Se estima que en Colombia existen más de 35 mil modelos webcam, pero este número día a día se incrementa; personas con orientación sexual diversa viven esta experiencia laboral, ¿pero será que ganan lo suficiente como modelos webcam?, ¿están conformes recibiendo un salario mínimo?
Se le preguntó a Brenda, Angie y a un joven modelo a quien llamaremos Sebastián para proteger su identidad sobre cómo se introdujeron a esta nueva forma de trabajo, cuál fue la reacción de sus familias —¿los apoyaron?— y cómo les ha cambiado la vida. Ellos manifestaron que fue un proceso bastante complejo que han ido regulando con el tiempo.
Angie es una joven de 22 años que lleva seis años en el mundo virtual para adultos como modelo webcam, es conocida como Ann Coleman, una mujer independiente que actualmente se encuentra estudiando psicología.
Por otro lado, Brenda es una mujer transexual que lleva año y medio trabajando como modelo webcam. Inició en este mundo con expectativas de superarse económicamente, con la esperanza de tener su propio salón de belleza, ayudar a su familia, estudiar y en un futuro próximo, vivir fuera del país.
Así mismo, Sebastián manifestó que en muchas ocasiones los objetos sexuales los que generan más morbo y créditos dentro de la plataforma. En el medio se ha desarrollado muy bien y ha tenido una buena acogida por los usuarios. Por motivos familiares no maneja el tema de manera pública pero se está proyectando para continuar en ese camino que hoy por hoy le sigue dando estabilidad económica; ya cumplirá un año siendo modelo webcam.
Durante la entrevista los tres modelos dieron a conocer que lo más bizarro que han hecho durante sus encuentros con los clientes mediados por una computadora es vomitar, orinar, jugar con tacones, introducirse dildos o consoladores todo con el objetivo de conservar y fidelizar a los usuarios y así aumentar créditos.
Cabe aclarar que hay normas que les prohíben hacer ciertos actos sexuales y ellos como modelos deben poner sus límites.
Angie, Brenda y Sebastián tienen su proyecto de vida, todos saben en qué invertir el dinero que están ganando en estas plataformas de entretenimiento para adulto y tienen claridad frente a que en algún momento saldrán de la industria, pero por ahora continuarán ejerciendo con actitud, mucho profesionalismo y aprovechando su cuerpo como herramienta de trabajo para sus ingresos semanales o quincenales, conservando a su público satisfecho y conectándose frecuentemente en sus horarios.
No hay que negar que frente a este tema existe cierto tabú al interior de la sociedad, pues son jóvenes enseñando su cuerpo en plataformas web, que corren riesgos como ser grabados y que sus videos se filtren por internet, pero son conscientes de ello.