dos hablábamos diferente, nos movíamos diferentes, sentíamos la música diferente. Nos tocó muy duro porque estudiábamos para nivelarnos, ni siquiera para adelantar. Teníamos que alcanzar a los demás”. La vida en CUBA, no fue fácil al inicio. Se formaron grupos, y los dos negros del Pacífico colombiano, naturalmente fueron encajados en uno (ojo: no está mal decir “negro”, se autodenomina negro y no tiene connotación negativa, la connotación negativa está en el racismo sistemático que hace que palabras como “negro” puedan ser ofensivas).

“Además, imagínate coger un negro de los ríos que está acostumbrado a comer pescado hasta para el desayuno y ponerlo a comer una sopa de maíz – resultó en que yo no tenía muchas ganas de comer y bajé de peso”.

Empezó a notar muchas diferencias con “el otro” – aún siendo del mismo país.

Ser negro no es cuestión de color de piel. Hay muchos elementos. Son costumbres, comportamientos, cómo realizamos las actividades diarias. El río por ejemplo es el eje articulador de la vida. Saber pescar y leer las temporadas de pesca es algo básico. Además la pesca varía dependiendo de  donde estás en el río. El que está en el nacimiento come unos tipos de peces, a medio rio otros, y en la desembocadura otros. Y así también varían los condimentos.  Además somos muy orales. Casi no leemos. En la escuela nos cuesta mucho esa parte de leer y escribir, pero en cambio tenemos una memoria increíble, porque nos cuentan cuentos que van oralmente de generación en generación, hay cuentos antiquísimos. Pero la educación en la sociedad está adaptada al modo de aprender occidental.

Entonces hay más focus en leer y escribir que por ejemplo en saber contar oralmente. Somos muy gestuales también. Hablamos con todo el cuerpo. Y la música es esencial. No es sólo escucharla o bailarla. Es sentirla”. Harrison me cuenta que hay un libro llamado “Tío Guachupé” que recopila varios de esos cuentos antiquísimos que los niños del Pacífico colombiano escuchan para aprender sobre la vida. Y que se aprenden de memoria. Mientras a unos nos leyeron, a otros les contaron. ”Cuando vos sacas a un negro de su región deja de ser negro. Tiene que tener una conciencia mucho más profunda para no dejar de serlo. Pero normalmente deja de serlo”- me dice. Y de qué forma, le pregunto? No es así que quizás como vos se da cuenta de que es negro? ”Sí, pero el racismo tan profundo en la sociedad dice que ser negro es FEO. Al negro que sale de su zona le van a decir que habla FEO, que camina FEO. Y va a tratar de “corregir” todo eso. Va a querer ser blanco. Hay todo un estudio sobre eso. Por ejemplo hay población negra en el Caribe, pero allá muchos quieren llamarse mulatos, o no sé qué, que son de todo menos negro. Allá es distinto que en el Pacífico, donde hemos conservado más los elementos de la cultura negra”.

¿Y cómo es el racismo en Colombia pregunto? Y la respuesta es contundente: “Es un racismo institucional, viene desde arriba, desde el Estado y permea a toda la sociedad. No es como en EE.UU., que fue frentero, aquí no le prohíben al negro ir a tal parte tan de frente. Si vos no vas a la Universidad es porque sos pobre, no porque sos negro. Pero vaya y mire a ver cuántos pobres negros hay en relación al resto del país”. Yo averigüe: el 72 % de los Afrocolombianos se encuentran en los estratos socioeconómicos más bajos del país. Y tienen las peores cifras en cuanto a esperanza de vida, mortalidad infantil y nivel de educación Profesional. Esto es un tema que heredamos de la colonización.

Cuando se abolió la colonización en 1851 no se difundió su contenido y por tanto no se hizo efectiva hasta mucho más tarde. Esa ley de abolición le daba además una indemnización al amo por su mano de obra perdida, pero nada al esclavo por su tiempo como esclavo. Para muchos la única opción era quedarse con el amo”.
Después  me habla de sus propias reflexiones sobre la esclavitud”: Yo creo que los negros como grupo tenemos problemas psicológicos derivados de todo ese periodo. El español formuló leyes para no usar a los indígenas en trabajos pesados por que ya estaban cerca a su inminente exterminio.

