“En mi comunidad se nos enseña que la dignidad no tiene precio, que resistir no es aguantar y a amar y valorar el territorio como espacio de vida”— Francia Márquez.
La vida de Francia Márquez como la de toda mujer, afro y rural en Colombia no ha sido fácil, sus luchas han girado en torno a defender su río o mejor su territorio, para ello con su comunidad se ha enfrentado a una multinacional minera, a paramilitares, a instancias gubernamentales, a juzgados y mineros ilegales, pero también al machismo, al racismo y al abandono estatal. El río que ha defendido toda la vida y que cuando niña con su mamá le gusta ver como se reflejaba en él la luna llena, es el río Ovejas, en el corregimiento de La Toma, en Suárez, norte del Cauca.
En 1983 Francia Márquez hizo resistencia para detener el desvío del río Ovejas para alimentar la represa Salvajina, hecho que afectaría pescadores y agricultores. Años después, en 2001 luego de la masacre paramilitar del Naya los territorios afro de comunidades del norte del Cauca fueron concedidos con un título minero a Anglo Gold Ashanti para extraer oro. La comunidad reclamó derecho a las consultas previas así como a la propiedad colectiva de los territorios. Un juzgado de Popayán extrañamente declaró a la comunidad afro “perturbadores de mala fe” y ordenó el desalojo sus propios territorios. Ahí comenzó otra lucha de Francia Márquez, lucha que esta vez ganó en la Corte Constitucional que amparó los derechos de la comunidad.
"Nos declararon que éramos perturbadores de mala fe...
Cuatrocientos años aportándoles a la construcción de este país y ¿somos perturbadores de mala fe?"@MsBJPeart @P_Cultural @BeatrizDavyt @LukumiFundacion @FUNAFROVIDA @afropunk @Afrofeminas @AfrolatinProjec pic.twitter.com/Yc66xnX5vs
— Fundación ACUA (@FundacionACUA) 24 de abril de 2018
Dos décadas después vino la más importante lucha de Francia Márquez y la comunidad, contra los mineros ilegales que llegaron contaminar y destruir el río Ovejas. Como una plaga llegaron con decenas de retroexcavadoras, deforestaron, abrieron pozos, usaron mercurio, afectaron ecosistemas, desplazaron pescadores agricultores y mineros tradicionales. Al oponerse Francia fue amenazada y desplazada hacia Cali con sus hijos, “tiene que irse de aquí porque la van a matar”, le dijeron.
Francia comenzó a vivir una triste etapa de su vida como desplazada en Cali junto con sus hijos, pero el amor por su territorio, por su río, los campos y su gente, la hizo regresar. Emprendió una marcha que fue conocida como “La marcha de los turbantes”. 70 mujeres recorrieron 350 kilómetros desde las montañas del Cauca hasta Bogotá donde lograron llamar la atención sobre la devastación ambiental que estaba causando la minería ilegal. Gracias a este trabajo en 2015 el gobierno creó un grupo de trabajo nacional sobre minería ilegal y como resultado directo del trabajo de Francia, todas las operaciones mineras ilegales en La Toma cesaron. La comunidad de La Toma ganó de nuevo esta vez a los mineros ilegales y a sus bandas armadas.
Para entender la heroica historia de Francia Márquez hay que comprender lo que para las comunidades rurales afro significa el territorio. ¿Por qué esta valiente mujer y su comunidad se han enfrentado a distintos actores legales e ilegales aún a riesgo de su propia vida? Cuando hablamos de territorio no nos referimos solamente a la tierra (aunque esta sí es su ámbito contenedor), cuando hablamos de territorio hacemos alusión al acervo cultural e histórico acumulado a los largo de siglos que las comunidades construyen y recrean, y que se refleja en sus saberes, gastronomías, música, danzas, lenguas, religiosidades entre otros.
Podríamos decir que el territorio y la comunidad están íntegramente ligados. El territorio genera tanta pertenencia a las comunidades que para ellos es la vida misma, perder el territorio es dejar de ser quien se es, es morir un poco. La defensa del territorio ha sido la lucha de Francia Márquez y también de todas las comunidades rurales del Pacífico, por ello es tan importante el reconocimiento internacional recibido.
Este el discurso de @FranciaMarquezM un mensaje emotivo donde invita amar y valorar el territorio. pic.twitter.com/Aw3tLnWvEk
— Fundación ACUA (@FundacionACUA) 24 de abril de 2018
Ver a Francia Márquez recibiendo el Goldman Evironmental en Washignton y ser reconocida por como una de las grandes lideresas ambientales del mundo es un acto de justicia con una mujer, con la comunidad de La Toma y del Norte del Cauca, con las víctimas del conflicto y con todas las comunidades afro de Colombia que llevan siglos de resistencia cultural y territorial para no desaparecer.
La Fundación ACUA expresa su satisfacción y alegría por el reconocimiento a Francia Márquez. Luego de una década trabajando en equipo con comunidades afro de Colombia, Ecuador, Perú y Brasil, sabemos que para la afrocolombianidad este logro significa ser un poco menos invisibles y es un aliciente para seguir trabajando en la preservación de su cultura y sus territorios.