Se permitieron los resguardos y que hablaran su lengua. Al negro no. El negro no era un humano en sus ojos, era una máquina sin derecho a su lengua, a su religión, a su familia, a nada. Se trató de deshumanizar al negro y en muchos casos lo lograron. Si te pones a ver, a los judíos se les trabajó psicológicamente después de 6-7 años de holocausto. Pero al negro después de 4 siglos de esclavitud no se investigó en qué estado psicológico dejábamos a estas personas”. Por eso también resulta más difícil organizar a los negros de la misma forma que se han organizado los indígenas.  Organizar negros es todo un cuento. Todos quieren ser líderes. Yo veo eso como una muestra de falta de auto-confianza.

“Además está la desconfianza. Siempre creemos que hay alguien que es sapo. Que nos va a traicionar. Herencia de cuando el español compraba un negro para que lo mantuviera informado de posibles revueltas y escapadas”.

En su trabajo como defensor comunitario en Buenaventura nota además que la mayoría de personas que se acercan con quejas como que el Hospital no los quiere atender aún presentando el carnet de desplazados, llegan pidiendo favores. “Yo les tengo que recalcar que no me están pidiendo un favor de que interceda, sino es un derecho que tienen. Además que no es un favor que el Hospital los atienda, sino un derecho”. Lo cierto hoy es que los afrodescendientes colombianos van a tener que buscar una forma de organizarse. Y lo antes posible, para bien de todo el país. Sus territorios están en acecho constante por parte de las transnacionales. “En la constitución de 1991 se dice que somos un País pluriétnico y multicultural.

En la Ley 70 de 1993 se sostiene que los territorios  negros son de propiedad colectiva de este grupo étnico y les reconoce derechos sobre estos territorios, aunque parte de que los territorios son “baldíos” pero que por nexos históricos les corresponden a los negros”. Pero el Estado colombiano es demasiado formal. “Aquí firmamos todo y tenemos leyes para lo uno y lo otro y después no se cumplen. Por eso tenemos el tema del desplazamiento.

El Estado ha firmado concesiones donde no debe, entran empresas al territorio y sacan a la gente. Todo esto sin el mecanismo de Consulta Previa establecido en el convenio 169 de la OIT y que también firmamos. La Consulta Previa debe hacerse con una comunidad informada. Pero aquí se hacen miles de consultas con presiones, a una comunidad no informada y a veces ni siquiera en su mismo territorio”.

Lo cierto es que nuestros afrodescendientes han sido duramente afectados por el desplazamiento y el reclutamiento forzado por actores ilegales. -”Somos además el principal contingente para la fuerza pública. Los indígenas pueden aludir que son indígenas y pertenecer a una minoría étnica. Los negros tienen que hacer el servicio militar. No hay de otra”. En Buenaventura el futuro de los jóvenes no se ve muy bién. “Allá la opción de un joven varón es: 1.- meterse a la fuerza pública 2.- A la guerrilla o a los paras 3.- A las pandillas. Si se hace un estudio hoy de jóvenes, van a encontrar que la mayoría o están en la cárcel, o están siendo judicializados, o están desplazados, o en las filas o muertos.

Para la mujer joven hay dos destinos: la prostitución o ser botín de guerra. Y de pronto un tercero: convertirse en una guerrera de esas que tenemos, que luchan para salir adelante con sus hijos, haciendo lo mejor que pueden. Si hay un tesoro que tenemos los negros son nuestras mujeres. Que braveza la de esas mujeres…

Es así amigos, como quiero llevar al Cine, esta historia basada en hechos reales sobre la muerte de mi hermano menor a cauca de la intolerancia y las leyes que están para acallar a los de abajo. Esta historia continuará.

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